viernes, 26 de abril de 2013

Camelias contra el frío

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En una de las entradas del barrio, la más cercana al río, viven dos pequeños camelios, ese arbolillo que nos trajera el misionero y botánico Kamel de Filipinas. Los plantaron hace apenas cuatro años, cuando remodelaron la zona de Punta Brava. Derribaron las viejas casas, construyeron otras de mayor altura, con cubos miradores invadiendo las calles, ahuyentando las estrellas, que hacen de paraguas en días de lluvia, y acotaron las aceras. En un pequeño triángulo sin utilidad aparente, pusieron un par de bancos, dos camelios y, hace no mucho, una estatua de tamaño humano simulando la lechera con su pareja de cántaras y sus dos cuartillos, a la que se acercan quienes caminan la ruta de Santiago para hacerse fotografías.

Desde hace unos días sus ramas están cubiertas de flores. Cada mañana, en el rápido camino hacia el trabajo, iluminan mi mirada, espabilando mi atención de los pesares que restan de la somnolienta noche. Mi cuerpo recibe la luz de esos pétalos ‒unos rosados y otros blancos‒ y los envuelve al pasar con una sonrisa de complicidad y asombro. Seguramente por no ser la entrada natural desde el centro de la ciudad, estos pequeños árboles han resistido los vandálicos desahogos de las cuadrillas que regresan al barrio de madrugada los fines de semana.


Durante meses, soy lluvia y sol vivificando sus ramas, tronco y raíces, todo por que suceda el fugaz roce mañanero de unos días de abril.

lunes, 22 de abril de 2013

Lo que hacen los libros

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Al despertar esta mañana me sentía algo abatido. No sé. Era de esas veces que te entra una molesta desazón que atenta contra tu autoestima porque llega una fecha señalada y no sabes qué poner en la bitácora. "Tiene que ser algo impactante", te dices, "de eso que quien lo lea quede con honda impresión, que diga: ¡vaya acierto!". Pero no se me ocurría nada. Así que, después del café, he decidido recurrir al típico Un rey en Nueva York, del harto conocido Chaplin, en cuya cinta el papel del niño anarquista (individualista) queda en manos de su hijo Michael.


Dichosa compra con el 10% de descuento. Salud.

miércoles, 17 de abril de 2013

¡Descarriadas! (Los Documentos)

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  “Nos han abandonado aquí, en este planeta regido por unos cabrones mentirosos de capacidad cerebral modesta, sin sentido, sin un ápice de buenas intenciones” (W. Burroughs, Diarios, 1997)
El siglo diecinueve afianza la revolución industrial, creando en las ciudades bolsas de pobreza e insalubridad. Cierto que nos proporciona el descubrimiento de la dignidad humana en una parte de esta población, que va creando organizaciones para reivindicarse ‒”¿A dónde han llegado hoy?”, nos preguntamos‒. Un segmento especialmente castigado es el de las mujeres que se ven solas o abandonadas o incapaces de mantener a la familia, en cuyo caso pueden optar por vías fáciles de conseguir dinero o mendigar por las calles, ofendiendo la vista de la gente bien situada e, incluso, alterando el orden público. Ante ello se posicionan instituciones de caridad, tanto privada como oficial. El libro de Carmen Delgado Viñas, Clase obrera, burguesía y conflicto social, nos da una idea del panorama de Burgos en estos años, lo que puede trasladarse a la mayoría de ciudades de España.

De iniciativa pública es la Casa de Grávidas, fundada por el Ayuntamiento en 1819, instalada en el Monasterio de San Juan, para “acoger solteras encinta, asistirlas con el mayor esmero, evitando su deshonra y los infanticidios a que suele dar lugar la ocultación de las faltas”. Da paso a las casas de maternidad (y no solo para solteras), dando lugar a la creación de un cuerpo de matronas y una Casa de Maternidad (1929) con funciones de hospital (ya para mujeres de la clase obrera).

En la caridad privada, la institución más antigua es el Colegio de las Desamparadas o Instituto de la Juventud Femenina Difícil, dirigido por las Señoras Religiosas Adoratrices del Santísimo Sacramento y Esclavas de la Caridad, de la duquesa de Jorbalán, fundado en 1862 y establecido al año siguiente en una casa de la calle Fernán González, para  «acoger gratuitamente a las jóvenes extraviadas y a las que estén en inminente peligro de perderse, educarlas en la religión, sana moral y labores propias de su sexo». Con destino a servir a las grandes casas (en alguna de las cuales terminarán grávidas). Similar función cumplía el Instituto de las Siervas de María Inmaculada, también conocido como Asilo del Servicio Doméstico, instituido como Casa Refugio para muchachas huérfanas con objeto de educarlas e instruirlas para sirvientas.
Mezcla de privada y pública es la iniciativa de la Gota de Leche, que se instituye en 1907.

viernes, 12 de abril de 2013

Escraches. (Para José Luis Sampedro)

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 “Nuestro tiempo es, para mí, una época de barbarie total”. “Hay dos tipos de economistas: los que hacen más ricos a los ricos y los que tratamos de hacer menos pobres a los que menos tienen”. (José Luis Sampedro. In memoriam)
Cuando, hace años, la Bibliotecaria me dijo que deberíamos confeccionar una biblioteca de libros digitales, lo primero que se me ocurrió comentarle es que teníamos que incluir los de Gene Sharp. Así que fuimos guardando en marcadores, en favoritos, en nuestra cuenta de delicious, al tiempo que bajando a nuestro libro electrónico, escogidos títulos de la No Violencia ‒De la dictadura a la democracia; La lucha política noviolenta. Criterios y métodos‒, que tiene alojados y traducidos en la sede web de la Institución Albert Einstein, dedicada a estos menesteres. Algunos de ellos, clásicos, como los citados, y otros menos conocidos: La relevancia de Gandhi en el mundo moderno; El poder de la fe.

No tiene justificación (en un sistema democrático) perseguir a nadie a su domicilio. Pero tampoco la tiene el que un sistema (corrupto) cargue sus desajustes sobre la gente más débil, apoyado precisamente en quienes la representan. Para protestar y cambiar las reglas del juego, Sharp muestra una serie de acciones no violentas, que recopila de diferentes épocas y lugares, exponiéndolas en La lucha política noviolenta, una obra que se compone de tres volúmenes en la versión inglesa y que es resumida, en español, por Jaime González Bernal, editándose en México e imprimiéndose en Chile, en 1988, con la participación del propio Gene y de Caridad Inda. Para no alargar esta entrada con la relación de estas 198 formas, remitimos a la colaboración de José Ignacio Torreblanca, animador de Café Steiner.

Seguramente hay más tipos de economistas de los que nos refiere Sampedro, pero nuestro sistema educativo tendría que comenzar a cambiar los valores que se transmiten en el estudio de la Economía. Producir para vivir.

lunes, 8 de abril de 2013

Amistad

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Siento demasiado que con este gran poeta ha muerto una parte de mí mismo; células de mi cerebro quedarán inactivas, de ahora en adelante, porque solo trabajaban para el placer de coincidir con él.
 Son palabras de Maurice Barrès (1862-1923) tras la muerte de su gran amigo el profesor y poeta Jules Tellier (1863-1889), acontecida por fiebres tifoideas, tras el regreso de un viaje por Argel y España. El narrador y ensayista Barrès, de elegante prosa y armonioso estilo en libros como Greco o el secreto de Toledo (1912), se sumerge en el nacionalismo (ultra)conservador en obras como Las amistades francesas (1903), y en la actividad política con posiciones antijudías como en Sus rostros (1902). En 1894 le dedica a Tellier su Du sang, de la volupté et de la mort (traducido aquí como Paisajes de amor y muerte, en 2005; y en Buenos Aires como Sangre, voluptuosidad y muerte, en 1922).

Seguramente acierta Barrès al mostrar su estado de ánimo. Algo único despierta y vive cuando coincidimos con determinada persona. Algo que vuelve a dormir cuando nos alejamos. Aunque, entonces, vayamos al encuentro con quien amamos. La vida no deja de matarnos. ¡Menos mal que la memoria y el olvido nos echan una mano!
Salud

jueves, 4 de abril de 2013

Norte y Sur en la vida de Victoria Ocampo

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Su olor era delicioso, no el de la gente que usa perfume, sino el de los bebés limpitos que huelen a jabón, a talco. Yo [niña] la miraba con la mayor discreción posible, temerosa de importunarla y de aburrirla. ¿Cómo podía interesarle a ella una chica como yo? ¿Cómo hubiera podido tomarme en cuenta? Yo hubiera querido decirle: «No sabés lo linda que sos. Sos lo más lindo que he visto en el mundo».
Paseo con la Bibliotecaria comprobando la crecida del Arlanzón en su caminar por Burgos estos días de lluvias abundantes que desbordan las riveras (y no puedo dejar de añorar el Tormes de Salamanca). La vista del agua extendida en el suelo proporciona una entidad distinta a nuestros cuerpos. Los emociona.

Apoyado sobre el pretil de piedra, entornando levemente los ojos ante el reflejo que sube, le hablo de la abundancia y belleza que hay en la vida de Victoria Ocampo Aguirre (1890-1979), argentina, hermana de Silvina (1906-1993), escritoras emparentadas con familias de abolengo y riqueza, hacedoras de la nación americana en su independencia de España en 1810. Ella es la inspiradora e impulsora de Sur, una de las revistas literarias de raigambre en las letras en español, iniciada en 1931 y llegada hasta 1992 (número 371), incluida su persecución por el peronismo (que encarcela a Victoria en un instituto para prostitutas). A criarla dedica notable parte de sus caudales intelectuales y monetarios, fundiendo y confundiéndose –en su caso– historia personal y revista. «Pues una de las cosas que más he admirado es la cosa escrita». Es sueño y, viviéndolo, «traté de justificar mi vida. Casi diría de hacérmela perdonar».

En sus escritos, Victoria muestra las condiciones exigidas por Mallarmé para la poesía y por Huxley para el arte. El primero asegura que la poesía no se escribe con ideas, sino con palabras. El segundo, que no es suficiente contar con sinceridad, conocimientos, voluntad o perseverancia, sino que es necesario, además, el talento. Nos lo demuestra suficientemente en su Autobiografía, terminada (para nuestro desespero) en 1953, a modo de confesión que pretende ser verídica y que proclama una fe. Desde el nido, jugando en amplios patios, tías-abuelos-primos-hermanas, criados, mucamas, clases de idiomas y solfeo, lecturas en francés e inglés, música de Chopen… Solapada, aparece –¿cómo no?– la Injusticia.
Seis tomos de exquisito paladar, reeditados en tres volúmenes por la Fundación que lleva su nombre a partir de 2005.