lunes, 18 de enero de 2010

Palabras internas. Acúsmata

Existen demasiados lugares a los que no logramos llegar (¡y mira que nos gustaría hacerlo!). Islas, golfos, volcanes, bosques, lagos, acantilados… que atraen nuestra atención durante unos instantes, arrancándonos (incluso) la promesa de que a la primera oportunidad que se nos presente, iremos a conocerlos. Pero ahí nos quedamos, en el deseo momentáneo. Un libro, una película, un póster, una conversación… han sido la diligencia, el globo o el vapor que nos ha trasportado hasta su suelo, que nos ha elevado a su cielo. Envidiamos (y no sin razón) a quienes pueden moverse libremente de un lugar a otro.

Pero hay un espacio al que se llega no con dinero ni con tiempo disponible, sino con fortuna. Es la tierra de los acúsmata [no la de sentencias pitagóricas o symbola], de los paraísos formados (si hay suerte) dentro de nuestro cuerpo, de los estados de encantamiento que (quizá) nos invaden, de las alucinaciones sonoras que (tal vez) disfrutamos. Escuchamos voces o cánticos. Reinos que no se pueden comprar ni se pueden vender. Para quien no los conoce, este es un mundo extraño, del que no le hablan ni le ofertan, al que no puede visitar por placer, en el que ni siquiera puede disponer de la posibilidad de sentirse extranjera/o. Simplemente no puede acceder a él.

Las religiones se han ocupado repetidamente de este espacio-fenómeno, arrimando (como es natural) el ascua a su sardina. Sin alejarnos de nuestro entorno cultural, vemos que, en la iglesia católica, las palabras interiores que creemos oir se interpretan como que fueran voces de los ángeles. Y no han dudado en considerar a Cecilia la santa protectora de la música, pues –se dice– que mientras la martirizaban escuchó el canto de estos seres celestiales.

En todo caso, son palabras (habladas o cantadas) que viven en nuestro mundo interior.

7 comentarios:

  1. Nunca he tenido la suerte de escuchar ese tipo de voces, pero aprovecho para felicitarte a tí y al resto. Esta es la entrada número 500.
    Felicidades

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  2. Yo no sé si oigo esas voces, pero sí que discuto mucho conmigo misma, a veces parezco el Golum del Señor de los anillos, jejeje

    Enhorabuena por ser la entrada 500

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  3. Imagino que habrá alguna gratificación, ¿no? ¿O es solo interior el disfrute?

    Quinientas bien vale una cena.

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  4. Una cena, un viaje... lo que haga falta, nosotros somos muy sencillos y no os jactamos de nuestras entradas...jajajaja
    MI voz interior me susurra, dale, dale, dale de una vez la colleja, se la merece, venga no seas tímida... siempre es la misma voz... XDD

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  5. Otras veces... ¿no será la conciencia? si se tiene, vamos... ;)

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  6. Me da a mí que esas no son voces de ángeles.

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  7. Imagino que habrá alguna gratificación, ¿no? ¿O es solo interior el disfrute?

    Interior, el disfrute debe ser interior, no puede ser de otra manera hoy que estamos tan profundos con esto de las voces.

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