Así que nos sentamos (frente a la corriente), la espalda apoyada en un abedul, con las Meditaciones de Marco Aurelio en las manos -"de mis próximos recibí o aprendí estas cosas"- y abrimos al azar:
"Hay muchos granos de incienso en el mismo altar. Uno se consumió primero, otro después: carece de importancia".
"No andes perdido. Ante los impulsos sé justo y ante cualquier imaginación mantén tu capacidad de comprender".
"Extranjero en el mundo es tanto quien no conoce lo que hay en él como quien no conoce lo que pasa. Fugitivo el que huye de la ley de la ciudad; ciego el que tiene cerrados los ojos de la inteligencia; mendigo el que necesita del otro y no se basta a sí mismo".
"Abandónate gustoso a Cloto, la Parca que urde el destino. Déjala que teja tu vida como ella quiera".
Dichosos días otoñales.
[Hoy nos quedamos con Murillo].
Nada mejor que ser un fugitivo y escaparse de la ciudad y de sus leyes si se tercia.
ResponderEliminarY descansar por unos momentos, Esther, ya lo creo.
ResponderEliminarEso de abandonarse a Cloto suena a pedir el rescate. Este Marco Aurelio ya era eurocomunitario.
ResponderEliminarBueno, ebge, trataba de resistir a la Merkel, pero...
ResponderEliminar