domingo, 11 de abril de 2010

Las violetas (bolas de cristal)

Cada inicio de primavera aparecen las violetas en Burgos. Los árboles todavía de invierno, salvo el leve amarilleo de los sauces y algún brote que comienza a abrirse en los castaños. La ciudad es renuente a las flores; solamente, aquí o allá, sorprende el blanco de los almendros, el rosa de los ciruelos y los matorrales de la orilla del río. Y a esta ciudad del frío llegan las violetas. Se agolpan en un arriate del paseo de la Isla –paralelo al Arlanzón–, salpicando el tierno verde de las recientes matas de hiedra que tupen el suelo de este trozo de jardín y se prolongan hacia arriba en los troncos de su centro. Alrededor del follaje rastrero, unos recios ejemplares de almez y de tuya; algo más allá, la pila románica traída de una iglesia en ruinas.

Cada primavera nos acercamos a esta zona, agradeciendo su regalo. Son bola de cristal y alcancía de nuestro sosiego. Las visitamos, mañana o tarde, hasta que se marchita su color, apocándose, y las flores van desapareciendo entre las hojas vecinas. Nos recuerdan nuestra estancia en esta ciudad, que ya se prolonga en todo este siglo. Lo que quedó atrás. Las pérdidas. Los sueños. Los fracasos. Lo que ha llegado. La difícil aventura de comenzar la vida en un lugar nuevo, fuera de la juventud. La casa. La muerte rondando y venciendo algunas amistades. El ciberespacio. El nacimiento de la Vela Blanca -tan alejada la mar-. Las amigas de Burgostecarios. La alfabetización de inmigrantes. La Recolectora.

Crecen desparramadas, sin tocarse, bellas. Lo más difícil y precioso de la vida es la soledad entregada.

Cuando nos ven leyendo por la calle, hay quien nos dice que el exterior es para verlo y disfrutarlo; pero no hay cuidado: escuchamos los pájaros, saludamos a quien se nos cruza, sabemos de las hojas y… nos vemos con las violetas.

10 comentarios:

  1. Qué bonito texto, sólo la primavera es capaz de regalarnos esto. Lástima que hoy es día nos ha traído de nuevo el frío.
    Me encantan las violetas, me recuerdan a Cecilia con su ramito de violetas.

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  2. Espero que no haga mucho frio estos días y no se caigan las flores tan bonitas que brotaron la semana pasada.

    Ayla, esa canción es preciosa, me encanta.

    Me estaba acordando de la orquídea que me regalaron este año por San Valentín, aunque parezca cursi me gustó mucho porque no me lo esperaba

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  3. La primavera es el renacer, la posibilidad de cambio, la vida que siempre contínúa. Hay que estar atentos y ver los regalos que la naturaleza nos hace... Como esas humildes y bellas violetas.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Vuelven cada año, lo mismo que los aviones y, dentro de nada, los conspicuos vencejos. El día que nos cansemos de este cíclico retorno quizá sepamos algo que no quisiéramos haber sabido.

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  6. Han aguantado bien los últimos vientos fríos. ¡Como están abajo, metidas entre la hiedra!

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  7. Buenos días, Burgostecarios:

    ¡Qué bien escrita la entrada de hoy!.
    Os pongo una canción de Nicola di Bari:
    …Florecerán las tantas primaveras,
    como violetas también regresarás.

    http://www.youtube.com/watch?v=TENg8TpsbZY

    Saludos. Gelu

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  8. Siempre fueron unas de mis flores favoritas. ¡qué suerte encontrarlas en las calles!
    Ya huele a primavera, como tu precioso texto Lavelablanca.

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  9. Sí, Isabel, ya huele a primavera (aunque por estas tierras, algo menos que por las tuyas).

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