Cierro los ojos y veo el mar. No otra imagen se me representa del paraíso en los días pesarosos. La luna en su desdibujado recorrido de día. Las olas llegando despiertas hasta las rocas donde me siento. Unos niños correteando, ahí a la derecha, en la naciente arena que se expande hasta la colina. La ropa tendida en la ladera, moviéndose al vaivén de los cuidados que le lleva el viento después de arrebatármelos. En estas épocas leo a Ralph Waldo Emerson (1803-1882), el filósofo y poeta naturalista que dijera que «la verdad es más hermosa que el fingimiento del amor». Sus Hombres simbólicos (el Poeta, el Escéptico, el Escritor, el Hombre de mundo…), su Diario íntimo, sus Poemas.
El Pasado
La deuda está saldada,
El veredicto dicho,
Las furias aplacadas,
La peste está detenida.
Los destinos hechos;
Gira la llave y traba la puerta,
Dulce es la muerte para siempre.
Ni elevadas esperanzas, ni antiguos disgustos,
Ni odios mortales, pueden entrar.
Todo está ahora seguro e inalterable;
Ni los dioses pueden sacudir el Pasado;
Moscas - a la puerta adamantina
Clausurada para siempre.
Nadie puede volver allí,-
Ni un ladrón muy atildado,
Ni Satán con un truco espléndido
Puede filtrarse por la ventana, fisura o agujero,
Para anudar o desatar, agregar lo que faltaba,
Insertar una página, fraguar un nombre,
Mejorar o terminar lo que está cerrado,
Alterar o enmendar un hecho eterno.
Cierro los ojos.
Me gusta pensar que el pasado es un pasillo sin puertas. De él pueden venir corrientes de aire helado o dichoso, incluso pueden transitarlo fantasmas que interfieren en nuestro presente y condicionan el futuro.
ResponderEliminarBueno, ebge, tal vez el pasado es un pasillo con filtros.
ResponderEliminarEn el mar encuentran su fin muchos poetas. Es muy simbólico y triste, pero también muy hermoso.
ResponderEliminarFeliz Año, esther, con hermosura.
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