jueves, 19 de septiembre de 2013

Cuentos de familia

En estos días finales de verano coloreados por las rosáceas flores del árbol de Júpiter y de las rosas de Siria –asientos de Asia Menor–, mientras los coches amanecen sudados en la rosada de la mañana, me viene a la mente la niña del cuento que deseaba ser huérfana y ansiaba quedarse sola en el mundo para disponer de todos los juguetes y contemplar la llanura despreocupadamente.
Homero. Ilíada es un texto basado en el relato homérico clásico, de cierta consistencia, necesitado de varias horas para su lectura, lo que no fue óbice para que fuera leído en el otoño de 2004 en espacios públicos de Roma y Turín, a los que había que asistir pagando entrada y a los que acudieron más de diez mil oyentes-videntes. La sesión de Roma se retransmitió en directo por radio, teniendo constancia de que numerosas personas permanecieron hasta su final dentro de sus coches en los aparcamientos.
Su autor, Alessandro Baricco, es de sobra conocido por regentar una escuela de escritores (de nombre Holden [que, por cierto, a su creador, Salinger, le están amargando el descanso eterno]) y por ser un excelente novelista, es decir, un agudo observador de costumbres y de la condición humana. Pues bien –decimos–, su autor, a la hora de explicar el éxito de prolongada audiencia en los aparcamientos, se inclina por admitir que no lo fue tanto por la emoción del texto (al imaginarse, por ejemplo, a Eneas herido en el fragor de la batalla, protegido por los dioses al esconderlo bajo un pliegue de su manto), sino “a lo mejor solo fue porque estaban hartos de su familia”.
Literatura y familia.

[Niña con juguetes es de Nelson Romero, tomado del interesante blog El hurgador, arte en la red]

4 comentarios:

  1. Puede ser que, en Roma, algunos de los oyentes prefieran quedarse a escuchar la lectura de la Iliáda por no ir a sus casas, pero todos, todos, es difícil imaginarlo. Si fuera efectivamente así, si reinara en la Ciudad Eterna tan poco afecto familiar, acaso el pobre Eneas hubiera preferido desocultarse del pliegue de su manto.
    Dichosos o no por falta de amor familiar, Baricco contenti.

    ResponderEliminar
  2. Seguramente el comentario de Baricco tiene mucho de salida momentánea. Pero, bueno, escrito está.

    ResponderEliminar
  3. La literatura sirve para evadirse, está claro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Efectivamente, Esther, muchos de sus textos se cimentan en un punto de fuga que lleva nuestra mirada a lo inexistente (necesario).

      Eliminar

Nos encantan los comentarios y que nos cuentes lo que quieras.