Era una bibliotecaria sencilla, guapa como todas las bibliotecarias, trabajadora incansable y servicial como pocas, con sus gafitas redondas observaba todos los días el mundo de letras que le rodeaba, observaba, observaba... tanto escudriñaba sus libros que conocía cada mancha, cada arruga, cada pliegue de la vida de sus amados amigos de papel.
Viendo diariamente como eran devueltos a su hogar llenos de porquerías miles, con olores nauseabundos, repletos de restos inciertos y en proceso de descomposición... poco a poco su contenida ira se iba reflejando en un ligero tic en el ojo izquierdo y su mente empezó a vislumbrar el ocaso de tanta penuria.
Mis niños, mis pequeñuelos, algo tenemos que hacer y el material de nuestra particular guerra nos lo regalan todos los días ¿verdad? Poco a poco los usuarios iban enfermando de una peste peculiar, sobre su piel aparecían y desaparecían letras, en los casos más graves mayúsculas y sus ropas se descubrían pegajosas y manchadas por tantas pústulas, ahora, el remedio era bien simple, llevando a cabo las más elementales normas de higiene personal los síntomas desaparecían casi instantáneamente, hubo muchos que siguieron meses enfermos...
Aclaración: Esto es un cuento, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y las coincidencias existen, si no no se hablaría de ellas... pero no por ello dejo de ser un cuento, "Érase una vez..."
Los libros, a nuestro pesar, no solo son el producto de la cultura. También son un instrumento en manos de quien los manipula.
ResponderEliminarTal vez el mismo libro haya caminado hacia su versión digital para librarse de este espécimen humano.
Muy bueno lavela, nunca había pensado en esa perspectiva y pienso QUE VAS A TENER RAZÓN!!!! XDD
ResponderEliminarA mi me duelen mucho los libros infantiles, esos tan bonitos con solapas que se levantan o incluso música. Algo que me hubiera encantado poder disfrutar a su debido tiempo.
ResponderEliminarAhora cuando veo uno roto es como si me arrancaran un cachito a mi. Los libros digitales nunca nos van a poder dar eso.
Guarros y mal educados los hay en todas partes y aquí también vienen, igual hay que poner algún cartelito "respete a los libros como así mismo" o "lavate las manos antes de usarme", está claro que esto no sería necesario con los e-book, aunque creo que tardará en convertirse en algo cotidiano el ver a la gente con este tipo de libros, no sé igual me equivoco
ResponderEliminarLa solución es clara: libros digitales para quienes aman la cochambre; libros impresos (primorosamente) para quienes aman la obra de Gutenberg.
ResponderEliminarQue no cunda el nerviosismo. Pongámonos, por favor, en el lugar del otro.
ResponderEliminarEso digo yo!!! asertividad por favor!!, no todo el monte es orégano, pero haberlo haylo.
ResponderEliminar:)
Amo la obra de Gutenberg y lo digital me apasiona, así que me quedo con los dos. :)
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