Ayer pensaba haber escrito esta
entrada sobre lo que me impresiona la poesía de Luo Ying. Pero lo dejaremos
para otra ocasión, pues esta mañana he recordado la conversación mantenida anoche
con mi amiga Carmen, cuando le felicité el santo, y, además, me he
encontrado con Piedad, que estaba dando un paseo de primera hora en los
jardines del paseo de la Quinta y me inclino por hablar del nombre Carmen.
Todavía recuerdo la sorpresa de conocer en el bachillerato que, en lengua
romana, carmen, carminis… era verso o
poema (convertidos en profanos en los carmina)
y, poco después que, en la cultura árabe, era la casa de campo con huertos y
jardines.
Hace 110 años, en Béjar (Salamanca),
«á las siete de la tarde, descargó sobre esta ciudad una horrorosa tormenta,
acompañada de violentísimo huracán que tronchó bastantes árboles. Los truenos
eran imponentes y se dice que cayeron algunas chispas en las inmediaciones,
aunque sin causar desgracias. Cuando la tempestad era más violenta, recorría
las calles un procesión [la del Carmen], que tuvo que refugiarse en la iglesia
de El Salvador, desde donde hoy ha continuado su itinerario
»Durante la procesión
interrumpida ayer y continuada hoy, ha surgido un lamentable incidente. El
conocido librepensador don José María Blázquez que regresaba del cementerio, á
donde había ido en el acompañamiento de un entierro, se encontró en la calle
Mayor con la procesión y siguió su camino sin descubrirse. Esta actitud le
valió millares de insultos de las devotas, que además le zarandearon de lo
lindo, sin que él, según me han referido, perdiera la calma ni contestase á las
ofensas». Así escribe el corresponsal de El
Adelanto salmantino (20 de julio de 1905, pág. 4).
Lo curioso es que el zarandeado
fue procesado y condenado a cinco días de cárcel, por su gesto del Carmen, que
penó en los calabozos de la antigua villa.
Qué tiempos aquellos!....muy interesante.
ResponderEliminarsaludos
Ya lo creo, Karin, las calles eran un hervidero.
EliminarSaludos.
Muy interesante Ignacio, no tenia ni idea.
ResponderEliminarFíjate, Conxita, lo que han cambiado los tiempos. ¡Echarte cárcel por no quitarte el sombrero!
ResponderEliminarSaludos
Impresiona el silencio de este hombre que no contesta ni a las provocaciones ni a los zarandeos. Es alguien que sabe muy bien contra quién se dirige.
ResponderEliminarSí, parece que lo tenía claro. La solución era la cultura contra el fanatismo.
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