miércoles, 28 de octubre de 2015

La mujer que canta. Incendios en el teatro

No es que lea mucho teatro, pero de vez en cuando me gusta hacerlo. Tal vez por la elipsis que permiten sus textos, tan semejantes a la forma de hacer poética. Y, en la obra que nos ocupa, no decepciona. Cierto que es muy dura, pues nace de una guerra, la del Líbano, que se extendió durante quince años, de 1975 a 1990, pero también tiene otro origen la acción: el empecinamiento en aprender a leer, escribir y pensar para superar, en lo posible, las situaciones trágicas que atraviesa Nawal Marwan, la protagonista.
Incendios esla obra de Wajdi Mouawad, nacido en Líbano en una localidad cristiano maronita rodeada de enclaves drusos. Su familia busca refugio en Beirut y, en 1977, sale a París, de donde es expulsada en 1983, asentándose en Quebec. Es la misma ruta por la que marcha Nawal, aunque después de haber padecido la guerra en carne propia. Primero, cuando es madre a los 14 años y le arrebatan a su hijo. Después, cuando decide ir a buscarlo con los años y, entonces, se está en guerra fratricida con escenas constantes de una crueldad que parece no tener fin.
14, 35 y 60 -cuando muere- son los años en que aparece intermitentemente Nawal en la obra de teatro, entremezclándose con el resto de personajes, otros de los cuales son sus gemela/o Jeanne (Jannaane) y Simon (Sarwane), que enfrentan (de formas distintas) el reto del camino hacia su origen. La búsqueda del padre, al que no conocen y creen muerto, se convierte en objetivo de su presente, apareciendo noticias inquietantes del mismo según llegan los descubrimientos. Su madre ha estado cinco años en silencio y se ha llevado a la tumba sus secretos; para sorpresa de Jeanne y Simon resulta que, cuando nacieron, nadie la conocía como Nawal Marwan, sino como La mujer que canta.

[Incendios está editado, con gusto, por KRK Ediciones, de Oviedo, en la colección A escena. Forma parte de la tetralogía La sangre de las promesas].

7 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. El teatro suele quedarnos a desmano, el leído y el representado, al menos en las poblaciones pequeñas.

    Gracias por la noticia.

    Saludos.

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  3. Me pasa como a ti, no leo mucho teatro, sin embargo cuando lo hago me suele gustar. La última que leí fue de James Joyce, Exiliados.
    Esta que comentas me quiere sonar de algo pero no logro recordar.

    Abrazos!!

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    1. No he leído "Exiliados", aunque sí algo su contexto, por el cómic de Zapico sobre Joyce.

      Tiene que estar bien, por lo que lograba ese hombre con la pluma.

      Abrazos.

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  4. A mi si que me gusta leer teatro, el tema es muy triste, pero creo que merece la pena leerlo.

    Un abrazo y feliz fin de semana.

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    1. Ya, Conchi, si te gusta, seguro que le sacas el jugo que tiene.

      Un abrazo.

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