jueves, 9 de septiembre de 2010

Poesía en la realidad

Decía T. S. Eliot (en The Sacred Wood, 1920) que Blake (a quien no tragaba) tenía una honestidad aterradora, de esas que te hacen sentir incomodidad al notar tu egocentrismo. William Blake (1757-1827) fue poeta, pintor y grabador inglés. De temperamento apasionado y tendencia polemista, no dejaba títere con cabeza cuando se trataba de denunciar a quienes ejercen la represión social y política. Era un incómodo iconoclasta. Y la poesía le servía para ello. Es lo que hace en su poema Jueves Santo (incluido en Canciones de inocencia y experiencia), al denunciar los préstamos que las (piadosas) personalidades pudientes condedían a las instituciones de beneficencia a un desorbitado interés:

¿Qué tiene de sagrado ver, decidme,
sobre una tierra rica y floreciente,
niños que la miseria ha encadenado,
nutridos con mano usurera y fría?

¿Es una canción ese llanto trémulo?
¿Tal vez una canción de regocijo?
¿Con tantos nichos miserables?
¡Qué tierra de pobreza!

Además, Blake era lo que hoy llamaríamos una persona espiritual, que concebía la poesía como voz inspiradora, como parte divina de cada cual. El carácter Poético era la fuente de toda filosofía y religión (así lo desarrolla en su conocido libro El matrimonio del Cielo y del Infierno). Por si fuera poco, su escritura es con frecuencia enigmática; diríamos deliciosamente enigmática, así en esta “Segunda canción de la señorita Gittipin” en Canciones de una isla en la luna:

Oh, dejadme, dejadme con mis penas;
aquí sentada he de esfumarme
hasta no ser más que un espíritu,
perdida esta forma arcillosa.

Y si al azar en este bosque
alguien camina sin camino,
en la sombra verá mi sombra,
oirá mi voz sobre la brisa.

Gracias, Blake, por tus palabras.

6 comentarios:

  1. Se me ha venido a la mente ese poema, creo que de Celaya, que dice "maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales, que lavándose las manos se desentienden y evaden..."
    Bien podría haberla escrito Blak ¿no?

    Un abrazo.

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  2. Pues sí, Elena. Además, Blake era de extracción humilde, hijo de artesanos, que pronto tuvo que comenzar a trabajar de aprendiz en un taller de grabador. De ahí que Eliot lo considerase algo aparte de la literatura cultivada. Pero poca gente ha sabido expresar sus conversaciones con los ángeles como él.

    Buen día y un abrazo.

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  3. Si señor, fino y elegante, pero atrevido eh?

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  4. "... perdida esta forma arcillosa"
    No está muy contento.

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  5. Pelín amargado y ansiado.
    Probablemente todavía hoy esté buscando.

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  6. Vale, pelín triste. Lo compensamos:

    "Feliz, feliz gorrión,
    bajo las hojas verdes
    un alegre Capullo
    te ve raudo cual flecha
    buscar tu estrecha cuna
    al lado de mi Pecho"
    (de Canciones de inocencia y experiencia)

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