En
este tiempo de cerezas, en el que las
calles se animan, se nos ha muerto Juan Gelman (1930-2014), allá al otro lado
del océano ‒A los explotados de ambos mundos‒. En estos días (previos al silencio)
en los que olvidamos que somos consumidores, me viene a la memoria una carta
enviada por un ferroviario de la estación de Burgos al periódico de la ciudad El Castellano, diario defensor de los obreros (y patronos)
católicos, publicada el viernes 3 de julio de 1936, página primera: «Las
mejoras que piden los ferroviarios actualmente no tienen nada de extremistas
puesto que cualquier servicio del Estado o empresa formal tiene asignadas
mayores remuneraciones, con menos riesgo y sin mayores conocimientos, y solo
con un fin tendencioso puede hacerse saber a la opinión pública que nosotros los
ferroviarios pretendemos que no haya un sueldo tope dentro de cada escalafón.
Lo que deseamos es que toda clase de agentes tenga un sueldo que cubra sus
necesidades. Las Organizaciones y los ferroviarios en general queremos con gran
tesón que desaparezcan los viveros de parásitos que son hoy los Consejos de
Administración y Direcciones de las Empresas [ferroviarias] fundiendo todo en
una sola Dirección del Estado con intervención del personal, para, recogiendo
las iniciativas de este, dar impulso al tráfico ferroviario y estar en todo
momento al corriente de la situación económica de los ferrocarriles única
manera de que el personal no pretenda reivindicaciones superiores a las
posibilidades económicas del negocio».
Y
Gelman escribe en Relaciones (Buenos
Aires, 1971-1973):
una flor
crece donde estuvo preso y murió Toussaint Louverture
por la abertura de esa muerte una flor
crece en el castillo de Joux donde estuvo preso
y murió el haitiano más negro que se conoce
el más joven el más adelante que se conoce
negro Toussaint el general libertario
¿acaso comía como todos vivía como todos moría como todos Toussaint Louverture?
comía como todos vivía como todos moría como todos
sólo una flor le crecerá por una agujero
después que haya morido tal vez sin arreglar
por la abertura de esa muerte una flor
crece en el castillo de Joux donde estuvo preso
y murió el haitiano más negro que se conoce
el más joven el más adelante que se conoce
negro Toussaint el general libertario
¿acaso comía como todos vivía como todos moría como todos Toussaint Louverture?
comía como todos vivía como todos moría como todos
sólo una flor le crecerá por una agujero
después que haya morido tal vez sin arreglar
todas
las cuentas que tenía que arreglar
con la vida la muerte
con la vida la muerte
Y
ahí estamos, en ese humilde lugar que es una abertura, en ese agujero que es un
no-lugar florecido.
Juan Gelman vivió, sufrió y escribio sobre esa vida y ese sufrimiento. Así son los poetas, imprimem el alma en sus cuadernos.
ResponderEliminarHermoso homenaje, Ignacio, descanse en paz. Un beso
Pues sí, Mere, no está de más ese homenaje, y un vistzao a su compleja vida.
ResponderEliminarBesos.
Que buena esta entrada dedicada a Gelman, mi compatriota. Merecido homenaje a un gran hombre.
ResponderEliminarsaludos
Vaya, Karin, cuentas con singulares compatriotas.
ResponderEliminarSaludos.
Prefiero abertura a agujero. Abertura provee de futuro, agujero no. Si cada cual pone topes al prójimo estamos todos en un agujero. A los ferroviarios les barreaban la promoción. Un poco más de abertura, por favor.
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