jueves, 2 de diciembre de 2010

Crisis en política, sociedad. Y Literatura

¿Existe algún presente que no tenga crisis? ¿Han conocido los tiempos alguna época en la que se haya vivido en plenitud? No gozamos de eternidad, pero, por lo que leemos, tenemos la tentación de afirmar que el paraíso nunca ha existido en la tierra. De ahí la aguda percepción del autor de Paredes de Nava (1440-1479) cuando opina que «cómo, a nuestro parescer, / cualquiera tiempo pasado / fue mejor». Y de ahí la tendencia, que abunda en literatura, a buscar espacios más amables que los que nos toca pisar. Rubén Darío (1867-1916) escribe al inicio de uno de sus libros: «Yo detesto la vida y el tiempo en que me tocó vivir». Y el bohemio Alejandro Sawa (1862-1909), en carta al escritor nicaragüense, le confiesa: «Un mal azar me hizo nacer aquí y en esta época». Por ello lanzaban su pluma al otro extremo del planeta y poblaban sus casas y sus libros de chinerías y japonerías.

Y, en llegando a Oriente, se encontraban con la gran obra de la japonesa Murasaki Shikibu (¿978-1014?), La novela de Genji’Genji Monogatari’−, en la que el devenir y la historia se dibujan como un sueño o ilusión. (Cuatro mil doscientas páginas, no obstante, cuya lectura recomendamos, que ya están traducidas al español; tal vez el estudio psicológico más antiguo de que disponemos en literatura).

No puede extrañarnos, pues, que la Política (de hoy) prefiera la imagen de las cosas a las cosas mismas. Y tienda a reproducir el universo pictórico de Watteau (1684-1721), de cuyo artificio decía Gautier (1811-1872) que «ninguna nota desentona en su encantadora falsedad».

Las crisis son como los crisantemos de hace un siglo, que le hicieran escribir a Victor Català (1869-1966): «Son las flores de los grandes sueños misteriosos, plácidos, sin esperanzas, sin deseos ni fiebres…». Y de miserias, añadimos.

[Puede verse parte de estas contribuciones en Josep M. Rodríguez, Hana o la flor del cerezo (Pre-Textos, 2007)].

8 comentarios:

  1. Desde que tengo uso de razón he oído que "la cosa no marcha bien".
    Quizá idealizamos cualquier tiempo pasado, pues la mente, en un mecanismo de defensa, suele olvidar los malos acontecimientos y los malos recuerdos.
    Un abrazo.

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  2. No puede extrañarnos, pues, que la Política (de hoy) prefiera la imagen de las cosas a las cosas mismas.
    Sí. Algunos políticos prefieren encerrarse en sus despachos para pintar un fresco con las estadísticas (pariendo una frestadística) antes que saltar al otro lado de los datos, allá de donde esos números vienen.

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  3. Siempre evocamos tiempos pasados como que fueron mejores,quizá tenga razón Elena y la mente se olvida de lo malo, o al recordarlo una vez pasado nos parece tierno y se dulcifica.
    Tendremos que aprender a vivir el momento y disfrutar de la vida, un viejo consejo literario, pero de difícil aplicación.

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  4. No hay palabras para manifestar el desencanto o las palabras son el mejor modo de plasmarlo, si no hubiera preocupaciones también dedicaríamos poco tiempo a resolver los problemas y por lo tanto a pensar... ¿qué hay perfecto?

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  5. Sí, Elena, la cosa no marcha bien. Nos educan en ello, teniéndolo miedo. Tal vez sería mejor tomarlo como normal.

    Un abrazo para ti.

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  6. Claro, ebge, es su oficio la imagen (o, según dicen en política, lo posible).

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  7. Es verdad, Ayla, vivir el momento, sabiendo lo que es.

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  8. Anotación interesante, Mafi. En las crisis, pensamos.

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