¿Qué me importa que el combate se perdiera?No todo se ha perdido; la indomablevoluntad y las ansias de venganza, el odio inmortal,el valor firme que nunca es sometido ni se rinde:¿en qué consiste, pues, no ser vencido?
Perder, perderse. Vencer,
ser vencido. Palabras y conceptos que atraviesan los más de diez mil versos de El Parasíso perdido de John Milton
(1608-1674), poema al que merece la pena volver de cuando en vez (sin ir más
lejos en los ratos perdidos de este
verano). Allí encontramos un personaje reconocible: Satán, el demonio, tratado
con tal énfasis y detenimiento, que ya le hicera decir a William Blake que
Milton sentía la libertad creadora al escribir sobre el Perdedor y, por el
contrario, se encontraba entre guilletes al escribir sobre Dios.
Precisamente es a Blake a
quien creo que Pablo Auladell ha tenido en cuenta al dibujar las ilustraciones
de su novela gráfica El Paraíso perdido
(2015), proyecto en el que está inmerso durante cinco años (si bien con
dedicación intermitente, según narra el mismo autor). No son las palabras
originarias las que se reflejan en esta obra reciente, sino las imágenes
contenidas allí. Resulta adecuada la conversión, teniendo en cuenta que los
versos aludidos son una cascada, un manantial brioso, un firmamento dispar.
Milton, en su ceguera final,
recibía las palabras palabras en las noches y sus hijas redactaban el extenso
poema en el día. El renacimiento, sus aretistas, sus viajes están ahí. También
las limitaciones del momento, por ejemplo, respecto a la mujer. Sin que faltara Eva: «y me asomé a la verde
orilla / para mirar el claro y liso lago, / que a mí me parecía un firmamento.
/ Al doblarme a mirar, apareció, / justo enfrente, sobre el acuoso brillo, /
una figura que se acercaba a mí: / retrocedí y ella retrocedió, / mas, complacida,
en seguida volví, / y ella, complacida, en seguida volvió, /…».
Es nuestra imagen.
NO sabía que las hijas le escribieran los poemas durante el día.
ResponderEliminarBEsos
Es de esos detalles que se quedan cuando los conoces, pues tienen su importancia.
EliminarBesos.
Bonito que sus hijas lo ayudaran a transcribir los poemas que pensaba.
ResponderEliminarEs curioso ser más creativo escribiendo sobre el perdedor y más encorsetado con Dios, será que se empatiza más con el que pierde que con el que siempre gana? me ha parecido curioso.
Saludos
Tal vez sea así, Conxita. Puede que el personaje "malvado" sea más complicado de trazar en un relato.
EliminarSaludos.
Leí el poema durante un invierno. Me causaba cierta impresión el imaginar la época de excitación intelectual en la que tendría que estar Milton (y sus hijas).
ResponderEliminarSaludos.
La verdad que tuvieron que ser unos meses intensos en la familia. Los días pasarían raudos.
EliminarSaludos.
No he leído esta obra, sé que comienza en el infierno.. ( la he ojeado ;) siempre he creído que la única manera de valorar un paraíso es saliendo de él ( si has tenido la suerte de pisarlo ) y bajarte al infierno un ratito ... o al revés, salir del infierno y llegar al paraíso que para mi no es otra cosa que la paz interior ... nunca he creído en paraísos extraños o alejados de nosotros..eso solo son pasajes de ensueño jaja bueno y malo, todo está dentro de nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo muuy grande y que este verano a punto de asomar sea benévolo contigo y te permita disfrutarlo !
Parajes ( quise decir ) .. o paisajes si lo prefieres.
EliminarFeliz verano !
Gracias, María. Coincido en que dentro de nosotros se forjan distintos mundos, pero creo que quienes nos rodean son fundamentales para nuestro crecimiento, para nuestra felicidad, para nuestro disfrute (no es necesario decir que, también, para nuestro dolor).
EliminarSi te gustan las imágenes de palabras, échale un vistazo al extenso poema.
Y cásate en armonía con el verano.
Besos.
El Paraíso Perdido, otra cuenta pendiente, otro vacío que tengo como lectora, algún día llegará. Parece que la propuesta de Pablo Auladell puede ser interesante. No soy de novela gráfica pero me he enganchado a ella con Frédéric Pajak ¿lo has leído? Si no es así te lo recomiendo.
ResponderEliminarUn abrazo con olor a rosas :))
No lo he leído, Laura. Libro por libro. Aunque no me olvidaría del de Milton.
EliminarGracias por el olor.
Besos.