lunes, 14 de diciembre de 2015

Surrealismos en Dictaduras y Democracias

Al azar, que también ama, como es lógico, la luz de la razón
Veía la otra tarde una exposición de Eugenio Granel (1912-2001), y se me ocurrió variar un poco la dedicatoria que hace Juan Zúñiga a Felicidad en Misterios de las noches y los días, resultando el pensamiento que encabeza la anotación de hoy, pues me estaba dando vueltas por la cabeza durante todo el día. Granel es hoy uno de los surrealistas más reconocidos en España, con fundación incluida en Santiago de Compostela, no en vano, desde que conoce a Breton, asume esta corriente bajo «una perspectiva ética, como un modo de analizar la realidad, mostrarla y, sobre todo, vivirla». Se conocen en Santo Domingo en 1941, época dominada por Leónidas Trujillo, cuya sangrienta dictadura se prolonga desde 1930 hasta 1961 en que es acribillado (si bien la nación vive todavía cuarenta años más bajo la férula de sus lugartenientes, especialmente Balaguer). Allí, en el país antillano comienza a exponer sus primeros cuadros, permaneciendo en la isla hasta 1946 en que se asienta en Guatemala.
Granel sale de España en 1939 con el masivo exilio que provoca la victoria franquista y da con sus huesos en tierra dominada por la impunidad, pues Trujillo desea lavar la cara y, al tiempo, asentar unas comunas agrarias en la frontera haitiana (en la que masacra a 17.000 vecinos a machete) para lo que fleta barcos desde Francia y regala tierras (confiscadas) a los exiliados españoles. Allí coincide con Vela Zanetti, autor de múltiples frescos en los monumentos de la nación. Unas contradicciones en toda regla, las cuales se multiplican al haber miles de dominicanos que escapan a Estados Unidos para salvar el pellejo o para buscar oportunidades de mejora de vida.

Junot Díaz en La maravillosa vida breve de Óscar Wao describe el mundo del horror del trujillato en Santo Domingo y la vida de la gente que se asienta en los barrios USA. Además de dar con una estructura y forma narrativas fuera de lo común, donde hablan con propiedad la gente sin voz, pone sobre el tapete la violencia de las dictaduras, el machismo que cobijan y la xenofobia de las democracias.

9 comentarios:

  1. Desde luego parece o suena extraño salir de una dictadura que excluía (ideológica y, claro, físicamente) a mucha gente y buscar refugio en otra que también lo hizo. Es complicado hacerse una idea hoy en día.

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    1. Es cierto, ebge, complicado hacerse hoy una idea. Seguramente influiría el que los rescatara del infierno francés.

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  2. Eso digo yo también , no tiene mucho sentido, la verdad. ¿Por qué lo haría?
    Me gusta mucho la primera pintura.
    Un abrazo

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    1. Es de Granell. La verdad que tiene unos cuadros emocionantes.

      Un abrazo.

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  3. Unos tiempos difíciles los años treinta, no solo en Europa, aunque especialmente. Creo recordar ese "recibimiento" a los exiliados españoles, pero lo había olvidado.

    Conozco poco su pintura aunque alguna obra he visto.

    Abrazos!!

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    1. La verdad que tuvieron que salir de España en unos años catastróficos. Muchos murieron en los campos de concentración franceses (que ahora llaman de internamiento).

      Abrazos.

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  4. ¡Vaya un cóctel! No están los tiempos para detenerse en ello. Hay que pensar demasiado.

    Saludos.

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    1. Pues sí, Anónimo, no nos queda demasiado tiempo para reflexionar.

      Saludos y gracias.

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  5. Interesante Ignacio, realmente salir de una dictadura y acabar en otra no parece una gran solución.
    No lo conocía, siempre es un placer hacer descubrimientos contigo.
    Un saludo

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