Se dice que el libro más bello impreso en el Renacimiento es Hypnerotomachia Poliphili –en español, El sueño de Polifilo, o Lucha de amor en sueños del amante de Polia (Sabiduría)–, que vio la luz en Venecia en los talleres del editor e impresor Aldo Manucio en 1499. El incunable tiene varias singularidades. La primera es que se desconoce su autoría [¿L. B. Alberti?], a pesar de que fuera escrito en la década de 1460. La segunda es el idioma del texto, pues, aunque se cree que lo fue inicialmente en latín, la versión impresa que nos ocupa mezcla términos y expresiones del latín, italiano, griego, árabe y hasta español; una jerga propia. A ello se añade las ilustraciones alegóricas que incluyen los volúmenes, las cuales aportan (una vez descodificadas) comprensión a lo que parece el recorrido iniciático de la trama. Siendo una historia de amor, en ella Polifilo tiene un sueño en el que, a través de la vía del Conocimiento, camina hacia la Fuente de la Vida. Es muy posible que algunos jardines famosos –Boboli, Versalles, Isola Bella– reproduzcan los misterios que se hallan en el Polifilo, conduciendo a quien los visita a esa fuente piramidal con escalones de agua.
Aldo Manucio, además de haber marcado pauta en el mundo de la tipografía, era un humanista, amigo de humanistas. Esta corriente fue apoyada por los llamados papas de las luces, en la cátedra hacia mitad del siglo XVI (hasta 1463 en que fallece Pío II). A partir de ese tiempo, se tocarán con la tiara los partidarios del poder temporal de la Iglesia (entre ellos, nuestro Borgia Alejandro VI), iniciando una época en la que rodarán cabezas y se amordazarán lenguas. Es por ello que El sueño termina con el canto del ruiseñor, Filomela, símbolo de la libertad de expresión.
Si quien lee estas líneas tiene la fortuna de tener en sus manos un ejemplar de la editio princeps del Hypnerotomachia Poliphili, le rogamos que tenga la deferencia de avisarnos. Mientras tanto, nos conformaremos con el estudio que hace Emanuela Kretzulesco-Quaranta en Los jardines del sueño, la traducción de Pilar Pedraza en 1981 (reeditada en El Acantilado, 1999) y las anotaciones que vemos en la red.
Los pájaros ¿qué tendrán?
ResponderEliminarLa paloma (la paz), el ruiseñor (la libertad de expresión)... ¡qué bonito!, Aldo Manucio... gran tipo y típico nombre para aprender en las oposiciones de biblioteca, jejeje. ;)
Es verdad, Mafi, es uno de los fijos en las oposiciones. El caso es que era mucho más que un impresor, era la cabeza (editora) visible de un grupo humanista (neoplatónico) que planeó la edición de textos clásicos.
ResponderEliminarJo quien pudiera tenerle en sus manos...
ResponderEliminarSí, Ayla, seguro que a través de la piel de las palmas te va entrando por el cuerpo un no sé qué.
ResponderEliminarUn buen comentario a la obra. Aquí os dejo el enlace al texto completo de la misma. Incunable de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/70/6/hypnerotomachia-poliphili/
ResponderEliminarGracias
Muchísimas gracias a tí por tu atención Consuelo, recibe un cordial y sincero saludo. ;)
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