jueves, 16 de agosto de 2012

Música. Extraña religión

La Bibliotecaria, en sus afanes musicales, me hace tragar de vez en cuando algunos bodrios (o, al menos, yo los considero así), pero reconozco que buena parte del disfrute que me proporciona la música se lo debo a su interés en convertirme en melómano. El otro día le decía que ella tiene que pertenecer a la religión de la música de la que habla Camilo Mauclair (1872-1945), en esa religación de la Persona con la Cultura, especialmente con el arte. Este poeta, novelista, crítico musical nos ha dejado obras tan sugerentes como El arte del silencio, y narra la anécdota de aquel músico que nadaba en la miseria pero tenía el suficiente ímpetu para decir: "Creo en Dios, en Mozart y en Beethoven". A este escritor francés lo recoge Rubén Darío en su segunda edición de Los raros (1905) [Libro que merece por sí mismo entrada propia].

La Bibliotecaria sonríe con mis desvaríos. Hoy escuchamos un disco compacto con música de órgano de Antonio de Cabezón (1510-1566) a cargo de Andrés Cea, con el título Suavidad y extrañeza (continuamos con las sugerencias). Para dárselas un poco más, la Bibliotecaria me dice que está tomado de Juan Cristóbal Calvete de la Estrella, en su libro El felicísimo viaje (Amberes, 1552), cuando escribe que las ceremonias se hacían: "con tan divina música y de tan escogidas voces y de oír la suavidad y extrañeza con que tocaba el órgano, el único en este género de música, Antonio de Cabezón, otro Orfeo de nuestros tiempos".

Yo le agradezco a la Bibliotecaria sus recomendaciones, que hacen vibrar en mí registros inusuales.

3 comentarios:

  1. Ay, no, bodrios no son. El órgano por sí solo puede resultar un poco "duro de pelar", para reconciliarse con él recomiendo la música de los Gabrieli, con sus coros enfrentados en San Marcos de Venecia. Todo un alarde, y mucho más llevadero que Cabezón a secas, aunque a mí me gusta mucho. Para verano quizá algo más ligero , la "caballería lighiera" de V. Suppé por ej, jeje.

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  2. Gracias, Esther. Seguro que con lo que dices sorprendo a la Bibliotecaria. Aunque me da que ya lo conocerá.

    Buen verano.

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  3. Aunque sea una impostura, con gusto hubiera oído esta pieza al piano.

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