EL PEQUEÑO DICTADOR

Todos aquellos que trabajan en una biblioteca con sala infantil saben (y todos los que nos leen de vez en cuando han deducido) que los turnos en la zona de los pequeños, sobre todo los de tarde, no son precisamente codiciados.
Nos quejamos del desorden, las carreras, las tertulias de las mamás... y a veces sacamos punta para hacer unas risas y descargar un poco el agobio que le produce a uno pasar así toda la tarde. Y es que la mayor parte de las veces es eso, agobio, cansancio, pero nada más. Muy pocas veces es cabreo, enfado de verdad, de ese que te hace abrir el blog y ponerte a teclear como loca.

A primera hora ha venido una madre con sus niños. Han devuelto material tarde, con lo que tenían vetado el préstamo hasta dentro de unos días. Hasta ahí normal. Lo que no es normal es que la madre temiera llevarle la contraria al chaval (que tenía ya unos siete u ocho años, vamos, que se le supone ya conocimiento) y que éste se limitara a decir, refiriéndose a la película que no se podía llevar, "pues la quiero ya".

La madre intentó de todo, desde insinuar que le levantara la suspensión, diciéndome que "es que él" (por el niño) "no entiende de eso" (el razonamiento de si devuelvo tarde no puedo llevar en préstamo nada) hasta decir abiertamente que "si se puede arreglar pagando o algo". Como no creo que hacer la santa voluntad de nadie sea motivo suficiente para ser flexible en la aplicación de una norma, que por otro lado existe para garantizar el acceso de los demas usuarios al material de la biblioteca, me mantuve en mi posición inicial. Al rato se fueron, el chaval iba montando lo que, técnicamente, se denomina un pollo level one, alerta roja, con simulación de posesión demoníaca y todo y, por supuesto, molestando a las demás personas que se encontraban en la biblioteca.

En fin, me quedé pensando, quizás el niño reflexione y vea que no siempre las cosas son como a uno le gustaría. Que tienes que ser responsable de tus actos y apechugar con las consecuencias. Que, a veces con razón, no te dejan hacer lo que quieres y que otras tampoco te dejan incluso sin razón. Y que esto está montado así y que no lo he inventado yo, como decía la canción.

Pues no. A las dos horas volvieron con otro carné infantil (de su hermana, supongo) y se llevaron la película de la discordia.

Fíjate qué bien, ahora seguro que el chaval está plenamente convencido de que el mundo gira al son que el toque, que para conseguir algo sólo hay que gritar, mejor cuanto más alto, y que los que no le dan la razón están en su contra.

Una suerte tener una mamá así, que, supongo, cuando le deje una novia o no le den un curro irá a preguntar si "no se puede hacer nada" o si se puede arreglar "pagando o algo". Bueno, ahora que pienso, lo de la novia igual si que se arregla preguntando lo segundo. Según donde.