jueves, 12 de enero de 2017

Inversión narrativa

Me balanceo estos primeros días de enero, mientras paseo por el monte, entre la prosa de Bohumil Hrabal (1914-1997) y la de Sarah Waters (1966). Entre personajes hombres y personajes mujeres –¿acaso no es social toda literatura?–. Entre autor y autora. Entre un decir implícito, simbólico y un expresarse explícito, cercano (siempre con la frescura de lo literal a lo literario). Entre poco más de cien páginas y casi quinientas. Entre párrafos generosos que incluyen diálogos sin señales tipográficas y pequeños párrafos que acompañan a abundantes conversaciones señaladas en líneas aparte con su guión largo.
Tierno bárbaro fue escrito por Hrabal en 1973, después de que su autor fuera aislado por las autoridades que terminaron con la primavera de Praga. Es un canto al genio del pintor y amigo V. Boutník, que se quita la vida meses después de la ocupación de los tanques. «Y Vladimír seguía emocionado ante el árbol solitario y hablaba tiernamente: Igual que este árbol, todo en mis hojas está conectado a la tierra… este árbol para mí es de cristal, veo cómo la savia sube por el vidrio del tronco… observo exactamente adónde van las raíces y los vasos capilares, veo también todas sus fases en cualquier época del año… un poco de imaginación y todo se hace más claro y, por tanto, más humano». Por entonces, Hrabal vive solo en su casa en el bosque de Kersko.
El lustre de la perla, título dado aquí a Tipping the Velvet, está escrito en 1998 y narra la peripecia de una mujer, Nancy, cien años antes, entre sus 18 y 25 abriles –y ya conocemos el verso más famoso del siglo XX, «Abril es el mes más cruel»–. Mi vida no dio para tanto en esa edad, por lo que me rindo ante los abismos vitales en que se sumergen otras personas. Aquí, la protagonista ha crecido en un tranquilo lugar de la costa inglesa, pero es ese raro fruto de alguna ostra, y en un instante queda seducida por una cantante de mussic-hall, con la que inicia su vida independiente. Claro, es una novela, y por lo tanto hay traiciones. Buena vida, esclavitud, pobreza. De ese modo puede pasar a ser amante de las despreocupadas damas de la burguesía y aristocracia, sáficas en sus salones, Y de las avanzadas de la vanguardia obrera.
Ambas obras son exaltaciones de la extravagancia, negaciones de lo convencional, desesperadas bocanadas de libertad.
[Habrá quien haya visto la miniserie Tipping the Velvet].

6 comentarios:

  1. Curioso discurso del cabrero (a las cabras).

    Saludos.

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    1. Ya, Anónimo, Hrabal crea un mundo que escapa a lo tradicional.

      Saludos.

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  2. He leído varias novelas de Hrabal, aunque no esta de la que hablas, me gusta bastante su fino humor y sus historias.

    Buscaré algo de Sarah Waters.

    Un fuerte abrazo, Ignacio.

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    1. La verdad que el hombre engancha un poco cuando lo lees.

      Espero que Waters te guste.

      Abrazos.

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  3. No conozco ninguna de las dos propuestas que haces.
    "Me rindo ante los abismos vitales en que se sumergen otras personas", ¡¡uff qué frase!!

    Saludos

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  4. Son formas literarias curiosas, Conxita, sobre todo la de Hrabal. Y, ya ves, mi vida no tiene demasiado interés.

    Saludos.

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