martes, 29 de enero de 2008

De cómo las eses hacen el silencio (Rebelión en la biblio)



Uno de los tesoros más preciosos que podemos encontrar hoy en las bibliotecas, herencia de un pasado no tan lejano en el que formaba parte de la vida cotidiana, es...¡¡ta ta cháaaan!! , el silencio. Con su s de ¡ssshhhh! y todo. Bien, pues voy a contaros una historia al respecto, sin más, para que nuestra “pulpa de celulosa mental” se mantenga fresquita y jugosa.
Ahí va:

“Transcurría la tarde, una de tantas, plácida y hasta soporífera, en la sala Infantil de aquella biblioteca de cuyo nombre no quiero acordarme, en la hora previa a la invasión de los pequeños... y sus acompañantes, de los preadolescentes... y sus hormonas y hasta de alguna despistada que quiere hacer la compra. Como era inevitable, llegaron, y con ellos se fue la placidez y el silencio. El volumen de las voces subía y subía con un crescendo que ni la Filarmónica de Gambia, vamos. Que si ¡niño no tires los libros al suelo!, que si ¡viene ese señor y te riñe!, ¡hombre, hola vecina tu también vienes a este centro cívico! . Y así hasta que el señor que riñe no aguantó más y gritó más alto que nadie: ¡¡SILENCIO POR FAVOR!! . Todas las miradas se volvieron hacia él, con un gesto de culpabilidad algunas y de indignación otras. En esto, una de las de este último grupo, con la cara rojilla mezcla de ira y de sofoco, espetó: ¿Qué pasa, es que no vamos a poder ni hablar? ¡esta biblioteca o lo que sea está al servicio de los que la pagamos! . ¡Bien dicho!, ¡Pues claro!, ¡Tiene razón!, ¡Encima que les pagamos el sueldo! y toda la ristra de sande... , de comentarios que ya conocéis, queridos colegas, fueron vertidos, iniciándose una revolución sin precedentes en la sala. Como si de una alucinación se tratase, el bibliotecario empezó a sufrir todo tipo de ruidos sin control: los usuarios aullaban desaforados, los móviles sonaban y sonaban con sus supermegapolitonos tan originales, los libros, también cansados de estar callados, espetaban sus contenidos alocadamente: “Con cien cañones por banda...” decía el de poesía, “...que no son gigantes, mi Señor Don Quijote...”, gritaba el del rucio. ¿Y los cedés? ¡Ay Dios mío! : “los Lunnis y los niños nos vamos a la cama!, “...antes muerta que sinsilla...”, “...a toda mechaa, a to a toda mechaaaa.”. El letrero de “Silencio por favor” yacía en el suelo pisoteado por la marabunta, y sus letras de color granate parecían sangrar agonizantes.
Y en un rincón, acurrucado y desesperado, lloraba El Duende de la biblioteca, impotente ante tamaño desconcierto.
De repente, que es como suceden las cosas en estos cuentos, el bibliotecario pudo escuchar entre el tumulto, una voz ronca que le llamaba. Era la Vieja Enciclopedia, la traicionada por Internet, que le decía: “En las letraaaas, en las letraaaas...” . ¿Qué? , ¿cómo? . Siii; en las letras del cartel de silencio encontrarás la forma de pararlos a todos. Piensaaaaa, piensaaaaa...
Y así lo hizo. Se acercó a las letras desparramadas, y pensó y pensó... pero ná. Que no había forma. Cogía las letras, las miraba, pensaba, miraba a su alrededor horrorizado, y no encontraba la solución. Cansado ya de todo y lleno de rabia, arrojó una letra S a la gorda que había armado la gorda, y ¡sorpresa! , se quedó paralizada y sobre todo, callada. Por fin había desvelado el secreto, pero ya no había más eses en el suelo (dábase la mala pata de que en el cartel ponía “Silencio por favor” y no “Se ruega se sirvan de observar silencio en la sala”, ya ves). Así que instintivamente se llevo el dedo a los labios, en un gesto ancestral, atávico y universal, y expelió un largo y profundo ¡¡SSSSSSSSSSSSSSSSSHHH!! , que dejó la sala con un silencio que parecía que el alma se la iba a salir del cuerpo de regustillo que le daba. ¡Claro, eso era! ¡Las eses eran las que tenían el poder!. Y durante un buen rato no paró de repetir el maravilloso gesto, hasta estar seguro de que todo lo que se había estado meneando, permanecía en reposo, agradeciendo profundamente a la Vieja Enciclopedia la sabiduría acumulada en sus manidos lomos.

Y aquí termino, queridos coleguillas, este cuentecillo, como diría Flanders, aunque mucho me temo que en los tiempos que corren, las eses tendrían que ser… de mármol.

21 comentarios:

  1. en los tiempos que corren, las eses tendrían que ser… de mármol.
    DE GRANITO DEL COMPACTO O DE PLOMO, ¡TOMA ESE! Y REMATADO CON COLLEJA ¡PLAF! PARA ASEGURAR EL RESULTADO.
    Y como siempre no a los niños que no tienen la culpa de tener semejantes progenitores....

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  2. en los tiempos que corren, las eses tendrían que ser… de mármol.

    Y bien que de mármol y de un tamaño considerable para poder ser lanzadas con soltura pero que causen efecto claro.
    Ya estoy viendo el teléfono de alguno aplastado por nuestra querida S sssssssssssssshhhhhhhhhh

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  3. Y REMATADO CON COLLEJA ¡PLAF! PARA ASEGURAR EL RESULTADO.

    Está claro Mafaldia que a ti ante todo y sobre todo lo que te mola es la colleja,PLAF PLAF, venga pues que sea asi pero con la mano en forma de S no te olvides que es el secreto...........

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  4. "S" de suspiro del bibliotecario impotente o (imponente para alguna acosadora), "S" de Socorro!!!! estos quieren acabar conmigo, "S" de soplagaitas... "S" de subliminal. ¡como me siga sacando del sitio le saco el seso a soplamocos sosainas!

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  5. ¡Qué cuentecillo tan revelador...! y lo que más me gusta es la moraleja: "por mucho que parezca que todo está perdido, el bibliotecario SIEMPRE tiene la sartén por el mango y recursos para dominar a la caterva de usuarios con la que tiene que lidiar".
    Realmente esto gratifica y tranquiliza... Gracias Kapov

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  6. Si, por que todavía podemos acudir al resto del abecedario: la T con forma de hacha, la C de boomerang,la O de huevo, la J y la L de bastón, la P de martillo,etc, y lanzarlas junto a las eses :))

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  7. Tu sí que sabes, con el abecedario como arsenal no habrá usuario que se atreva ni a chitar; así, todos calladitos, que os arreamos con la L u os lanzamos una O y ya vereis...

    XDDD

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  8. os lanzamos una O y ya vereis...

    ¿qué ha pasado con el glamour?

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  9. Nena, el glamour que no falte... pero tú sabes que hay momentos en los que hay que remangarse las sayas y lanzar una O como dios manda... XDD

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  10. Bueno, también podemos lanzar Tés en forma de ¿T vas a callar de una vez?, Os como ¿O te callas O te vas fuera? ó Pés reales: ¿P orqué no te callas?. Así sería como màs glamuroso.

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  11. ¿P orqué no te callas?. Así sería como màs glamuroso.
    Me llena de orgullo y satisfacción... ME HAS CONVENCIDO. XDDDDDDDDD

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  12. Estupenda fabulilla Kapov!!!, a mí también me reconforta en parte, pero miedo me da si, llegado el caso de otra situación peliaguda, no se encontrar el gesto apropiado y efectivo...

    En cuanto al uso de las letras, la P real es muuuuuy elegante, pero donde esté una buena O... ;DDDD

    (Te echábamos de menos por aquí Kapov)

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  13. si es que, donde esté una buena S bien dicha...

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  14. buena S bien dicha...
    SEÑORESSSSSSSS SSSSSSSSSSSSSSSSSSS, ya pueden sacar los pañuelos y secarse la cara... ;)

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  15. ya pueden sacar los pañuelos y secarse la cara

    Para muchos esa será la experiencia más cercana a una ducha que hayan tenido nunca XDDD

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  16. ¿qué me decís de la pobre enciclopedia traicionada por gugle?

    Habría que hacerla un homenaje...

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  17. Si, por lo menos pasarla el plumerito de vez en cuando, y si viene a mano utilizarla como elemento disuasorio contra la violencia o la estupidez... ¿o son lo mismo?.

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  18. contra la violencia o la estupidez... ¿o son lo mismo?.
    me comentaron un día que primas hermanas...;P

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  19. Un cuento la mar de instructivo, que refleja con extraordinaria similitud lo maravillosa que puede ser una jornada laboral con nuestros queridos borreg... este...usuarios.

    Si os soy sincera, desde que estoy "al otro lado del mostrador", cada vez estoy más desencantada con el género humano :***

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