miércoles, 12 de junio de 2019

Narrativas precarias


La crisis económica que atravesamos y padecemos, ya camino de la docena de años, puede ser motivo central en la ficción literaria o simple decorado, pero de una u otra forma condiciona parte de la producción narrativa de nuestros días en España. De ahí los estudios que se realizan en Narrativas precarias (2019), que cuenta con la coordinación de Christian Claesson y está publicada por una de esas editoriales que se nutren o denuncian (o ambas cosas) de las características sociales de estos años: crisis griega, copyright, femen, democracy now!, etc.
Con anterioridad, existían novelistas que se ocupaban de la realidad inmediata ─ya sabemos, Gopegui, Rosa, Sanz, Riechmann, etc.─, la llamada creación crítica, que en la década actual se han incrementado con plumas que reflejan el repliegue individualista a que nos impele la crisis, para guarecernos de ella, abandonando los espacios colectivos que, en principio, ayudarían a superarla más fácilmente. La supervivencia, que genera las individualidades nómadas globalizadas, que huyen de sus lugares de origen en busca de una vida distinta, pero que suelen terminar reproduciendo los valores que habían rechazado.
Aparecen, así, nombres como los de Blanca Riestra, con la distopía Greta en su laberinto (2016) o el tratamiento del feminismo y la inserción laboral en Pregúntale al bosque (2013). Aparte de Iván Repila, que recrea una sociedad violenta en Prólogo para una guerra (2017), pueden leerse los relatos de Miguel Serrano Larraz en Réplica (2017), entre los que se encuentra «Frontera», en la que discurre la experiencia de una chica inmigrante llegada a España, que recala en una familia que, a su vez, fue emigró a Europa.
Tiene algo de esperanza el libro. La que proporciona la política literaria frente a la política literal. La segunda nos atrapa en las leyes de mercado, en las obviedades de quien las hace. La primera ─la literaria─ nos desdobla, permite que experimentemos la posibilidad de ser otras personas y, desde ese momento, generamos efectos de realidad. Según Rancière, la ficción política realiza tres operaciones: crea un nombre o personaje colectivo, produce nueva realidad e interrumpe la que hay.

5 comentarios:

  1. La verdad que tiene que ser interesante lo que pueda contar de esa influencia y de cómo se vuelven precarias las narraciones en tiempos de crisis.

    Saludos.

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    1. Sí, Anónimo, es un ensayo para leer con tranquilidad.

      Saludos.

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  2. Confío en tu criterio literario y tomo nota, no conozco a ninguno de los autores y autoras que mencionas (Rancière, sí).Rafael Chirbes es el escritor que mejor contó los efectos de la crisis para mi gusto.

    Un abrazo.

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    1. Espero que te resulten satisfactorios/as, en el caso de que los leas. Yo, a mi vez, me guío por el libro mencionado.

      Abrazos.

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  3. Es el milagro de la literatura, que nos permite encarnarnos en un prójimo del que nada sabemos y de cuyos padecimientos ni imaginamos.

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