martes, 27 de agosto de 2013

Nacer (celebración en las Bibliotecas)

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Prácticamente, en todas las entradas de la bitácora mencionamos alguna obra de creación, ya sea literaria, pictórica o musical. Así, libros, canciones y cuadros pasan por nuestras líneas, en la mayoría de ocasiones porque nos han sorprendido agradablemente.

Y hoy celebramos algo más universal: el nacimiento, tal vez la creación más impactante que conocemos. El momento más demiúrgico que nos da la Naturaleza. El más humano. El más divino. Dos criaturas han venido en este verano dentro del personal de las Bibliotecas Municipales de Burgos.



¿Quién dice que las bibliotecas están en crisis? Felicidades.

(A quien ella sabe, pronto se las daremos. ¡Animo!)

[El cuadro de Caro-Delaville es Mi mujer y sus hermanas, 1904].

lunes, 19 de agosto de 2013

Leer en agosto

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Me limita la sencillez
Leer en agosto, en este tiempo aislado de la cotidianidad, sintiendo la compañía del calor del día y el frescor de las noches, en estos días de calles semivacías. No me acostumbro a la literatura. Me solivianta en muchas ocasiones. Desconozco si por el vacío suyo o por el mío. Así, leo Lluvia de hielo, de Peter Stamm, con lo enigmático de sus personajes, con la desorientación con que se mueven en el mapa de sus páginas, y no logra entusiasmarme.
En cambio, el lenguaje escuchado desde la niñez tiene –para mí– calidez en su solo deslizarse musical. Por ello, releo despreocupadamente los poemas de Ceremonia de la inocencia, de Ángel Sánchez Pascual, transpirados de exactitud (de lenguaje) y belleza:
Olvídate del alba y abandona
ese temblor de tanta amanecida
como llevas. Tú te hallarás más tuyo
si avanzas con el sol y con la sombra,
si sigues la creación del horizonte
como una línea al trazo de los ojos.
Déjate que te acoja la jornada,
que te aloje su huella, que te estalle
su inclinación al fin, y su declive
te clave los destellos del crepúsculo.
[…]
Mides el miedo con amor, que más
que miedo tiene timidez, y más
que todo el mundo tus razones para
poner la vida en el perdón, y para
desprender muy de ti los que más es tuyo:
tu pureza, que es tu comportamiento
más íntimo, y es el que más estimas,
porque, ¿qué hay tan importante como
sentir la exactitud de darse limpio?
Y es que el perdón es acto que no pierde
su propio sacrificio, porque es don,
no solo ofrecimiento que produce
piedad, sino también arriesga, vence,
redime la venganza, el egoísmo,

hasta alegrar tu sangre gota a gota.
[Read es de Isaac Salazar.]

martes, 13 de agosto de 2013

Martes y trece

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La palabra une la huella visible con la cosa invisible, con la ausente, con la cosa deseada o temida, como un frágil puente improvisado tendido sobre el vacío

                 (Italo Calvino)

En estos días en los que las golondrinas van dejando algo vacíos los cielos de Burgos y en los que vienen las magnolias a sus calles y parques, andamos en compañía de los pensamientos de Calvino. Y entre vuelos y nacencias nos visitan los negros sonetos del místico Jean-Baptiste Chassignet (1571-1635), así este CCCLXXXI (con traducción de Marie-Cristhine de Michel y Luis Alberto de Cuenca, en Clarín):

He querido viajar, pero al final el viaje
me ha hecho retirarme –malcontento– a mi casa.
He querido quedarme a solas en mi estudio
y, al fin, la soledad me ha resultado odiosa.

He querido embarcarme, mas la navegación
de la vida a la muerte me ha hecho desesperar.
He querido, por puro placer, labrar la tierra
y, al fin, he despreciado la vida del labriego.

He querido probar las ciencias y las artes,
y, al fin, nada he sabido. He corrido los riesgos
de cruentos combates: la guerra ahora me ofende.

¡Ah, la imbecilidad del ánimo curioso
que todo lo desea, descontento de todo,
y, dudando, no llega a saber nada cierto!
 

Lo dicho, martes y trece. Salud.

jueves, 8 de agosto de 2013

Ramas y raíces

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No tengo país natal y, por supuesto, me alegra esta falta de raíces pues me libera de un sentimentalismo inútil.
Escribe Ödön von Horváth (1901-1938), autor de una interesante producción literaria. De Viena había viajado a Budapest, Praga, Teplitz-Schönau, Milán, Zúrich, Bruselas, Amsterdam y París con el objetivo de continuar hasta Estados Unidos y salvar así la vida, pues estamos en 1938 y el nazismo persigue a los judíos. Parece mentira pero es así. Uno de los personajes de la obra de Horváth Juventud sin Dios (1937) muere por una rama. Y a este autor tan dado a los presentimientos, a las premoniciones, le da un vuelco el corazón al encontrarse una tormenta en la mañana del 1 de junio y enterarse de que uno de los rayos cae en la cúpula del Pantheón. Por la tarde, mientras camina por los Campos Elíseos, se cobija, al igual que otros siete transeúntes, debajo de un castaño… que atrae un rayo y él, que mide más de metro noventa, cae fulminado, tal vez comprendiendo que le estaba destinado.

En sus bolsillos se encuentra un poema, dos páginas de una novela por escribir y algunas fotografías de mujeres de la mala vida. En su habitación de hotel –l’Univers, refugio de inmigrados– quedaba el manuscrito de Adiós Europa y dos vasos de vino vacíos.
Afirmaba que la conciencia es la auténtica censura de que disponemos, de la que nunca deberíamos de desprendernos.

jueves, 1 de agosto de 2013

Pintar historias

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Los frutos nutritivos del árbol del conocimiento son los que llevan encerrados en su pulpa, cual una preciosa semilla (pero carente de sabor), el tiempo histórico
Así escribe Walter Benjamin (1892-1940), acomodado judío berlinés, ensayista y filósofo, interesado por la Historia y las historias, ya que tiene gran capacidad de crearnos, como bien pronto comprendió desde que su madre le contara cuentos en la niñez. El nazismo le destruye la vida, abocándolo a morir en extrema desnudez junto al mar. Nada puede desperdiciarse.


Y así pinta Eduardo Arroyo al llevar al lienzo a Constantina Pérez Martínez, rapada por la policía fascista en Sama de Langreo, Asturias [que encabeza esta anotación] en septiembre de 1963. Pintar para el presente, no para conservar el pasado. Nos lo cuenta en ese ilustrado y sugerente libro: El trío Calaveras. Goya, Benjamin, Byron-boxeador (Círculo de Lectores, 2003).
Pintar contra la cercana barbarie.