lunes, 10 de septiembre de 2018

El guardia, el poeta y el prisionero (Yun Dong-Ju)


Lo cojo lo dejo lo retomo lo orillo levemente… Así he estado con este libro del surcoreano Lee Jung-Myung, El guardia, el poeta y el prisionero (2014), construido sobre tópicos ‒la quema de libros, el guardia cruel que se humaniza con la poesía, la memorización de textos, los palimpsestos, etc.‒ y, al tiempo, engranado sobre unos personajes definidos, que en muchos momentos muestran profundidad, además de ambientarlo en la cárcel japonesa de Fukuoka en los años 1944 y 1945. Entre sus temas, el de la lucha del pueblo coreano por zafarse del yugo imperialista japonés.
Una notable parte de la trama la sustentan un guardián, carcelero despiadado ‒obediente‒ que será asesinado en circunstancias oscuras, y el poeta coreano Yun Dong-ju (1917-1945), el cual había estudiado en universidades japonesas, para lo que tuvo que cambiarse de nombre, lo que le producía una vergüenza tal, que impregnará sus poemas. A causa de experimentos médicos con sustancias químicas, el poeta fallece en febrero de 1945. No había publicado nada en vida, pero en 1948 se editaron juntos, bajo el título Cielo, viento, estrellas y poesía, los tres manuscritos que había dejado (que vieron la luz en español en el año 2000).
Sus poemas tuvieron un gran impacto. Combinaban ingenuidad, belleza y resistencia.  La otra patria: «La noche de mi regreso a casa / mi sombra me sigue y se acuesta a mi lado. // Mi habitación oscura conduce al universo / y el viento me sopla en la cara desde algún sitio, desde algún cielo. // Contemplo la sombra que se marchita dulcemente en la oscuridad. // ¿Soy yo el que llora? // ¿O la sombra? / ¿O mi alma bella? // El perro fiel / ladra toda la noche a la oscuridad. // El perro que ladra a la oscuridad / debe de perseguirme a mí. // Corre, corre, / corre como un fugitivo. / Huye de la sombra, / ve en busca de otra patria hermosa».

2 comentarios:

  1. Hermoso poema y -parece- que atractivo libro. Tus dudas parecen un acicate para su lectura.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. He de reconocer que lo es. Tal vez ocurra que no tenemos costumbre de la literatura oriental.

      Saludos.

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