viernes, 7 de octubre de 2011

En la tempestad digital

Pasé el miércoles por la biblioteca del barrio y me encapriché con un lector de libros digitales, de esos aparatos que llamamos ebuk. ¡Un poco pequeño, no! me pareció al abrirlo. Pero todo sea por satisfacer el cumplido afán de la curiosidad que me inundaba. Así que ahí me encuentro como una criatura con zapatos nuevos, pulsando todas las teclas, tactilando los iconos en pantalla, mirando la carga de batería, probando a sol y a sombra…

Me he metido en La tempestad en la nieve, de Pushkin (1799-1837), y allá que aparece la hermosa Maria Gravílovna «esbelta y pálida», que pretende casarse con Vladimir (que ardía en igual pasión que ella), en una apartada ermita del bosque, pues no en vano lo van a hacer sin el conocimiento del padre y la madre de Maria. Pero, hete aquí, que tengo que agrandar la letra justamente cuando se está levantando una tempestad de nieve y Vladimir ha enganchado el caballo a su trineo. El camino se desborda en la pantalla y el caballo queda cegado por la violencia de los copos que impulsa el viento que entra por la ventana. La cierro y reduzco la letra para ver en qué queda esto. No hay manera, se ha digitalizado el final del capítulo en cascada y me encuentro con Maria desmayada, sostenida por su doncella y los testigos, que la casan con un joven que aparece por allí a refugiarse de la tormenta.

Y con el correr de los bytes resulta que…


7 comentarios:

  1. Oooooh... se ha quedado en lo mejor. Vaya, si es que donde se ponga el papel...

    Un abrazo Lavela.

    ResponderEliminar
  2. Es la censura de los ceros y unos, que se ponen de uñas con según qué escenitas de pasión.

    ResponderEliminar
  3. Ja ja ja, ya lo irás cogiendo el tranquillo, yo estoy encantanda, te lo puedes llevar a todas partes, no te estropea la vista y al otro lado de la tecla donde se agranda la letra hay un icono que si pulsas sobre el hace que mientras dure tu lectura no se mueva el tamaño, ja ja
    Con lo que no estoy tan contenta es con la venta de ebooks al mismo precio que los libros en papel, si en la cadena se saltan algunos eslabones como transporte, impresión y demas. ¿porqué no cambia el precio final?

    ResponderEliminar
  4. Sí, Elena, a mí también me tiene sobre ascuas.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. ¡Anda, ebge, que como fuera eso verdad!

    ResponderEliminar
  6. Ya, ya, Ayla, mucho botoncito, pero no hay forma de saber cómo finaliza la historia.

    ResponderEliminar

Nos encantan los comentarios y que nos cuentes lo que quieras.