jueves, 5 de febrero de 2009

Entre papel y pucheros: Magdalenas (I)

Este mes de febrero le voy a dedicar entero a postres, ya que es el mes del amor por antonomasia y no está de más preparar algo dulce para celebrar no sólo la avalancha de corazones, sino la amistad y el cariño de la familia. Os animo a elaborar vuestra propia repostería para tomar un perfecto desayuno en compañía de nuestros seres queridos. Recordad que es la comida más importante del día.
Lavela me comentó hace unas semanas que hacía mucho tiempo que no probaba magdalenas. Siento decirte que mis recetas no llevan leche condensada como las de tu madre, pero tienen un sabor en mi opinión muy rico y sobre todo, natural.
Siempre he conocido dos tipos de magdalenas: las de leche y las de aceite. Las más apreciadas por las abuelas siempre han sido las segundas, ya que en sus tiempos conseguir aceite de girasol de calidad era harto difícil, y la receta no admitía manteca de cerdo, la grasa habitual de los postres típicos, como los sobadillos que aun a día de hoy preparan en el pueblo para las fiestas. Las magdalenas de aceite tienen el añadido de su mejor conservación, pero el sabor es ligeramente menos intenso que las de leche y se va perdiendo a medida que pasan los días. Las del otro tipo se conservan mucho peor porque la cantidad de aceite es mínima, sustituyéndolo por leche entera, lo que intensifica su sabor y le da una jugosidad excepcional. Pero al precio de quedarse duras al par de días de su elaboración.

¿Qué hacemos entonces? ¿Magdalenas sabrosas pero poco prácticas? ¿Magdalenas de óptima conservación pero sin ese toque de frescura? La solución está en aunar ambas técnicas, cosa que hacen a la perfección las reposteras mas viejas de este mundo, las monjas. Encontré esta receta dentro del libro Cocina monacal, secretos culinarios de las hermanas clarisas editado en1999 por Caja de Ahorros del Círculo Católico. Salen más de dos docenas, por lo que deberemos adecuar las cantidades si su finalidad es el consumo personal o parejil. Los moldes, si no tenéis los sofisticados de silicona, os valen los desechables de papel que venden en cualquier supermercado, incluido Mercadona.
Ingredientes:
  • 4 huevos
  • 6 tazas pequeñas de azúcar (las tazas pueden ser las de café)
  • 4 tazas pequeñas de leche
  • 4 tazas pequeñas de aceite
  • 12 tazas pequeñas de harina sin llenar del todo
  • 2 cucharaditas de levadura

Mezclamos los huevos con el azúcar hasta que cojan volumen. Posteriormente añadimos el resto de ingredientes, removiendo poco a poco y acabando dando un tute con la batidora para que no queden grumitos en la masa. Cogemos los moldes de papel y lo llenamos con la masa hasta 3/4. Metemos las magdalenas al horno a unos 160-180º C y a ser posible, en modo calor uniforme o ventilador. Si no, pues calor por arriba y por abajo. Cuando estén doraditas, las sacamos del horno y dejamos enfriar en una bandejita cubiertas por un trapo de algodón blanco.

No sé si os quedarán con copete, porque son muy caprichosas en sus formas. Aunque dependerá de vuestra personalidad, ya que dicen que los platos se parecen un poco al cocinero. ¡Suerte con ellas!

6 comentarios:

  1. Que buenas, y es que no hay nada como la repostería casera a la que añadimos ingredientes de lo más sano.

    Ya sabemos que ésto lleva su tiempo, porque la repostería (como la cocina) hay que mimarla), pero no hay nada comparable con esas buenas recetas que salen de nuestras cocinas.

    Gracias por este espacio, que está pero que muy bien.

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  2. Ñam, ñam ¡qué ricas las magdalenitas! las voy a intentar hacer... alguna la voy a rellenar con piedrecitas y las dejaré en el mostrador en plan desgustación... jua,jua XDDD

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  3. ¡Vaya, una de mis debilidades!

    Los moldes me ofrezco a hacerlos. Ya compraré unos pliegos.

    Seguro que están estupendas, pero, en esto -¡hay que ver!-, no he vuelto a probar magdalenas como las hacía mi madre. Bueno, en mi pueblo se llaman cajas y cuando se desbordan, decimos que tienen mocos.

    En la niñez, la panadería del pueblo era de mis tíos. Mi tía se cobraba las cociones tomando una de cada diez cajas (según creo recordar) y algunos mocos, que nos daba a las/os mocosas/os que andábamos por allí.

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  4. No está mal, pero prefiero algo salado, como patatas fritas

    las patatas de Eloy Acero, poseen una especial cualidad de la que carecen cualesquiera otras patatas de bolsa.

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  5. cierto, cierto que son buenas patatas y también lo son estas magdalenas si uno es capaz de cocinarlas con acierto, yo sigo con mi empeño de rellenarlas... XDD

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  6. yo sigo con mi empeño de rellenarlas

    No se preocupe madre que aquí tiene un ayudante dispuesta.

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