viernes, 15 de diciembre de 2017

Pintoras de la vida

Cuando se presentaron los datos de la estructura completa del ADN en 1953 ‒ya se había aislado este en el siglo XIX‒, lo que hace que la genética sea posible entenderla a cualquiera de los mortales que se lo propongan, estos se acompañaban con la ilustración de la doble hélice, cuya forma se denomina la Mona Lisa de la Ciencia Moderna o se le asimila a la escalera de Jacob ‒recuérdese la serie de Dalí y sus explicaciones, además del Paisaje de la mariposa, que regala a Severo Ochoa‒, en la revista Nature ‒cuyo paper, por cierto, solo ocupa una página‒,  y en el posterior libro (de 1968) La doble hélice, de Francis Crick y James Watson, sus descubridores, obra que no deja de ser una de los monumentos clave del siglo XX.
La ilustración había sido realizada a mano en blanco y negro por la esposa de Crick, Odile, a partir de las explicaciones que le iba dando su marido en la sala de su casa de Cambridge. Lo hizo con tal sencillez, precisión y perfección que, hoy en día, bastantes de las reproducciones que se hacen de la doble hélice contienen errores que no estaban en el primer dibujo, el cual incluye el esencial detalle de las dos pequeñas flechas que indican la orientación contraria que llevan los dos lados de la escalera. Dígase de paso que esta simetría antiparalela la intuye Crick en base a la experimentación de la cristalógrafa de Londres Rosalind Franklin (1920-1958, de quien es la foto aquí traída, la cual muere de cáncer cuatro años antes de que su jefe, Wilkins, compartiera el Nobel con los nombrados).
Odile (Speed) Crick, artista anglo-francesa (1920-2007), estudia dibujo y pintura en Viena, París y Londres. El libro Cincuenta años de ADN. La doble hélice, dirigido por Pedro García Barreno nos habla de este entorno.

[Salud. A la espera de que la Vida conceda simetrías a quienes gobiernan la res publica].

6 comentarios:

  1. Qué interesante Ignacio. Lo desconocía totalmente y me ha encantado descubrirlo. Gracias.
    Saludos

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    1. De nada, Conxita, me alegro de que puedas descubrir algo desde aquí.

      Abrazos.

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  2. Pues sí que es interesante. Yo también desconocía lo del grabado. lo que sí sabía era el caso de Rosalind Franklin. ¡Vaya suerte aciaga!

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    1. Ya lo creo, Anónimo, que es una suerte aciaga. La fortuna cuenta bastante en nuestras vidas.

      Saludos.

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  3. "Pintoras de la vida" que bello título has encontrado para hablarnos de este libro. Me uno a tus otras comentaristas, mi ignorancia sobre el tema es total, así que te agradezco la referencia.

    Abrazos.

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