viernes, 12 de agosto de 2016

Gente menuda

Estos días son distraídos, sin concentración. Los tiempos de lectura, cortos y, además, los libros cambiantes dependiendo de los momentos, aunque sin criterio especial. Así que me acerco a la biblioteca del barrio para ver qué puedo llevarme. En la mesa de novedades resalta uno ante mis ojos: Fuego por fuego. No es voluminoso: 76 páginas, letra de tamaño notable para lo que suele ser habitual «al menos un cuerpo 14», me digo. No conozco a su autora, Carole Zalberg, leo en la solapa que es una poeta, letrista y novelista francesa nacida en 1964, impulsora de talleres de escritura en el ámbito escolar y de proyectos teatrales. Esta es su séptima novela, las cuales comienza a publicar en 2005, iniciada la cuarentena, así que es una candidata perfecta.

El segundo –…Y más allá de mi vidaserán poesías de un escritor de la tierra, Jaime Alejandre, nacido en Las Huelgas (Burgos), en 1963. También novelista, escritor de teatro e, incluso, de un libro infantil y de otro de calambures. Está unido a varios proyectos editoriales –Evohé, El Periscopio, Cuadernos del Laberinto–, entre ellos alguno de literatura heterodoxa (pues si no, quién vende en este país). Lo completo con otro y, para ir sobre seguro, tomo La sombra del otro mar, de Joan Margarit, con ilustraciones (también “poemáticas”) de Josep M. Subirachs, (Ni en la literatura ni en la música / tiene su origen mi romanticismo: / más bien en la humildad / de los buques correo y mercantes).

Vaya también en el equipaje algo desenfadado. El cómic El Bosco, de Marcel Ruijters, lleno de agradecimientos a fundaciones neerlandesas y personas varias, por lo que parece que ha tenido una cuidada investigación del pintor y de su época. El siguiente me ha hecho estar un rato dudando, pero al final he picado: Mr Smith y el paraíso, de Georg von Wallwitz. Digo que dudaba, pues es algo sesudo. No obstante, no me resisto a leer algunas líneas este mes sobre la invención del estado de bienestar. Tal vez aclare algunos asuntos. En todo caso, me da que merece la pena.

Y finalizo con Umbrales, de Claribel Alegría. Releer «La ceiba», «El río» u «Ojo de cuervo» cabe en cualquiera de los momentos de las pausadas horas de agosto.

Ya veremos a final de mes cómo vuelven las palabras de estos desahogados libros.

4 comentarios:

  1. Yo leo mucho en verano porque tengo más tiempo, así que lo reservo para libros de muchas páginas o más complicados. Incluso de viaje leo bastante y así lo he hecho en los diez días que he estado por Mitteleuropa :))

    Que vaya muy bien lo que queda de agosto y buenas lecturas (solo conozco y leído a Margarit y es excelente).

    Abrazos agosteños!!

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  2. en estos meses de verano, me he leído a Carlos Ruiz Safón, Las luces de Septiembre, lo tenía pendiente desde hace muchísimo. También, Escucha la canción del viento y Pimball 1973 de Haruki Murakami, y estos días comencé La magia del orden de Marie Kondo.

    Me apunto tus recomendaciones, tengo libros en lista de espera....
    saludos

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    Respuestas
    1. Vaya, Karin, ¡cómo aprovechas! No tenemos remedio.

      Saludos.

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