Desde la Alta Edad Media, la
provincia de Burgos cuenta con scriptorios en los monasterios de San Pedro de
Cardeña, Oña, San Pedro de Arlanza o Santa María Valeránica, productores de
abundantes códices manuscritos, alguno de valor significado por sus iluminaciones,
que dieron lugar a notorias bibliotecas eclesiásticas, enriquecidas con la
imprenta, caso de Silos, La Vid o Valpuesta. En las desamortizaciones de los
siglos XVIII y XIX, sus volúmenes son subastados y parte de ellos pasan al
Estado, que trata de agruparlos en bibliotecas –otra parte notable será llevada
a París o Londres, y otra caerá en manos desaprensivas–, lo que sucede tras los
varios traslados que sufren, con las consiguientes pérdidas.
Al inaugurarse, la
biblioteca cuenta con 7621 volúmenes, colocados en las estanterías de roble que
se sitúan en la sala del primer piso, iluminada de día por tres balcones y, en
la noche, por cinco elegantes lámparas de gas. Durante años, la utilización de
la misma se ve condicionada por la escasa adecuación de sus obras a los tiempos
modernos. Pero todo se va andando. Ya en 1882 se inicia la Sección de Autores
Burgaleses, desde la que nace la importante Sección Local actual, que recibe
los ejemplares correspondientes al Depósito Legal provincial. El folleto Historia de la Biblioteca Pública de Burgos
(2003) se detiene en mostrar el desarrollo de la misma (que toma por nombre el
de Fray Francisco de Vitoria en 1947).
La obra de mayor valor bibliográfico que contiene es la Biblia de Gutenberg o Biblia de las 42 líneas –en papel, no pergamino, descubierta en los años treinta–, única de la que se tiene constancia en la que tomó parte el inventor en 1452. El fondo antiguo lo completa con manuscritos medievales y 119 incunables, entre ellos la traducción de la Divina comedia impresa por Fadrique de Basilea en Burgos. A ello se suman los libros expurgados, los raros y curiosos, los encadenados, más los llamativos.
Cien años después de su inauguración se traslada al edificio construido ex profeso para ella en el solar del antiguo hospital provincial (tras su incendio de 1949), renovado a cristal en 2012 (con la puerta gótica original de 1479 de Simón de Colonia). Hoy es un centro cultural, con servicios y actividades diversos, desde la Sección Infantil a la promoción de la lectura adulta (con doce clubes).
¡Salud, Larga vida!
¡Vaya!, pues enhorabuena a la ciudad.
ResponderEliminarSon una suerte celebraciones semejantes.
Saludos
Pues sí. La ciudad tiene de qué estar agradecida. Y más ahora que la están agobiando con tanto centenario oficial.
EliminarSaludos
Felicidades por esos 150 años, tenéis un inmenso tesoro en la biblioteca. Gracias por la información.
ResponderEliminarUn abrazo.
De nada, Conchi.
EliminarEs cierto que hay un tesoro. Aunque si reparamos en todos los que han desaparecido...
Abrazos
Larga vida a las bibliotecas y a por muchos años más. Esa biblia es un auténtico tesoro, gracias por compartir que está en vuestra biblioteca.
ResponderEliminarCreo que las bibliotecas han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y atraer a nuevos usuarios.
A mi me encanta visitar bibliotecas.
Un abrazo enorme
Ya lo creo, Conxita, larga vida a las bibliotecas, que se han convertido en un espacio cercano.
ResponderEliminarAbrazos