Cuando todos nos anuncian el fin de los libros en papel y la llegada de innumerables aparatos electrónicos que permiten una mejor manipulación y más fácil lectura, de nuevo el papel irrumpe con fuerza en el mercado prometiendo una gran campaña navideña.Se trata de “el librino” un nuevo formato de libro de bolsillo que permite la lectura horizontal, gracias a un cuerpo de página mayor al habitual y está elaborado en papel biblia, para ser más ligero. Todo esto hace que el libro se “más cómodo, más pequeño, más ligero y más ecológico”, o al menos esto nos dice la editorial.
Lo que si podemos asegurar es que cabe en el bolsillo de un vaquero, mide 8 por 12 cm y pesa 145 gr (tapa dura incluida).
En algunos países como Holanda, el éxito ha sido rotundo, en España hay grandes expectativas de venta, pero de momento son sólo seis títulos los que han salido a la venta hace tan sólo 6 días.
No se si el éxito está asegurado, pero si veo servido en bandeja de plata, un nuevo debate sobre la lucha entre el papel y las nuevas tecnologías.
Para mojarme un poco diré que yo me inclino por el papel y que la idea me parece estupenda, pero hay que hojearlo, ojearlo y dejarlo reposar para ver cómo resulta.
Para más información: http://www.librinos.com/

Antonio Gamoneda −el poeta leonés− era uno de quienes tenían que intervenir en el acto, leyendo un poema de Miguel Hernández, y no dudó en expresar sus simpatías a los motivos de la interrupción −según podemos apreciar
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«Como De Quincey y tantos otros, he sabido, antes de haber escrito una sola línea, que mi destino sería literario. Mi primer libro data de 1923; mis Obras Completas, ahora, reúnen la labor de medio siglo. No sé que mérito tendrán, pero me place comprobar la variedad de temas que abarcan. La patria, los azares de los mayores, las literaturas que honran las lenguas de los hombres, las filosofías que he tratado de penetrar, los atardeceres, los ocios, las desgarradas orillas de mi ciudad, mi extraña vida cuya posible justificación está en estas páginas, los sueños olvidados y recuperados, el tiempo....La prosa convive con el verso; acaso para la imaginación ambas son iguales».

Pero era (y es) tentador pensar lo que pensaba el mismo Aristóteles: dar la primacía a un órgano que es caliente, que se mueve, que bombea sangre, que se ubica en el centro del cuerpo. De igual modo, se creía, en la Edad Media, que los músculos son unos conductos huecos por los que viajan una serie de humores (o casi espíritus) que condicionan nuestro estar.
Con el paso del tiempo el asunto se ha ido enfriando, las redes sociales nos han traído nuevas aportaciones y los blogs se han ido quedando en el olvido.
Llegamos −sin saber muy bien cómo− al trabajo. Nos preguntan en el mostrador por algo sobre nanociencia. Sin vacilar, nos levantamos, vamos a la tercera estantería, tomamos uno de sus volúmenes y se lo prestamos mientras le decimos (bajo su acogedor asombro) que este libro enseña igual que las hojas de otoño.