domingo, 8 de septiembre de 2013

Vladimír Holan. La partera

En la acera

Es una vieja vendedora de periódicos
que cada día llega cojeando hasta aquí...
Cuando agotada ya no tiene fuerzas para llevarlo,
suelta el paquete de "Ediciones extraordinarias",
se sienta encima y se adormece...
Los que pasan delante
están tan acostumbrados que ni siquiera la ven,
y ella, misteriosa y muda como una sibila,
esconde lo que debiera ofrecer...

Empieza a llover…

Camino hacia el trabajo en esta cálida mañana con ausencia de viento y de voces humanas. Los patos agradecen la lluvia de tormenta caída hace escasas horas y el esquelético río Arlanzón revitaliza las cintas de sus riveras. En paralero al camino arbolado, los coches circulan con estridente zumbido. Leo a Vladimír Holan (1905-1980), una vida entregada a la poesía, traducido por Clara Janés Nadal (1940-), tal vez la persona que conoce su enigmático mundo de manera más singular. Es uno de sus libros esenciales: Avanzando (1943-1948), escrito en la época en que sus versos esperanzadores y de resistencia estaban en la boca de los habitantes de Praga durante la ocupación nazi; pero llegaron los rusos –a quienes saludó– y concluyeron que su posterior poesía –la que arriba leemos– era decadente, por lo que fue prohibida.


Pienso en que lo que puede hacerme hermoso no es el brillo que encontraré (y tanto atrae) al cruzar la puerta del nuevo edificio. Pienso en la la partera de Van Gogh

2 comentarios:

  1. A veces lo oculto depende de la mirada subjetiva de cada uno. Yo opino que muchas cosas pueden ser decadentes o desagradables o directamente horrorosas. Afortunadamente mi opinión no es ley, y esas cosas que detesto podrán seguir completando el puzle de la vida sin que su supervivencia dependa de mi antojo. Todos perdemos si cercenamos aquella belleza que no percibimos, que nos queda oculta a nuestro particular punto de vista. Pierden los que sí la perciben, y pierden los que no porque los otros no se lo podrán nunca enseñar salvo en un libro de postales.

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  2. Acertada anotación, ebge. Construir una sociedad no es fácil, aunque nos ronda la tentación de comenzarla desde el principio según nuestro criterio (anulando lo que creemos que no está acorde).

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