Las golondrinas se han
marchado y las garzas, de camino, mojan sus patas en el Arlanzón. La furiosa
lluvia de la tormenta ha lavado las hojas de los árboles, todavía con los
milanos de julio, y ha dejado regueros de paja en las sendas de El Parral. ‒«Poco
a poco me enamoré de ti», canta el picapedrero de la tapia‒. En la rotonda de
los tilos, la compañía ambulante está montando la carpa, algo sorprendida por
esta fría mañana. Al abrir la ventana de la sala de lectura, se agradece el
saludo del gallo. Hay que encender el ordenador.
Múltiples
segmentos de día, pues. La mañana se asemeja a los variados volúmenes arquitectónicos asimétricos que
confluyen en una unidad reconocible, en lo que puede llamarse poética de la
arquitectura. Así en Resonancias orientales
en la obra de Juan Navarro Baldeweg (2014), de Ramón Rodríguez Llera se
aprecian sus geometrías desplegadas en la naturaleza conformando una topografía
singular, en la que no faltan las atalayas interiores desde las que otear el
panorama exterior, cromadas las superficies por luces que buscan su puesto.
Caligrafías constructivas.
Hiroshige
(1797-1858), maestro pintor del mundo flotante, vuelve en las creaciones
pictóricas y arquitectónicas de Baldeweg (1939). Los paisajes del ukiyoe, los
kimonos orlados, la delicadeza del grabado xilográfico, que interpreta la
naturaleza a través de la madera, llenando los objetos de matices, en el que
siempre está el ser humano presente. (Conocida es la influencia de este artista
sobre el impresionismo y el modernismo occidental a través del japonismo).
L’Empire des Signes (1970),
de Barthes, puede ser una de las obras más lúcidas sobre la cultura japonesa.
El autor occidental afirma la incapacidad nuestra de comprender lo oriental. En
todo caso, lo único que nos es dado percibir es «un imperio de los signos que
proporciona una emocionante desorientación mental».
Preciosa obra. Venir a tu blog es culturizarse. Gracias. Ah, y gracias por el lindo paseo del otro día :)
ResponderEliminarBesos
Cierto, Celia, es una obra preciosa. Lástima que no sea de las que acostumbramos a tener a mano.
EliminarFue un placer el paseo. Sin duda, para repetir.
Besos.
Es cierto que a veces parece complejo entender el mundo oriental y yo añadiría cualquier realidad más allá de la propia, aunque a mi me parece que es cuestión de suspender los juicios y dejarse llevar, entonces todo se ve mucho más sencillo.
ResponderEliminarUn saludo
Seguro que tienes una notable parte de razón, Conxita. Los (pre)juicios nos hacen personas pequeñas. Pero... ¿quién deja de arrojar la primera piedra?
EliminarSaludos.
Es de agradecer el llegar a libros que no son corrientes en los escaparates de las librerías, al menos de las que son más visitadas.
ResponderEliminarSaludos.
Ya lo creo, Anónimo, me resulta algo parecido a los anuncios de películas en las paradas de autobuses. Todavía estamos con los rifles y las colonias.
EliminarSaludos