sábado, 26 de diciembre de 2015

Paraísos en el camino (de la kábala)

8 comentarios
Las palabras no describen el pesarque nos aterra, es como si quisieren descubrirlejos de nosotros nuestra desmesura…
No siempre, como es lógico, me llegan los libros. Me ha ocurrido ello con el libro de Agnès Desarthe, Cómo aprendí a leer. (En esto no me ha sucedido lo mismo que a nuestra conocida Ángeles González-Sinde, que le ha resultado delicioso, por lo que me siento algo contrariado, será que no estoy preparado lo suficiente). No obstante, siendo judía la escritora francesa, incorpora el paraíso talmúdico en su libro y menciona las puertas cabalísticas por las que podemos acceder a ello. Lo traigo aquí a cuento porque, curiosamente, hace dos semanas que tenía en el horizonte ese vergel y sus (posibles) frutos y le daba vueltas al asunto.
“Pardes” es el nombre con el que se designa el huerto, vergel o paraíso (para griegos y romanos) en el que se encuentran los frutos de la sabiduría y la vida. Si se le suprimen las vocales, queda el notarikon “prds”, el cual coincide en sus cuatro letras con cuatro maneras de entender las escrituras:
P: p’shat, o el modo literal
R: rémez, o el modo evocador, alusivo
D: drush, o el modo interpretativo (las teorías que podemos buscar por internet)
S: sod, o el significado secreto
Vamos, que he dado con el rostro de Como aprendí a leer, pero no con su ocultamiento. Por no compararme con uno de los tres primeros sabios que entran en el Huerto –el que ve y se queda ciego; el que ve y muere; el que ve y se hace apóstata‒, ya que no puedo asimilarme ni de lejos al que ve y comprende y sale ileso.
De todas las maneras, algo he aprendido:


[Los versos iniciales son de Luis Miguel Rabanal, de quien se ha reunido su poesía 2014-1977 en Este cuento se ha acabado (2015). El cuadro de Thomas Cole, El jardín del Edén].

domingo, 20 de diciembre de 2015

Herencias y Equilibrios (en los Documentos)

12 comentarios
La teoría, amigo mío, es gris, pero el árbol de la vida es verde (algo así dice el Fausto de Goethe)
La semana pasada una pareja amiga me invitó a comer a la casa del pueblo. Les ha tocado en herencia y la están arreglando un poco, más bien haciendo limpieza y pintando. En el desván han salido unas cajas con papeles y libros y, como saben que me atraen los documentos, antes de ofrecerlos al trapero me lo han comentado por si quiero quedarme con algo. Hay algunos ejemplares valiosos y les he sugerido que, en vez de llevármelos o venderlos al peso, que los depositen en alguna de las bibliotecas públicas.
Una de las cajas está con recortes de periódico y, en este archivo vertical, me ha llamado la atención un artículo titulado Orígenes del guerrerismo, del que extraigo algunos párrafos. Lástima que no anotaron el nombre del periódico. Solo se ve la fecha, 12 de mayo de 1915, y el número de página, la 3.
Dice así: «Todo en la vida es equilibrio. El Universo infinito es un equilibrio de masas y de fuerzas. La bondad es un equilibrio de amores. La belleza es un equilibrio de formas y matices. La verdad es un equilibrio de conocimientos. La justicia es un equilibrio de apreciaciones y de repartos. La libertad es un equilibrio de relaciones sociales. El bienestar es un equilibrio de autonomías individuales y de necesidades satisfechas. La salud es un equilibrio de consumos y de reposiciones y de producciones. Todo cuerpo es un equilibrio de átomos. Todo ser viviente es un equilibrio de células y de tegidos [sic] y de órganos. Toda evolución es un equilibrio de potencias y de funcionamientos. Toda revolución es una tendencia al equilibrio. El orden, no el mentiroso de hoy, sino el ciertísimo que ha de venir segura y fatalmente, será la sucesión de todos los equilibrios.
»El más completo ser humano, en su aspecto psicológico, está elaborado de modo integral sobre el equilibrio entre la razón y el sentimiento. Por lo general, el desequilibrio ha sido y es ocasionado por la preponderancia del sentimiento sobre la razón. […] Con especialidad, hay que poner interés decidido en concluir con esa oratoria aparatosa y efectista, que arrebata pero no persuade, que sugestiona pero no liberta, que hace exclamar al auditorio “muy bonito y muy elocuente”, en lugar de hacerle decir “tan convincente, como bello y como bueno”».
Me han rescatado para comer, a hora ya tardía. En los postres hemos divagado sobre los equilibrios y las sorpresas de las herencias. Los equilibrios relajan.

[La obra primera son equilibrios de Bill Dan con rocas; la segunda es de Luz Letts, peruano].

lunes, 14 de diciembre de 2015

Surrealismos en Dictaduras y Democracias

9 comentarios
Al azar, que también ama, como es lógico, la luz de la razón
Veía la otra tarde una exposición de Eugenio Granel (1912-2001), y se me ocurrió variar un poco la dedicatoria que hace Juan Zúñiga a Felicidad en Misterios de las noches y los días, resultando el pensamiento que encabeza la anotación de hoy, pues me estaba dando vueltas por la cabeza durante todo el día. Granel es hoy uno de los surrealistas más reconocidos en España, con fundación incluida en Santiago de Compostela, no en vano, desde que conoce a Breton, asume esta corriente bajo «una perspectiva ética, como un modo de analizar la realidad, mostrarla y, sobre todo, vivirla». Se conocen en Santo Domingo en 1941, época dominada por Leónidas Trujillo, cuya sangrienta dictadura se prolonga desde 1930 hasta 1961 en que es acribillado (si bien la nación vive todavía cuarenta años más bajo la férula de sus lugartenientes, especialmente Balaguer). Allí, en el país antillano comienza a exponer sus primeros cuadros, permaneciendo en la isla hasta 1946 en que se asienta en Guatemala.
Granel sale de España en 1939 con el masivo exilio que provoca la victoria franquista y da con sus huesos en tierra dominada por la impunidad, pues Trujillo desea lavar la cara y, al tiempo, asentar unas comunas agrarias en la frontera haitiana (en la que masacra a 17.000 vecinos a machete) para lo que fleta barcos desde Francia y regala tierras (confiscadas) a los exiliados españoles. Allí coincide con Vela Zanetti, autor de múltiples frescos en los monumentos de la nación. Unas contradicciones en toda regla, las cuales se multiplican al haber miles de dominicanos que escapan a Estados Unidos para salvar el pellejo o para buscar oportunidades de mejora de vida.

Junot Díaz en La maravillosa vida breve de Óscar Wao describe el mundo del horror del trujillato en Santo Domingo y la vida de la gente que se asienta en los barrios USA. Además de dar con una estructura y forma narrativas fuera de lo común, donde hablan con propiedad la gente sin voz, pone sobre el tapete la violencia de las dictaduras, el machismo que cobijan y la xenofobia de las democracias.

martes, 8 de diciembre de 2015

Ajedrez, una de las bellas artes

12 comentarios
¿Saben? El arte es algo artificial, como la religión y la filosofía […] un timo. El ajedrez, en cambio, es la batalla. Se le tiene por deporte. Un brutal deporte […] Si es algo, es lucha.
Así decía Duchamp a sus amigos Octavio Paz, Truman Capote o Man Ray para provocarles cuando hablaban de ajedrez. Ray, por su parte, opinaba que «el ajedrez es un juego en que se desarrolla una inmensa actividad, pero que no deja huella alguna». Y Capote tampoco veía la profundidad que el primero le atribuye. Pero son artistas opinando sobre ajedrez. Nada más. Lo de Duchamp es distinto porque dejó aparcado el arte durante unos años para dedicarse al estudio y al juego de los escaques.
Otra mucha gente creativa ha hecho algo parecido. En las Confesiones de Rousseau puede leerse: «He vivido de mis pasiones, y mis pasiones me han matado; pequeñeces, las cosas más pueriles del mundo, pero que me afectaban como si se hubiese tratado de la posesión de Elena o del trono del universo». Una de ellas era las conquistas femeninas ‒«cuando hube poseído una, mis sentidos estuvieron tranquilos, pero mi corazón jamás»‒. Otra, la música ‒«menos fogosa, pero no me dañaba menos por el ardor con que a ella me dedicaba, por el tenaz estudio de las obras de Rameau, por mi obstinación de recargar mi memoria».
Y le llegó el turno al ajedrez cuando, en 1736, el ginebrino Bagueret le enseñó a jugar. «Eso fue bastante para que este juego absorbiese todo mi espíritu. Me proporcioné un tablero y compré el Calabrois ‒conocido manual de la época‒; me encerré en mi cuarto, en donde pasaba días y noches empeñado en aprender de memoria todas las partidas». Para salir al cabo de tres meses, «delgado, amarillo y atontado», y dirigirse al café donde se reunían jugadores de ajedrez.

Chaplin, Lauren Bacall, Bogart o Kubrick son personajes que aparecen en el libro de Hugo Vargas (al que nos referimos en la anterior anotación): Fianchetto. El ajedrez como una de las bellas artes (2015), aludiendo el título a un estilo de juego del alfil.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Música Dadá sonando Espacios Tangentes

8 comentarios


Paseo por las calles y tropiezo con una multitud cargada de bolsas saliendo de los comercios. Es Viernes Negro me dicen. ¿A dónde ir? A la naturaleza, al arte, a la literatura, a la música, claro. Pero, ¿cabe esta locura de consumo ‒«necesaria para el repunte de la economía», dicen‒ en Beethoven o Pisarro o Wolf o en el escarpado barranco? Es más, ¿se puede escapar de ello solo escuchando, leyendo o contemplando? (Y, además, está la migración imparable, sangrante. ¿De dónde sacar valor para el manifiesto y la manifestación?).
¡Ah!
Casualidades. Estaba en Fiachetto (2015), de Hugo Vargas, en donde Duchamp y Cage entablan partidas de ajedrez, y donde asoma LlorençBarber. Y me topo con el Taller de Música Dadá organizado en Espacio Tangente(Burgos) dentro del Festival de Audio Tangente, local que se convierte durante el fin de semana en territorio sonoro de vanguardias, propuestas valientes en esta tierra de secos ancestros. Música es espacio a recorrer por cada quién, afirma Llorenç, precisamente quien imparte este taller, una de esas personas sabias que van esparciendo sus caminos vitales (campanero y escritor, entre otros, del delicioso John Cage [1985]).
Renacer. Batallar con la frágil voluntad que nos lleva a tomar el sol como lagartos. (Abandonar patria, útero y camino [burlar los fusiles y escribir, con el dedo, en el aire ¡¡Vivan los compañeros!!]). Derrumbar el satén, abriendo el oscuro pozo, por si el agua fluye en las simas del fondo. Acercar el oído por si se escuchan murmullos. Lanzar el cubo al brocal. Después, colocar el velo para que no se evapore.
Eso es. Hacer música, sonidos, ruidos, silencios… que van a los oídos, a los ojos, a los espacios habitados de los cuerpos de quienes oyen y ven. Tal vez, a quienes consumen. Tal vez, a quienes emigran.

Plenilunio. Y ahí, en el escenario ‒cuidado descuido‒, a través de cinco historias simultáneas, se abren las calles interrogadoras.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Historias que capturan estrellas

4 comentarios
LO PRIMERO…    …que hizo fue darle un abrazo. Y sabía que tenía hambre y sed. Pero. Primero. Le dio un abrazo. (Mariana)
Volvía a casa la noche del lunes con el cielo nublado. Entre los árboles del paseo de las murallas medievales estaba una niña con dos estrellas unidas a unos hilos, a modo de cometas. Extrañado, le pregunté de dónde las había bajado pues no había ninguna a la vista. Me contestó que eran de La Recolectora. «¡Vaya ‒dije‒, vengo de allí y no me he percatado de ellas!».

Al continuar andando, comprendí. Alguien había leído la historia con la que comienza esta anotación, tomada del libro Historias que capturan estrellasde María González Reyes y Virginia Pedrero Boceta, formado por numerosos relatos (casi todos de muchachas y mujeres) de gestos comunales. Gestos de gente que se une para reivindicar una escuela, un barrio o un abrazo. Al igual que el de Lucía, Opciones: «Cuando le dijeron que fuera al psicólogo o al médico de cabecera para que le recetara un tranquilizante, recordó que su abuelo le contaba que los problemas laborales los solucionaban en el sindicato, “algo que sucede en el trabajo es un problema colectivo, por eso las soluciones individuales no funcionan”. Y se quedó pensando qué hacer».

Precisamente, en la Casa Redonda, habíamos estado comentando El diario completamente verídico de un indio a tiempo parcial, de Sherman Alexie, que trata acertadamente de la superación individual en situaciones de pobreza, marginalidad y desesperación como es una reserva en Estados Unidos. ¿Será que puede serlo de otras formas?

Estas obras de Libros enAcción parece que nos traen esas estrellas.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La escritura describe tu vida (en China)

6 comentarios
Quisiera gritar pero tengo que bajar la voz lo más posible: no debe sonar a blasfemia, sino a oración, no debe retumbar como un cañón, sino silbar como el viento. Un latido más fuerte acompañado de una mayor quietud
Vivir en una sociedad autoritaria pone a prueba a cualquiera que tenga la pulsión de la escritura. Ya en las distintas etapas de una persona, ya en los distintos grados de opresión del poder, los textos que produzca irán variando según se acomoden unas a otros. La cita con la que comienza la anotación es el conocido poema de Xi Chuan, escritor chino contemporáneo que se mueve entre lo clásico y lo moderno, entre lo poético y lo narrativo, algo místico y algo escéptico, en fin, nada fácil de clasificar.
En su juventud estaba cercano a la poesía oscura, corriente reunida en torno a la revista Jintian (Hoy), que se posicionaba contra la vaciedad de los mensajes de la propaganda oficial en torno a la Revolución Cultural de 1976, con textos algo herméticos, antipoéticos, pero con la satisfacción de luchar contra un gigante (“El tren se abalanza tumultuoso hacia el puente. / Me refugio debajo y siento cómo se estremece”). Aunque se viva la soledad, queda compartirla (“En la ribera opuesta del río / arde una llama. / Una llama / que hace arder mayo / y agosto […] Su fuego será inextinguible. / Un poeta la ve, un campesino la ve…”), aunque se corre el peligro de perderlo todo (“fuera de las montañas hay llanuras / llanuras donde mis cuatro caballos se han extraviado”). Es el recorrido de la década de los ochenta. En el que no pueden faltar los símbolos naturales, inherentes a la escritura china.

Después viene la poesía posterior a Tiananmen, de la que es muestra el poema Salutación con el que iniciamos la entrada. Época de desesperanza y, por tanto, para el poeta, de sacrificio, en la que el caballo lírico no puede desbocarse. De ahí que, en la visita que hace a España en 2013, declare: «quiero ser un mal poeta».

sábado, 14 de noviembre de 2015

Belleza (y, acaso, Verdad)

8 comentarios
"Propaganda es la gentil orientación del pensamiento por parte del Estado, que socava la pasión que tenemos por la verdad y la belleza"
He de decir que me fascina la belleza de las expresiones e, incluso, de las palabras. Las leo o las oigo e, inmediatamente, concedo prestigio a quien las escribe o habla. Es lo que me sucede con las obras de Francisco Solano (La Aguilera, Burgos, 1952), tal Lo que escucha la lluvia, cuando dice que «a cierta edad es lamentable, y muy triste, que, al volver la vista atrás, no veamos el camino recorrido, sino el lugar abandonado». Pudiera ser mejor no recordar, pues se dice por ahí que ello es una forma de pureza que mantiene vivo el asombro, continúa diciendo el narrador de ese libro, un cuerpo improbable.
Pero no venía esta mañana dulce de noviembre a realizar una anotación sobre Solano, sino sobre Cyrill Connolly(1903-1974), uno de los críticos literarios más incisivo y temido en Inglaterra, y en concreto de su obra La tumba inquieta (o sin sosiego, The Unquiet Grave), de cuya introducción está tomada la cita con la que se encabeza la entrada. Escrita durante la segunda guerra mundial, elige a Palinuro, piloto de Eneas ahogado en alta mar, para representar la melancolía y la pena que nos destruye desde dentro en situaciones tan irracionales como la que se está atravesando. El amor, la literatura, las religiones… pasan por su pluma, lamentando la lucha entre naciones hermanas, derivadas de la misma cultura, la griega. Libro que conlleva una iniciación, un descenso a los infiernos, una purificación y una cura.

Se me van los minutos con ese libro (de culto) en la mano ‒que me fascina más que Enemigos de la promesa‒, seguramente porque soy atrapado por aquel dicho clásico: «El pensamiento lo consuela todo».

lunes, 9 de noviembre de 2015

Música blanca. Carmen y Cristina (Cerezales Laforet)

5 comentarios
Cuando leí Nada por vez primera, imaginé que su autora, Carmen Laforet (1921-2004), sería una persona algo caústica, cuya existencia estaba atravesada por gestos distantes, poniendo barreras a lo que pudiera salir o entrar en su mundo. Según suele suceder, estaba confundido. Su obra nace del amor. Ella misma comenta en la introducción a Mis páginas mejores (Gredos, 1957): «Cuando vuelvo la vista atrás, veo que todos esos años se han combinado para hacerme una persona capaz del difícil don de sentir la felicidad, y humildemente creo que hasta de derramarla en un círculo muy íntimo». Conocido es que Nada está escrito a los 22 años y que obtiene el Premio Nadal en su primera convocatoria, la de 1944, editado en la colección Áncora y Delfín, la de Festina lente. Su existencia es cambiante. Puede decirse que nace como testimonio y vive como documento.
Adentrarse en la escritura de Carmen Laforet conduce al silencio, al que tuvo durante los últimos años de su vida. La fe de su hija Cristina Cerezales Laforet pone palabras suficientes en su existencia abstraída, de donde brota un libro tan singular como Música blanca (Áncora y Delfín, núm. 1.138, 2009), en el que resuenan los armónicos, sonidos de agua, ahora que está alejada del mar, en el que vive su centro.
Escritos, cartas, dibujos, recuerdos… van combinándose en las páginas, rehaciendo a la madre, la cual evoca a la suya, una mujer de extracción humilde que había estudiado con una beca, muerta prematuramente en Canarias, cuando Carmen contaba con 13 años. «Es verdad, sigo pensando en mi madre, ella fue la que despertó nuestro afán de lectura y alimentó la base de nuestra cultura. Recibimos de ella su sensibilidad hacia los demás y su delicadeza […] Ella se ocupaba de nosotros con gran firmeza y también con ternura, pero yo recuerdo más la firmeza, la exigencia del desarrollo de nuestra inteligencia».

Textos exquisitos. Con la amistad, el tiempo y el mar.

martes, 3 de noviembre de 2015

Pérdidas (muerte de Jesús Lizano)

10 comentarios
Hace tiempo que deseaba escribir algo sobre Jesús Lizano y Moncho Alpuente, ambos fallecidos en el año en curso. Cuando conoces a la gente por haber compartido ideas que son fundamentales para cada cual y haberlas vivido en momentos reiterados, fruto del esfuerzo, con la satisfacción de difundir lo comúnmente creído, la aparición de la muerte tiene algo de irreal. Vivir en lugares diferentes ‒lejos, igualmente, de la sangre‒ no supone un estorbo para que los lazos permanezcan con gente afín. De ahí que no terminas de asimilar su desaparición definitiva, teniendo la impresión de que puedes verte en cualquiera de los siguientes encuentros.
Jesús Lizano (1931-2015) es un poeta nacido en Barcelona, donde transcurre su vida, que afirma «mi patria es el mundo; mi familia, la humanidad». Comenzó su aventura en 1955 con Poemas de la tierra, la cual culmina con ¡Hola, compañeros! en 2010, teniendo ediciones recopilatorias hasta el año 2000 en Lizania. Aventura poética (Lumen) y Lizania 2001-2013 (FAL). Escuchar sus recitales era toda una experiencia ‒«Confusa y sangrienta / no busques la verdad: / busca la inocencia»‒ por la humanidad de sus gestos y palabras, por la lucidez de sus descubrimientos al dejar desnudos los poderes de las ambiciones público-privadas. La poesía solo se debe a ella misma, no a la gloria.
Tendrá ahora que disculparnos Moncho, pues pensaba dedicarle la mitad de la entrada a él, pero, según avanzan las líneas, me embargan las emociones lizanas y no mezclan bien esta tarde en las venas con ninguna otra pasión jocosa que no sean las personas curvas:
Su verbo vertido.

Breve es este homenaje, pero esperemos que cumplido, al tiempo que prosigue su Lizania.net, parada en aquel mayo de su desaparición, en la que están digitalizadas varias de sus obras.

miércoles, 28 de octubre de 2015

La mujer que canta. Incendios en el teatro

7 comentarios
No es que lea mucho teatro, pero de vez en cuando me gusta hacerlo. Tal vez por la elipsis que permiten sus textos, tan semejantes a la forma de hacer poética. Y, en la obra que nos ocupa, no decepciona. Cierto que es muy dura, pues nace de una guerra, la del Líbano, que se extendió durante quince años, de 1975 a 1990, pero también tiene otro origen la acción: el empecinamiento en aprender a leer, escribir y pensar para superar, en lo posible, las situaciones trágicas que atraviesa Nawal Marwan, la protagonista.
Incendios esla obra de Wajdi Mouawad, nacido en Líbano en una localidad cristiano maronita rodeada de enclaves drusos. Su familia busca refugio en Beirut y, en 1977, sale a París, de donde es expulsada en 1983, asentándose en Quebec. Es la misma ruta por la que marcha Nawal, aunque después de haber padecido la guerra en carne propia. Primero, cuando es madre a los 14 años y le arrebatan a su hijo. Después, cuando decide ir a buscarlo con los años y, entonces, se está en guerra fratricida con escenas constantes de una crueldad que parece no tener fin.
14, 35 y 60 -cuando muere- son los años en que aparece intermitentemente Nawal en la obra de teatro, entremezclándose con el resto de personajes, otros de los cuales son sus gemela/o Jeanne (Jannaane) y Simon (Sarwane), que enfrentan (de formas distintas) el reto del camino hacia su origen. La búsqueda del padre, al que no conocen y creen muerto, se convierte en objetivo de su presente, apareciendo noticias inquietantes del mismo según llegan los descubrimientos. Su madre ha estado cinco años en silencio y se ha llevado a la tumba sus secretos; para sorpresa de Jeanne y Simon resulta que, cuando nacieron, nadie la conocía como Nawal Marwan, sino como La mujer que canta.

[Incendios está editado, con gusto, por KRK Ediciones, de Oviedo, en la colección A escena. Forma parte de la tetralogía La sangre de las promesas].

sábado, 24 de octubre de 2015

FELIZ CUMPLEBLOG!! 8 AÑOS... CAMINO DE LA ADOLESCENCIA YA ;)

6 comentarios
En un día tan señalado como hoy "Día de la Biblioteca" en España, un grupo de bibliotecarios de la Biblioteca Municipal de Burgos tuvimos la idea de lanzarnos al mundo blog, novedoso y emergente hace 8 años y de esas ganas nació "Burgostecarios" con la idea de unirnos en la defensa de la biblioteca, la lectura, el ocio, la diversión, la cultura, el corporativismo bibliotecario... y fue genial, los primeros años estuvimos inmersos en una vorágine productiva y participativa muy alta y con cierto divertido descontrol que tuvo muchas cosas buenas y entrañables como bucear en la "Burgosfera" siempre la nombraré porque gracias a la idea J.A. Ortuño nos unimos todos los blogs de Burgos en una plataforma y empezamos a conocernos unos y otros y esa amistad ha perdurado en el tiempo y ahí estará... tenemos que ser agradecidos porque de verdad que fue ese inicio inolvidable.

Posteriormente como todo lo que empieza fuerte por los ciclos que nos gobiernan hubo un decaimiento del que resurgió un nuevo "Burgostecarios" más formal, trabajado,constante, culto y de una calidad inmejorable gracias al trabajo de campo de  Ignacio Soriano @lavelablanca, no podemos estarle más agradecidos porque ese corporativismo que buscábamos inicialmente se ha cumplido con él, bibliotecario de la Universidad de Burgos con un trabajo literario a sus espaldas de peso, sus libros, su poesía y su sensibilidad nos encantan como al resto de fieles seguidores de sus escritos a los que hoy más que nunca dedicamos nuestra página, nuestro blog, nuestra bitácora... queremos seguir navegando mucho tiempo más en el barco de Lavelablanca que se deja llevar no por el viento si no por la suave brisa.

Hasta el próximo año.

lunes, 19 de octubre de 2015

Mamá Maquín en la tierra y el recuerdo de Guatemala

4 comentarios
Hace un tiempo nos referíamos en esta bitácora a un libro testimonio de Guatemala, escrito de cómo las dictaduras hacen desaparecer a las personas a través de los documentos, de los archivos clasificados, de la voluntad aleatoria, grotesca y vil de la gente que está protegida por estos regímenes despiadados. Lo cual puede verse en abierto en Del silencio a la memoria.Revelaciones del Archivo Histórico de la Policía Nacional.
Una de las personas que ha salvado el olvido es Adelina Caal Maquín, conocida por Mamá Maquín, líder campesina que fue masacrada por el ejército junto a hombres y niños en una manifestación en la zona de Pazós, Alta Verapaz (Guatemala) el 29 de mayo de 1978. Es la época de la dictadura, que se prolonga con Ríos Montt en 1982-1983 en sus cotas más brutales, conocida como genocidio maya. Hasta 1996 no llegan los acuerdos de paz, pero entonces, la población tiene tan interiorizado el horror que desaparece de la escena pública y las tierras mayas, xincas y garífunas son entregadas sin pudor a las multinacionales.
En este año se cumple el centenario del nacimiento de Mamá Maquín, cuyo nombre permanece en el recuerdo de la gente de su tierra y en el título de la organización de mujeres exiliadas en México (a donde llegan cerca de 200.000 personas de Guatemala) que se forma en 1990, no sin la oposición de muchos hombres de los campamentos que no aceptan la participación femenina. No obstante, la organización crece y presiona al gobierno guatemalteco para que el retorno (producido entre 1993 y 1998) se realice con garantías.
A la vuelta consiguen que se reconozca a la mujer como copropietaria de las tierras matrimoniales, pero los hombres quieren restablecer el anterior estado de cosas, por lo que las luchas se replantea en el terreno familiar y en el de la formación, y, sobre todo, en el político, pues las instancias neoliberales están esquilmando los recursos de cada territorio.

Nuestro ánimo.
[La revista Pueblos se ocupa con asiduidad de esta tierra].

martes, 13 de octubre de 2015

Promesa (Religiones) en Cynthia Ozik

10 comentarios
No deja de sorprenderme que la promesa que sucede (supuestamente) en el monte Sinaí hace cuatro mil años entre un Dios y un Pueblo, en la que ambos adquieren compromisos mutuos, continúe rigiendo hoy tantas vidas y, por supuesto, el sesgo religioso  impregne una notable parte de la literatura desde aquellas sagas irlandesas, siendo durante siglos objeto preferente de la Inquisición, sin olvidar autores militantes como Bernanos o conversos inesperados como Junoy.
Hace unos meses que se han editado los Cuentos reunidosCollected Stories, de 1904‒ de Cynthia Ozick (Nueva York, 1928), una de las autoras con personajes en los que en mayor medida permanece este pacto milenario, superior incluso a los de Philip Roth o Bernard Malamud, la cual considera que lo fundamental de una obra es la expresión que logren captar de su contexto y de la época histórica en que les toca vivir, y en donde la literatura por sí misma carece de valor, es más, es un acto de soberbia (contra ese Dios de los mandamientos). Relatos como La maleta (págs. 168-195) es reflejo de lo que hablamos al comprobar la vacuidad del mundo artístico contemporáneo.
No se crea por ello que la autora desdeña la forma: «En su voz capté una ironía que me sorprendió, subrayada con una precisión tan deliberada que se me antojó áspera. Me dio la impresión de que de cada palabra colgara una fugaz hebra blanca de enorme pureza, similar a la de la seda virgen, que ella entonces estaba obligada a cortar diestramente con los dientes».
Sencillamente, creo que la autora está asustada. Sus personajes (rabínicos) continuamente tienen tentaciones de paganizarse. Lo hebreo y lo heleno. El pueblo que es minoritario y extranjero en una sociedad americana que va tragándose las señas de identidad de quienes entran en su círculo.

lunes, 5 de octubre de 2015

Editoriales en la periferia (Ya lo dijo Casimiro Parker)

11 comentarios
Ya lo dijo Casimiro Parker es el nombre de una editorial madrileña (por poner un lugar) que se forma a finales de 2008 con la intención de difundir poesía, tal cual, poesía libre y de manera libre. Se basa en el esfuerzo de Marcus Versus, Isabel García Mellado y la joven Clara Criado. Su intención: «Nos sentimos puros intermediarios entre los autores y los lectores, el talento se encuentra en el contenido del libro; por lo que basamos nuestro trabajo en el diseño [de harpo] y óptima distribución de los libros. La poesía merece nuestro esfuerzo».
Y, la verdad, que no dejan de sorprender sus productos. Diseño. Tipografía. Colores. Suavidad. Emoción. Fuerza… Todo ello está contenido en el amable formato de sus libros, que pueden ser de Irene la Sen, Carlos Salem, Julio Reija, Escandar Algeet, Antonio Rómar, Sara R. Gallardo, Mónica Caldeiro, etc.
O tic tac toc toc, de Isabel García Mellado, un mundo de colores en las verdades, de flores en los sentimientos y de vida en los poemas. Quién iba a decir que un libro de poemas pudiera llegar a la tercera edición (marzo de 2015), habiendo agotado una segunda de ¡500 ejemplares!, en una editorial llamada Ya lo dijo Casimiro Parker. Pero no en vano contiene textos trabajados: «el viejecito llega tambaleándose entre temblores con toda su sonrisa estampada en el rostro. alguien le ayuda a sentarse. él se preocupa porque bastón en vez de paraguas. “y llueve, fíjate cómo llueve…”. nadie contesta. lleva dos días sin atreverse a afeitarse por si se corta. alguien le ayuda a levantarse y el viejecito se aleja tambaleándose entre temblores».

Así, con poemas lilas, vamos esquivando las castañas que caen por el paseo, atravesando el puente de piedra y pisando las hojas caídas en el verde de lluvia de estos días ocres. Todo, por esquivar las cadenas.
[Además, agradecer firmemente a Conxita, de Enredando con las letras, que nos haya nominado para The Versatile Blogger Award].

lunes, 28 de septiembre de 2015

Cumpleaños. Visor

8 comentarios
Tenemos la costumbre de preguntarle, a veces, a Leonor qué es lo que expresa un determinado poema. «¿Qué quieres que te diga? Si yo veo lo mismo que tú». «No sé, lo que creas que sugiere, un mensaje, algo…». Con toda su paciencia se lo lee despacio y comienza a destacar imágenes, significados coincidentes, sensaciones… En fin, que te haces una ligera idea de lo que antes te resultaba un todo caótico. «Pero no hagas mucho caso a lo que digo. El poema dice lo que está escrito, no lo que yo interpreto».
Leonor fue la que me habló hace años de Visor, prestándome El vuelo de la celebración, de Claudio Rodríguez, e Insistencias en Luzbel, de Francisco Brines. Poetas a los que no conocía de nada y que pronto se me hicieron familiares. Les siguieron Ex libris, de María Victoria Atencia, y El ojo de la mujer, de Gioconda Belli. Para agradecer a Leonor toda su maestría, le he regalado La reparación de la poesía, de Seamus Heaney (esta de la editorial Vaso Roto, colección Fisuras, pero es que me fascina este autor son su sencillez).
Anunciamos en el título que alguien está de cumpleaños. Es la Colección Visor, que tiene ahora 900 títulos en sus 46 años de existencia. Lo que comenzara en 1969 con Una temporada en el infierno, de Rimbaud, se ha extendido hoja por hoja hasta alcanzar esas obras. La que lleva el número 900 es Ojo a Visor, libro homenaje a Chus Visor, el impulsor de la editorial (coordinado por su mujer, Irene García Chacón), que incluyen algún pequeño estudio de la empresa y 75 contribuciones de gente dedicada a la literatura, con tratos editoriales, que homenajean a este hombre tenaz.
Al placer recobrado de escuchar el sonido de la lluvia
tras la larga sequía sofocante,
¿cuál otro se le iguala?
Está el aire más cierto, más desnuda la tierra,
y su olor te regresa al hueco sosegado
donde el tiempo ‒tu tiempo‒ se origina.

(dice José Antonio Mesa Turé en Alfiler y mariposa).
[Ilustración de Mareg Lamgowski].

lunes, 21 de septiembre de 2015

Mariposas blancas en un cielo azul

8 comentarios
Las ciudades tienen sus escritores. Conocerlas a través de sus libros es un privilegio para quienes las habitan. Quienes escriben habitualmente sobre su lugar suelen estar a gusto en él. Observan lo pequeño. Perciben temblores que se nos escapan a la mayoría de la gente, tan ocupada como estamos en resolver el día a día y caminar por lo evidente. Además, en el caso que nos ocupa, se trata de alguien que dinamiza, desde la sombra, proyectos varios. La ciudad sabe que le son imprescindibles.
Uno de los escritores de Burgos es Fernando Ortega Barriuso. Al poco tiempo de llegar nosotros a la Ciudad del Arlanzón,  topamos con Breve historia de la ciudad de Burgos (1996), asequible relato del devenir de este caserío, que tiene su complemento en Pequeña historia de Burgos para niños pequeños. Y entonces, también (en colaboración con Nestor Cerezo), Al calor de la autogestión. CYFISA, la utopía vivida, que narra el tiempo en que los trabajadores de una fábrica en quiebra la repuntan a finales de los años setenta, desdiciendo esa creencia de que aquí solo había curas y militares.
Burgos, paseos literarios (2002) es una sugerente manera de patearse la ciudad, uniendo sus calles, paseos y rincones a textos de quienes han pasado por allí. La Biblioteca Municipal ha realizado un recorrido virtual. Merecedora de figurar en cualquier institución académica es el Diccionario de la cultura en Burgos, siglo XX (completado hasta 2010) , completo mosaico de las personalidades y tendencias que se han dado por aquí y de quienes han salido fuera.

Además de otra serie de obras de carácter social, que estudian el franquismo y las luchas liberadoras de esos años, se ha inclinado en su última obra por una novela, Mariposas blancas en un cielo azul, historia de un topo de la guerra civil y posguerra, Eduardo Calderón, al que en sueños le aparecen esas mariposas, alternada la historia con la voz narrativa de su hermana, Felisa, pues ya es conocida la tendencia de que quienes escriben normalmente ensayo terminan intentando la ficción, donde siente mayor libertad (y quienes leen normalmente novela terminan leyendo ensayo).
P. D.: resulta difícil explicarse por qué hay tanta gente clamando para que le aten más corto.

martes, 15 de septiembre de 2015

Para Isabel. Un mandala

12 comentarios
Mis amistades saben que regalarme un libro es un pequeño fastidio y, aun así, lo hacen. No abro el cuidado envoltorio casero en el momento ni le quito, en su caso, la etiqueta de la librería con el espero que te guste. Lo dejo tal cual y lo aparto al borde de la mesa hasta que nos levantamos, después de conversar animadamente, y me llevo intacto el escondido don. Tengo en casa cuatro puntos cardinales en los que voy dejando las liberalidades. Allí permanecen durante meses y, sin preocupación, pueden cumplir el año. Eso sí, cuando les llega el turno y los leo, hablo cumplidamente con quien me lo traído.
Hace unos días cogí el envoltorio que había en el Norte. Es Para Isabel. Un mandala, de Antonio Tabucchi (1943-2012). Me lo regaló Alejandra en los idus de marzo. Lo recuerdo perfectamente. No tiene dedicatoria. Sí un pétalo de rosa púrpura en la página 62.
Sus páginas elaboran los nueve círculos de la milenaria figura, desde Evocación a Regreso –pasando por Orientación, Absorción, Reintegración, Imagen, Comunicación, Temporalidad y Dilatación–, en los que se construye la representación de una realidad. Isabel, desaparecida, atrae a Tadeus (el de los cien nombres), sumergiéndolo en una búsqueda viajera, en la que se encuentra con un determinado personaje en cada uno de los espacios circulares: la niñera de la infancia, el grupo de la resistencia a la dictadura, el carcelero, el fotógrafo, el cura, Magda, el poeta… caminando hacia el centro, el lugar donde desaparecen los caminos, el lugar donde podemos ser.
Isabel no lleva anillos. La luz rodea sus dedos, dejando las sombras en el décimo. Sus manos transmiten presencias en los breves instantes que se dan. Después, se escucha la Sonata de los adioses de Beethoven. El violín con Les adieux, l’absence, le retour.

P. D.: Resulta díficil coprender que haya tanta gente clamando porque le aten más corto.

lunes, 7 de septiembre de 2015

El futuro es un país extraño

4 comentarios
De entre los libros que ha dado esta casi década de crisis en nuestra sociedad occidental, el que más ha quedado en mi mesa de lectura es El futuro es un país extraño. Una reflexión sobre la crisis global del siglo XXI, de Josep Fontana (Ediciones Pasado&Presente, 2013). No sé bien la razón. Tal vez porque, en su momento, también me cautivó El pasado es un país extraño, de David Lowenthal (1988), recogiendo el verso de la canción. Así que pueden operar en mi mente afinidades estéticas que desconozco.
El libro viene a desencantarnos. A decirnos que aquella teoría ilustrada de Gibbon (1781) o de Condorcet (1795) en la que «cada edad del mundo ha aumentado, y sigue aumentando todavía, la riqueza real, la felicidad, el saber y tal vez la virtud de la especie humana» es una falacia. Ciertamente que en los últimos 250 años los avances en bienestar material, derechos sociales y disfrute de libertades han sido notables en una parte de la sociedad. Pero no ha obedecido a una regla interna de la existencia, sino a diversos factores, entre los que se encuentran las luchas colectivas y solidarias por la consecución de ello, y a las concesiones del capital ante el temor a subversiones revolucionarias, lo que tiene su edad de oro de 1945 a 1975.
A partir de los ochenta, las diferencias de enriquecimiento entre clases pudientes y trabajadoras van en aumento y, paralelamente, se forma el frente contra los sindicatos reivindicadores. La crisis de 2007-2008 monta la campaña para ir privatizando los servicios públicos, en aras a la lucha contra el déficit surgido por los abusos de la especulación financiera, apoyada desde la política, cuyo costo recae a las espaldas de la gente de a pie.
Y ahí andamos, entre la búsqueda popular de movimientos que recuperen la capacidad de presión, y los señuelos que envía el sector financiero a través de la política, los cuales parece que van ganando nuestras afecciones y pensamientos –pues ya se sabe que se actúa como se ama y se ama como se piensa.

P. D.: Resulta difícil de explicar el empeño de mucha gente en que la aten más corto.

lunes, 31 de agosto de 2015

Emigración

10 comentarios
Miras desde el balcón y caes en la cuenta de que no están las cigüeñas en la espadaña. Había tres hasta hace apenas unos días –al menos eso crees, sin darte cuenta de que llevas unas semanas fuera– y ya no llegan volando desde el río. Abres la ventana de madrugada y no escuchas el sonido de los aviones y las golondrinas. La infancia se ha callado. Te viene a la mente ahora esa bandada de aves que se posó en el soto el día de la vuelta. «Claro», te dices, «están migrando. Van al Sur, donde tienen la primavera».
En la pequeña pantalla van al Norte. No vuelan. Cruzan fronteras. A medias, huyen. A medias, esperan. No se sabe bien qué hacen ahí. Una interpretación veraz en un teatro o una película logra mantener los sentimientos vivos. La realidad molesta deja indiferente. Habrá que buscar otros asuntos para entretener los días a la vuelta.
Las vidas no usadas
No somos nosotros la imagen más importante
ni la más nítida
que un espejo refleja.
A poco que nos concentremos
en lo profundo del cristal,
es fácil reconocer a todos esos hombres
que pudimos haber sido. Nuestra vida cierta,
nuestra gastada imagen,
pasa a un segundo plano
al mezclarse entre tanta vida
con pátina de posibilidad.
Hasta el más mezquino de nuestros reflejos
parece atesorar una mayor luz, en este contraste,
que el verdadero ser que encarnamos.
(José Gutiérrez Román, Los pies del horizonte, Rialp, 2010).

viernes, 31 de julio de 2015

Futuro... Vacaciones

2 comentarios
«¡O sea, que era eso lo que querían!», la Camarera está para pocas bromas esta mañana, «¿aliarse con los/as anteriores, hasta el cuello de corrupción? ¿Dónde están los procesos en común prometidos, el bienestar de la gente?  Se sientan en las poltronas y se descubren sus afanes, mejor dicho, sus ambiciones. Al final, vas a tener razón ‒dice mirándome, que acabo de entrar‒: los barrotes están ya fuertemente enraizados, solo nos dejan el espacio suficiente para que nos lancemos piedras».
«Vale, mujer», le digo, «ponme un café y echemos mano del sesgo de optimismo, que pronto comenzamos las vacaciones. Además, la provincia está llena de actuaciones, el tiempo nos deja disfrutar de casi todo. En fin, ya sabes el Futuro de Ángel González».
Pero el futuro es diferente
al porvenir que se adivina lejos,
terreno mágico, dilatada esfera
que el largo brazo del deseo roza,
bola brillante que los ojos sueñan,
compartida estancia
de la esperanza y de la decepción, oscura
patria
de la ilusión y el llanto
que los astros predicen
y el corazón espera
y siempre, siempre, siempre está distante
.

Dichosos días augustos.

lunes, 27 de julio de 2015

Servicio público. Paisajes

7 comentarios
Hace tiempo ‒demasiado‒ que deseo escribir aquí sobre el Servicio Público para proponer algo así como que tendríamos que idear una máquina del Sentido Común por la que pasaran quienes desean dedicarse a la Cosa Pública. Pero, claro, esta es una bitácora cultural y, al iniciar el borrador de la entrada susodicha, termino pensando que los polituits que he leído estos días no se parecen nada a la creación humana. En todo caso me darían para hablar de la logorrea y no me siento capaz de tratar, con un mínimo de rigor, las impulsividades expresivas.
Además, aparte de que esta mañana estaban acampadas tres tiendas en el prado libre de la rivera del Arlanzón por la zona de Fuentecillas, estoy embebido en otros paisajes, los de Johan Moritz Rugendas (1802-1858), pintor al que Alexander Humboldt (1769-1859) admiraba por su destreza y su espiritualidad. El naturalista había ideado una manera de aprehender gráficamente lo que nos rodea: la Physique du Monde o Erdtheorie, suerte de geografía artística, captación estética del mundo y ciencia del paisaje, pues en ella no ponía el punto de interés en un elemento o símbolo, sino en el conjunto de imágenes coordinadas dentro de un cuadro ‒fisionomía del paisaje‒, las cuales reproducen los rasgos característicos de la naturaleza. Ello es lo que logra transmitir a la sensibilidad (intuitiva) de quien lo observa la suma de información deseada: clima, historia, costumbres, economía, raza, fauna, flora, régimen de lluvias, de vientos…
Y, para ello, nada mejor que los trópicos. Es César Aira ‒«escritor original, imaginativo, inteligente y delirante»‒ quien nos hace la narración del viaje central de Rugendas, en el que se interna en el centro de lo impensable, en el núcleo de lo existente, en la esencia de su respirar, a través de un recorrido por la pampa, viniendo desde Chile, tras atravesar las altas montañas y llegar a Mendoza.

Allí ocurrió… nada que ver con la política.

miércoles, 22 de julio de 2015

Libro destructor. Libros constructores (China)

4 comentarios
Los patitos, en recua zigzagueante, van creciendo cada día detrás de su madre. Conocemos a Luo Ying a través del colombiano Fernando Rendón, iniciador de ese evento tan singular como es el Festivalde Poesía de Medellín, que pone la palabra recitada en las calles. Luo es un constructor a gran escala, incluido en la lista Forbes, que edifica un enorme jardín en las afueras de Pekín para homenajear a los cien poetas mayores de la historia humana ‒a mí, eso del número nunca me ha parecido acertado, pero como mi opinión no va hasta allí…‒. Y, sobre todo, es un enorme poeta. Alguien con quien me estremezco.
Nace en 1956, en la provincia de Ningxia, donde a los tres años fusilan a su padre por contrarrevolucionario, siendo que había peleado por la revolución. «Los recuerdos de mi patria empiezan con el hambre y la pobreza abyecta / Pero los recuerdos de mi padre terminan con su arresto en público». Su madre, con tres hijos y una hija, amasa barro para vender y, en una escombrera, queda coja. «Cuando pasaba, los niños en la calle imitaban sus gemidos y pataletas / Cuando pasaba, los vecinos a lo largo de la calle fruncían sus labios con desprecio». «De rostro sombrío», su madre, «nunca parecía bañarse ni ponerse ropa nueva […] en una furia repentina podía golpearme hasta que yo temblara de miedo [pero …] Una vez incluso gastó 5 centavos en una torta de frijol verde para mí / Aquel pastel tenía un sabor celestial que nunca olvidaré».
Si le golpeaba a su hijo, tenía sus razones. Este era algo asilvestrado, casi rufián, peleaba sin medir las consecuencias, tiraba objetos a la gente, destrozaba ventanas… y era sometido a sesiones de vergüenza. Entonces, a los ocho años, se publica el Libro Rojo de Mao, obligatorio en colegios y en citas científicas, da inicio en 1966 a la Revolución Cultural, en la que Luo Ying ‒entonces Huang Yuping‒ se hace guardia rojo y, con otros compañeros, humillan y ridiculizan a los maestros, campando por la ciudad, envueltos en la vorágine de distintas facciones, en unos años en que la vida deja de tener valor ‒«la revolución no olvida el odio de clases ni las rencillas de sangre».
Y, a finales de 2012, Luo Ying escribe Memorias de la Revolución Cultural (que publica Visor de Poesía), con esos largos versos impactantes de su autor. Integrante del Movimiento Poético Mundial.

"Finalmente, una vez más, permítanme maldecir lo que pasó -en nombre de la poesía".

viernes, 17 de julio de 2015

Carmen (versos y jardines. Documentos)

6 comentarios
Ayer pensaba haber escrito esta entrada sobre lo que me impresiona la poesía de Luo Ying. Pero lo dejaremos para otra ocasión, pues esta mañana he recordado la conversación mantenida anoche con mi amiga Carmen, cuando le felicité el santo, y, además, me he encontrado con Piedad, que estaba dando un paseo de primera hora en los jardines del paseo de la Quinta y me inclino por hablar del nombre Carmen. Todavía recuerdo la sorpresa de conocer en el bachillerato que, en lengua romana, carmen, carminis… era verso o poema (convertidos en profanos en los carmina) y, poco después que, en la cultura árabe, era la casa de campo con huertos y jardines.
Hace 110 años, en Béjar (Salamanca), «á las siete de la tarde, descargó sobre esta ciudad una horrorosa tormenta, acompañada de violentísimo huracán que tronchó bastantes árboles. Los truenos eran imponentes y se dice que cayeron algunas chispas en las inmediaciones, aunque sin causar desgracias. Cuando la tempestad era más violenta, recorría las calles un procesión [la del Carmen], que tuvo que refugiarse en la iglesia de El Salvador, desde donde hoy ha continuado su itinerario
»Durante la procesión interrumpida ayer y continuada hoy, ha surgido un lamentable incidente. El conocido librepensador don José María Blázquez que regresaba del cementerio, á donde había ido en el acompañamiento de un entierro, se encontró en la calle Mayor con la procesión y siguió su camino sin descubrirse. Esta actitud le valió millares de insultos de las devotas, que además le zarandearon de lo lindo, sin que él, según me han referido, perdiera la calma ni contestase á las ofensas». Así escribe el corresponsal de El Adelanto salmantino (20 de julio de 1905, pág. 4).

Lo curioso es que el zarandeado fue procesado y condenado a cinco días de cárcel, por su gesto del Carmen, que penó en los calabozos de la antigua villa.

lunes, 13 de julio de 2015

Transformación (por qué)

5 comentarios
"No porque parezca delicado a primera vista, debe ocultarse: la total falta de amor que hubo en Julio Camba por los seres y las cosas".
Cuando bajaba andando hacia el trabajo, a orillas del Arlanzón, viendo las campánulas blancas reposando en la alta hierba de las orillas y escuchando las alegres voces de los aviones cuando descienden a beber, iba pensando que no sé si a la gente nos gustaría que dijeran algo parecido a lo que encabeza esta anotación después de nuestra muerte. Eso es lo que dijo César González-Ruano sobre su amigo después de este muriera, refiriéndose sobre todo a los últimos años de su vida.
Julio Camba (1884-1962) es uno de los periodistas más inteligentes y sagaces que ha tenido España, según opinaba Ortega y Gasset. Un niño con inteligencia innata, que escapa con frecuencia de la escuela de Villanueva de Arosa (Pontevedra) y se niega a ir a un seminario, por lo que a los doce años trabaja de mozo en una farmacia de Santiago de Compostela, oficio que extiende hasta los quince, edad en la que se embarca de polizonte hacia Argentina. Con el tiempo, logra hacerse una cultura notable, escribe en periódicos cada vez de mayor tirada y termina como columnista de ABC, lo que le permite vivir desde 1949 en la habitación 383 del hotel Palace de Madrid, una vez que ha coqueteado con el franquismo durante la guerra (por lo que se se aplica el calificativo de fascista); además de la aceptación de sus libros, así Londres, Aventuras de una peseta o Mis páginas menores.
Pero no siempre fue así. Con ese empuje juvenil, transformador de la sociedad, con el que llega a Buenos Aires, está entre los 16 y los 22 años en primera fila de las luchas sociales de su época. Tanto que, rondando los 18 años, es expulsado de Argentina por ser uno de los cabecillas de la huelga general de la capital en noviembre de 1902. Llega a España y es procesado y encarcelado en numerosas ocasiones por sus ideas. Entre 1903 y 1905 publica, con Antonio Apolo, un periódico de nombre El Rebelde, de sumo interés, con matices stirnerianos, donde clama por la libertad y por el cultivo personal: «Y es que es en él, en nuestro interior, donde tenemos que edificar la obra anhelada. Nuestras entrañas son las que deben arden en fuego de pureza para que vayamos, como focos vivientes, iluminando el mundo». Ama a la Humanidad.
Esas entrañas que se le quedaron heladas, bullían antes con una palabra novadora: ¡Germinal!
[¡Ah!, también estaba contra los toros].