Siempre había sido una mujer inteligente, lista, rápida e impecable en su labor, cualquiera que fuera esta, coser, cocinar, dibujar, cantar, hacer autodefinidos que la encantaban y aunque sus estudios no habían sido superiores le habían otorgado un acervo cultural e idiomático importante.
Los últimos años en verano se dedicaba a pasear con sus amigas playeras y dada la gran longitud de la playa, éstos se convertían en larguísimos diálogos, momentos de intimidad compartida e historias del pasado.
Cuando su cabeza empezó a fallar y no era capaz de seguir una conversación animadamente como siempre y ofrecer sus consejos, se dedicaba a pasear con la marea baja, buscando opérculos, eran muy difíciles de encontrar, de hecho yo lo he intentado más de una vez y no lo he conseguido pero su meticulosidad le ha acompañado siempre y también en estas interminables búsquedas.
Ella siempre dijo que eran opérculos y por eso voy a buscar si efectivamente se llamaban así, en esta página me lo confirman, son las tapas que usan las caracolas para encerrarse en su conchas y así protegerse, igual era que ella estaba buscando también su opérculo para afrontar su incierto futuro, pero es que siempre encontraba alguno.
La cría del caracol de tierra que nada tiene que ver con el de mar es un mercado en auge, esta actividad se denomina Helicicultura y si queréis encontrar un libro en la biblioteca sobre este tema buscad en en 636/639... suerte!
Qué historia más emotiva¡, gran mujer la buscadora de opérculos, seguro.
ResponderEliminarEs que la playa sobre todo por la tarde con el sol a medias, las olas, los reflejos, las conchas... siempre me recuerdan lo mismo... qué se le va hacer.
ResponderEliminar;)
¡Qué envidia menos sana! Hay quien tenemos que contentarnos (por ahora) con la sierra madrileña.
ResponderEliminar"Opérculo" viene del latino operculum, significando "tapadera". Así, al menos, dice la RAE.
Pensé que el post iba sobre las abejas... El término "opérculo" se utiliza también para la película con la que las abejas cubren la miel en los panales ;-)
ResponderEliminarOjo, no me ha decepcionado el post, sino todo lo contrario.
qué triste Mafi, porque sé lo que representa...
ResponderEliminarNo, no es triste, los recuerdos, la añoranza, nunca nos tienen que poner tristes, todo lo contrario si un día fueron momentos felices, no tenemos que dejar que el paso del tiempo lo convierta en tristeza.
ResponderEliminarY si es precisamente ese paraiso en el que estás, el que te trae estos recuerdos es que también ahora hay felicidad, ale ale a disfrutar.
hay veces que uno quisiera tener un opérculos, para esconderte de las mala miradas, malas ondas, envidias y peleas... saludos
ResponderEliminarYo solo puedo decir que me ha encantado, y que he aprendido un poquito más. Gracias.
ResponderEliminarEstoy absolutamente encantado con esta entrada.Tanto que no descarto echarme el libro en la mochila de la playa...
ResponderEliminarQue buen entretenimiento se buscó. Esas frágiles piececitas con que las caracolas procuran preservar su intimidad. Eran las puertecitas de pequeños hogares de cuya historia nada quedaría sin ese alguien que los atesora. Es una bonita forma de ganar tiempo. Y qué mérito el de hallarlos.
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Yo también soy buscadora de opérculos, me encanta ‼️‼️
ResponderEliminarDónde se puede comprar ese libro?
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