viernes, 8 de febrero de 2019

Dulce hogar (Dorothy Caunfield Fisher)


Colección Roman ‒romance es término que continuamos utilizando desde que Chrétien de Troyes escribiera en el siglo XII Erec y Enide, la primera novela‒ nos trae estos años textos desconocidos en España, entre ellos la novela Dulce hogar de Dorothy Canfield Fisher (1879-1958), que en su momento pugnara por el Pulitzer, escritora que ya en su tiempo podía considerarse tradicional, literariamente, aunque no lo era en los asuntos que planteaba.
Ciertamente, otras obras de esos años eran vanguardistas en su desarrollo global ‒véase Ulises o a Clarice Lispector‒, y el texto que comentamos no lo es, pero tampoco queda ajeno totalmente a ello, según puede verse, por ejemplo, en la práctica de los monólogos interiores de varios de sus personajes. Tampoco es una novela pura del siglo XIX, si reparamos en que no le interesa la acción por la acción, sino que corta continuamente los capítulos para dar paso a diferentes perspectivas.
Y, además de una prosa cuidada y un dominio notable del ritmo, tiene un mérito añadido: plantea, en 1924, la inversión de papeles sociales en la familia; la mujer es la que sale a trabajar mientras el hombre se queda en casa y atiende a los hijos y las faenas de domicilio, armonizando con las aptitudes de cada cual. De paso, critica el consumismo (a través del trabajo en unos grandes almacenes) y la manipulación que supone de los hábitos que incitan e ello. Al tiempo que subyacen asuntos en boga, tal la eugenesia ‒«a este tipo de hombres no deberían permitirles tener hijos»‒, la utopía social ‒«por lo mismo que no sería esclavo, ¡nunca sería amo!»‒ o la educación de la infancia.

6 comentarios:

  1. Lo de las formas literarias tiene su enjundia, pero, en este caso, no es fácil dilucidarlo un siglo después.

    Saludos.

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    1. Ya, Anónimo, pero merece la pena detenerse en ello mientras leemos, ¿no crees?

      Saludos.

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  2. Tiene mérito que en 1924 ya planteara ese cambio de papeles, imagino que no debía gustar mucho en su época aunque también ahora a algunos no les gustaría mucho.
    Besos Ignacio

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  3. Sí que tiene mérito, Conxita, aunque hay que tener en cuenta que ya había obras en EE. UU. que reivindicaban el cambio de roles, como la novela utópica feminista de 1915 "Herland" (aquí traducida como "Dellas") de Charlotte Perkins Gilman, autora recomendable.

    Besos.

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