Colección Roman ‒romance es término que continuamos utilizando desde que Chrétien de
Troyes escribiera en el siglo XII Erec y
Enide, la primera novela‒ nos trae estos años textos desconocidos en
España, entre ellos la novela Dulce hogar
de Dorothy Canfield Fisher (1879-1958), que en su momento pugnara por el
Pulitzer, escritora que ya en su tiempo podía considerarse tradicional,
literariamente, aunque no lo era en los asuntos que planteaba.
Ciertamente, otras obras de esos años eran
vanguardistas en su desarrollo global ‒véase Ulises o a Clarice Lispector‒, y el texto que comentamos no lo es,
pero tampoco queda ajeno totalmente a ello, según puede verse, por ejemplo, en
la práctica de los monólogos interiores de varios de sus personajes. Tampoco es
una novela pura del siglo XIX, si reparamos en que no le interesa la acción por
la acción, sino que corta continuamente los capítulos para dar paso a diferentes
perspectivas.
Y, además de una prosa cuidada y un dominio notable
del ritmo, tiene un mérito añadido: plantea, en 1924, la inversión de papeles
sociales en la familia; la mujer es la que sale a trabajar mientras el hombre
se queda en casa y atiende a los hijos y las faenas de domicilio, armonizando
con las aptitudes de cada cual. De paso, critica el consumismo (a través del
trabajo en unos grandes almacenes) y la manipulación que supone de los hábitos
que incitan e ello. Al tiempo que subyacen asuntos en boga, tal la eugenesia ‒«a
este tipo de hombres no deberían permitirles tener hijos»‒, la utopía social ‒«por
lo mismo que no sería esclavo, ¡nunca sería amo!»‒ o la educación de la
infancia.
Lo de las formas literarias tiene su enjundia, pero, en este caso, no es fácil dilucidarlo un siglo después.
ResponderEliminarSaludos.
Ya, Anónimo, pero merece la pena detenerse en ello mientras leemos, ¿no crees?
EliminarSaludos.
Tiene mérito que en 1924 ya planteara ese cambio de papeles, imagino que no debía gustar mucho en su época aunque también ahora a algunos no les gustaría mucho.
ResponderEliminarBesos Ignacio
Sí que tiene mérito, Conxita, aunque hay que tener en cuenta que ya había obras en EE. UU. que reivindicaban el cambio de roles, como la novela utópica feminista de 1915 "Herland" (aquí traducida como "Dellas") de Charlotte Perkins Gilman, autora recomendable.
ResponderEliminarBesos.
Gracias Ignacio siempre aprendo contigo. Buscaré Dellas.
EliminarBesos
No hay de qué, Conxita.
EliminarBesos.