Han finalizado en este mes de junio los clubes de lectura que durante el presente curso han desgranado sus sesiones quincenales en las bibliotecas municipales de Burgos: los ya asentados de la Gonzalo de Berceo y el más bisoño y modesto de la Miguel de Cervantes. Y qué mejor modo de celebrarlo que reunirse en una mesa a cenar unas chuletillas, morcilla (hecha con arroz), beber un poco de vino y charlar animadamente, según se iban agotando las botellas, como hicimos el miércoles pasado, día 24 (nos faltó cantar, pero todo se andará). Ni que decir tiene que la gente que los promueve y dirige, así como quienes asisten a ellas, son acreedoras de nuestra estima. Vaya, pues, con esta anotación el reconocimiento a su labor.
Hay quienes creen que un club de lectura es un lugar idílico en el que todo transcurre en calma. Desconocen que es –o debe ser– algo vivo y, como todo lo que vive, se remueve a sí mismo y a su entorno. Por supuesto que en él se disfruta, sí; es el momento en el que se deposita en el círculo el resultado de algo que nos reconforta: leer. Pero lo que ahí se expone puede entrar en colisión con lo que pensamos o sentimos. Al escuchar tal o cual opinión, puede que nos removamos nerviosamente en el asiento. En esos momentos se necesita un plus de valentía, de aceptar la compañía, de apertura a lo otro. ¿¡Quién dijo que era fácil!?
Hay quienes creen que un club de lectura es un lugar idílico en el que todo transcurre en calma. Desconocen que es –o debe ser– algo vivo y, como todo lo que vive, se remueve a sí mismo y a su entorno. Por supuesto que en él se disfruta, sí; es el momento en el que se deposita en el círculo el resultado de algo que nos reconforta: leer. Pero lo que ahí se expone puede entrar en colisión con lo que pensamos o sentimos. Al escuchar tal o cual opinión, puede que nos removamos nerviosamente en el asiento. En esos momentos se necesita un plus de valentía, de aceptar la compañía, de apertura a lo otro. ¿¡Quién dijo que era fácil!?
Los magros presupuestos de las bibliotecas condicionan las lecturas en los clubes. Hay que aprovechar el material existente. Pero llegará el otoño y volverá la oportunidad de reunirse, tal vez rebasando los límites de la novela, después de que el verano tueste algo nuestra piel y tranquilice nuestro espíritu.
Es una oportunidad estupenda para leer, encotrar amigos, divertirse y aprender.
ResponderEliminarSi alguien quiere información puede encontrarla en la pestaña del club de lectura o preguntando en las bibliotecas.
También si queréis hacer sugerencias, es un buen momento.
Saluditos
Lo mejor de un libro es poder comentarlo con alguien, comprobar que tus conclusiones son muy diferentes a las de otros o que lo que a tí te ha encantado a otras personas les parece un horror. Ayuda a aprender, a respetar y a valorar todo tipo de opiniones.
ResponderEliminarEs verdad. Nunca terminamos de acostumbrarnos a que un libro es distinto para cada persona que lo lee.
ResponderEliminarLa lectura crea un opérculo en las tertulias literarias.
¡Y que nadie se olvide de los jueves del Quijote en La Acequia!
ResponderEliminarEh eh eh eh sois unos tramposillos...
ResponderEliminarLo de las chuletillas y el bebercio no figura en la letra pequeña.
Me encanta lo que sugiere Ayla. Una lectura provoca una sensación diferente en cada persona, hecho que jamás podrá superar una película.
(sí, ya sé que no he descubierto las Américas)
Pues si, se acabó nuestro querido club de lectura, pero todos esperamos que sea por poco tiempo, casí se podría decir que estamos preparando el próximo.
ResponderEliminarHabrá que comenzar de nuevo a pensar en los libros que leeremos en el nuevo curso.
Tienes razón cuando dices que un club de lectura debe de ser algo vivo, y lo cierto es que lo es, sobre todo cuando hay opiniones encontradas, que las hay, en particular cuando se sacan a relucir ciertos temas, en los que se difiere.
Así y todo, creo que merece la pena, hay que saber escuchar a los demás y sobre todo respetar las opiniones de todos. Creo que éso realmente es lo más importante.
Y si ya acabamos la andadura con una buena chuletada, pues ya ni os cuento.
Que no, que no. Que este Club de Lectura no se ha acabado, que nunca diremos adiós porque tenemos un bloguito en el que seguir compartiendo nuestras lecturas veraniegas y haciendo comentarios. Que seguiremos con las novelas negras... o blancas... o amarillas; o, como le gusta a lavela, nos atreveremos con algún ensayo, que el verano no se ha hecho para dejar de pensar... y tal.
ResponderEliminarLa verdad es que disfrutamos muchísimo el otro día. ¡qué suerte tenemos de sentirnos escuchados!