Somos bastantes quienes
admitimos que nuestra vida no está sujeta a sobresaltos dignos de tal nombre. (No
quiere ello decir que no se cultiven a nuestro alrededor la sorpresa, las
variaciones e, incluso, el dolor profundo). Al menos, esa es la sensación con
la que salgo de ciertos libros, entre ellos el que he terminado recientemente: Tú no eres como otras madres, de
Angelika Schrobsdorff (casada con Claude Lanzmann, autor de Shoah, la
película del Holocausto), la cual toma el título del inicio de un poema que
compuso su hermano mayor a su madre. Obra aparecida ya en 1992, que ahora edita
aquí Errata Naturae y Periférica.
La madre en cuestión, Else,
nace en 1893 en Berlín y muere en los años sesenta. Vive su juventud en la
ciudad transformada y transformadora, escapando del destino que le deparaba su
posición de privilegio como hija de una familia comerciante adinerada judía y
casándose en secreto con un artista cristiano, al que ama. ¿Era posible vivir
en Berlín y no enterarse de la guerra
mundial de 1914-1918? Pues sí, ella lo hizo, al tiempo que vivía su revolución
personal ante los designios familiares. Contradicción que nos crea una
perplejidad semejante a la que asisten quienes tratan de sintonizar la teoría
de la relatividad con la de la mecánica cuántica.
Precisamente, la muerte del
hermano de Else (por la gripe española) lleva a la reconciliación familiar,
dando paso a una época de abundancia, que promete un futuro dichoso. Pero… las
aventuras amorosas del marido introducen a otras mujeres en la vida de Else, llegando
a dispensarles su amistad y su animadversión, y, lo que es más señalado, despiertan
la capacidad vital de ella. Y, después, el régimen socialfascista la reduce a
su condición más mínima, la étnica, la judía. Y aparece el sufrimiento…
Sofía, en Bulgaria, es la
otra ciudad en la que se desarrolla la acción. La autora, Angélika, nacida en
1927, apenas reside en el paraíso berlinés. Pronto conecta con los tiempos del
gran dolor.
Esa novela promete. Me encanta lo que cuentas. Muy interesante. Me la apunto. Mil gracias!
ResponderEliminarBesos
Casi tengo la seguridad de que te gustará, Celia.
ResponderEliminarBesos.
Qué buena recomendación, me lo voy a leer. Gracias!!!
ResponderEliminarCreo que te gustará. Aunque nunca se sabe con los libros...
EliminarDichoso día.
Tengo la novela en la estantería de pendientes. La compré hace poco porque una compañera de trabajo me habló bien de ella y a mi me convenció el tema. Así que cualquier día la empezaré a leer.
ResponderEliminarEn eso de no enterarse de los grandes acontecimientos, es sorprendente, pero hay gente que lo logra. Recuerdo a Joyce con la II Guerra Mundial. Siempre me parece que hay una falta de empatía considerable hacia el sufrimiento de millones de personas.
Un abrazo!!
Sí, la empatía mueve vidas en una dirección. Y su falta, lo hace en otra.
EliminarUn abrazo.
Parece que es así. La mayoría de la gente quedamos fuera de los circuitos del vértigo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Liri. Pasaré por allí.
ResponderEliminarHabía leído unos comentarios sobre este libro, que lo situaban como algo que merece la pena leer, por el contraste entre una vida regalada y, después, una de privación, teniendo ambas relación por la indiferencia que supone en las personas la primera.
ResponderEliminarSaludos.
Es algo bastante evidente en el libro, que lleva a tachar de frivolidad a sus personajes.
EliminarSaludos.
Muy interesante, me la apunto en mi lista de lecturas pendientes.
ResponderEliminarPor cierto me ha encantado la imagen inicial de la entrada, preciosa.
Un saludo
Gracias, Conxita, supongo que te gustará la novela biografía.
EliminarSaludos.
Muy interesante, me la apunto en mi lista de lecturas pendientes.
ResponderEliminarPor cierto me ha encantado la imagen inicial de la entrada, preciosa.
Un saludo
Hola Ignacio, paso a saludarte y espero que estés bien. He estado unas semanas ausente, pero todo se acaba y de nuevo comienzo a disfrutar de vuestras publicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.