14º El saber no ocupa lugar
Comenzamos el relato en una biblioteca, con lo cual la autora ya se ha ganado un punto. Las bibliotecas siempren esconden cierto misterio. Son muchos los autores que se han servido de ellas para desenmascarar la trama de sus novelas. Pero este es un caso especial, nuestro protagonista enciende la radio (no quiero ni pensarlo, sólo con el móvil se me ponen los pelos de punta, como venga uno con la radio....)
Me quedo con el final, yo quiero libros así en mi biblioteca, es la solución a todos los problemas, sino fuera porque acabaría con nuestro anecdotario, ahora mismo me ponía a buscar uno por la red.
15º En algún lugar de mis sueños
Este estremecedor relato, nos llena de angustia buscando la felicidad, un ser inadaptado a la sociedad que está buscando su lugar para ser feliz.
A veces la añoranza y los sueños de grandes cosas, nos crean una niebla delante que no nos deja disfrutar del día a día, pequeñas cosas que sin darnos cuenta nos hacen felices, pero hoy en día parece que todos tenemos que hacer grandes cosas, viajes alrededor del mundo, acontecimientos importantes, cenas, ágapes, grandes coches..., igual es que es el camino equivocado y por ahí no está la felicidad.
La felicidad está todo el tiempo con nosotros pero a veces no sabemos disfrutarla, pequeños placeres como disfrutar de Vampiros a la sombra de un árbol o en la orilla del mar. Aun estas a tiempo, envíanos un mensaje, pídenos el libro y únete a nuestras lecturas de verano.




Enviudado a los 40, vivió en hoteles y no ha dejado un archivo documental (la mayor parte de su discografía la regaló a un taxista amigo), a pesar de que su discografía y obra literaria es amplia. Se estaba quedando invidente.
No hace mucho que leíamos un artículo sobre las escuelas de arte en Iraq. Está incrementándose sensiblemente la matriculación en las mismas, pero las autoridades encuentran la manera de castigar a quienes reflejan en sus cuadros la realidad dolorosa de cada día. En los concursos oficiales, los premios se los llevan quienes evocan playas paradisíacas o figuras ancestrales. Quieren que se 

»Las cinco salieron hacia la noche... La Bibliotecaria −satisfecha la apuesta− volvía al amanecer, aporreando los guijarros de la senda, con la Balada de la yegüa ausente en los labios: