Suele contar en sus charlas
Carlos Taibo La parábola del pescador
mexicano, la cual sirve de título a uno de sus libros, que lleva el
significativo subtítulo Sobre trabajo,
necesidades, decrecimiento y felicidad. Significativo porque expresa
algunos de los elementos que intervienen en el planteamiento que realiza acerca
de nuestro planeta. Más en concreto, acerca del modo en que estamos llevándolo
a un colapso, al sobreexplotar sus recursos, en especial por parte de quienes
habitamos los territorios “avanzados”.
Sostiene Taibo que las
soluciones a las necesidades de recursos que conlleva el aumento demográfico
mundial pasan por rebajar notablemente nuestros niveles de consumo y conseguir
un reparto equitativo de los bienes. Sería actuar como ese pescador mexicano
que con dos horas de trabajo tenía suficiente para poder vivir, con lo cual le
quedaba tiempo para levantarse tarde, jugar con la progenie, sestear con la
parienta y salir, sin prisa, con la cuadrilla (a ello, lógicamente, habría que
añadir las tareas caseras), todo ello sin esperar a jubilarse para llevar esa
vida.
Introduce su libro con dos
citas. Una es de Óscar Wilde, «El trabajo es el refugio de quienes no tienen
nada que hacer», con la inevitable ironía de este autor. Otra, de Robert Frost,
algo más extensa, «El cerebro es un órgano maravilloso. Empieza a trabajar nada
más levantarnos y no deja de hacerlo hasta que entramos en la oficina».
Se dice que una comunidad no
occidentalizada sería tediosa. Así presentaba una monja salesiana una comunidad
“primitiva” que había conocido en la selva de Venezuela: «No hay quien les haga
trabajar; cuando consiguen la comida que necesitan, están una semana charlando.
Viven en una choza grande. Tienen todo en común y todo el mundo se ocupa de
todo; hasta de los niños. Van desnudos, por lo que es urgente vestirlos. En el
terreno sexual hacen lo que les da la gana y, además, disponen de unas hierbas
que permiten que las mujeres no queden embarazadas».
Los planteamientos de Taibo son interesantes en este y en otros temas.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Desde luego esa tribu primitiva parece que sí sabía lo qué valía la pena.
ResponderEliminarA veces viendo la necesidad de algunos en conseguir más y más y más te preguntas qué es lo que estamos haciendo, desde luego no parece muy acertado, ¿cuándo esperan disfrutar de lo que consigan?
Besos
Al pescador mexicano, Conxita, le decían que disfrutaría en la jubilación si se dedicaba a trabajar duro y a acumular beneficios.
EliminarBesos.
LLegaremos hasta donde alcance.
ResponderEliminarHasta entonces, ¿cómo se repartirán los despojos?
Posiblemente, guerras de rapiña.
Saludos.
Parece, Anónimo, que ya te has filmado la película.
EliminarAhora, solo queda esperar a comprobarla.
O, ¿podrá hacerse algo?
Saludos.
Estoy de acuerdo, Laura. Habla de asuntos de primera necesidad y lo hace con reflexión.
ResponderEliminarAbrazos.
Me apunto a lo del pescador Mexicano, dos horitas diarias...con las cosas de casa no hay problema, si en el mundo en el que vivimos pasar el aspirador es una suerte de terapia.
ResponderEliminarYa lo creo, Esther. Quedas apuntada.
ResponderEliminarAbrazos.