lunes, 11 de octubre de 2021

Con los hermanos Tanner (de la mano de Robert Walser)

 En estos días en que ha vuelto a celebrarse la Feria del Libro en Burgos, con las novedades editoriales del momento, he viajado algo más de cien años hacia atrás para embelesarme (como hiciera Kafka, exprimiendo cada gota de sus palabras –si bien él lo hacía leyendo en alto–) con Los hermanos Tanner (1907) de Robert Walser (1878-1956). Es su primera gran novela, escrita en Berlín, después de que estuviera una temporada sirviendo en un castillo de la Alta Silesia, pues había estudiado para mayordomo –servir en vez de ser servido–, lo cual se nota en la obra.

Hacía unos años que leí Jacob von Guten, tal vez su novela más conocida, y me agradaba leer de nuevo los diálogos convertidos en monólogos, e incluso los soliloquios, de una, dos o casi tres páginas en los que los personajes muestran su «extraño y fascinante espejo de la vida» (tal como dijera en su momento el poeta Chistian Morgenstern, que se convertiría a la postre en editor de estas novelas).

Experimento con su lectura sensaciones singulares. Sentir que estás con personajes fuera de este mundo –virtuales– y, poco después, con alguien que te transmite alguna de las realidades profundas de la existencia. En todo caso, figuras que no tienen inconveniente en mirar las motivaciones por las que actúan, sean o no contradictorias, y en expresarlas a quienes conviven con ellas. Singularidades que llevan a cada protagonista a que su vida transcurra en soledad, con estrechas conexiones temporales, porque no hay otra manera de hacerlo.

En la novela alterna con su hermana –era el séptimo de ocho hermanos– Lisa, maestra; su hermano Karl, artista de cierto renombre; el viaje que realizó a pie desde Stuttgart a Zúrich; y los oficios subalternos amanuenses en los que trabajó desde que tuvo que dejar los estudios a los 14 años, poco antes de que muriera su madre enferma, a la que le unía un vínculo especial, casi simbiótico.

Salud

4 comentarios:

  1. Entiendo que sea apetecible leer una novela de hace cien años. ¡Con lo que nos bombardean!

    Saludos

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    1. Ya, Anónimo, la verdad es que con las ferias del libro quedamos con hartura de las promociones editoriales.

      Saludos

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  2. Desconocía a este autor pero me parece muy interesante leerlo Ignacio. Gracias.

    Un abrazo.

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    1. Espero que te agrade si lo lees. Desde luego, es peculiar, Conchi.

      Abrazos

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