Entre las obras literarias
recuperadas en el presente siglo se encuentra Tea Rooms. Mujeres obreras (novela-reportaje), que se editara en
1934, en Madrid, por Juan Pueyo, dentro de la que se considera Edad de Oro de
la literatura femenina. Pertenece a Luisa Carnés (1905-1964), nacida en la
capital de España y fallecida un 8 de marzo en Ciudad de México (cuando era D.
F.), en un accidente de tráfico (en el que resultaron ilesos su marido y su
hijo), después de salir de un mitin o conferencia que había dirigido a un grupo
de mujeres. Hija de familia venida a menos, a los once años tuvo que emplearse
en un taller de costura, desde donde fue reflexionando sobre la existencia que
le rodeaba y ante la que tenía necesidad de escribir, lo que la convirtió en
autodidacta, pues no disponía de medios con los que costearse una educación. La
vida le llevó, en aquellos tiempos convulsos, a afiliarse al partido comunista
(que todo el mundo tenemos algún momento equivocado en la vida).
Inteligente y voluntariosa,
se colocó de mecanógrafa, en 1928, en la editorial CIAP, la multinacional del
sector en esos años, y consiguió publicar su primer libro, Peregrinos del calvario. Casada con el ilustrador de fama Ramón
Pujol, con quien tiene un hijo, se separa y vuelve a Madrid, trabaja de
camarera y escribe este Tea Rooms,
ejemplo de literatura vivencial y, por lo tanto, testimonio de las condiciones
laborales y de existencia de un grupo de mujeres que, al inicio de cada, turno
cambian su vestimenta en un cuchitril, para realizar su trabajo, ante la vista
constante de la encargada.
Es un libro que se inicia
con rasgos de estilo vanguardista, tomados del mundo del film (cuyo ambiente
conserva toda la obra), tan grato al ultraísmo, que enseguida pasa a
descripciones de realismo tradicional, pues no en vano pretende emitir un
mensaje, dirigido ─creemos─ a la juventud obrera, la cual no está para
demasiadas florituras. Los personajes tienen la previsión de lo intencionado,
pero salvan el formalismo estereotipado y están dotados de ciertos recovecos
que los humanizan.
Después de ochenta y cinco
años de su publicación, Mujeres obreras
conserva bastante de su frescura inicial (y, por desgracia, de su actualidad),
y puede leerse con aprovechamiento.
Deliciosa novela que leí hace poco tiempo y que me descubrió a esta autora olvidada, en un relato que muy bien podría ser, como bien apuntas, por desgracia de actualidad, después de tantos años de su publicación.
ResponderEliminarUn abrazo
Luz
Ya lo creo, Ele. Bastante de actualidad. Aunque, eso sí, hemos mejorado bastante en condiciones de existencia.
EliminarAbrazos.
No lo he leído, pero creo que voy a animarme a ello.
ResponderEliminarGracias y saludos.
Seguro que te "toca" de alguna manera.
EliminarSaludos.
Siento decirlo pero no tenía idea de Luisa Carnés, creo que voy a mirar de encontrarlo el la biblioteca. Gracias Ignacio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Seguramente te sorprenderá, Conchi. Creo que favorablemente.
EliminarAbrazos.
No me entusiasmó, novela social muy esquemática en sus personajes y en su trama. En los años treinta tenía su razón de ser, ahora no. Me parece que los abusos que se producen y la censura sexual fuera de lo estereotipado están superadas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí. También es un testigo de lo que fue y lo que no es. Y de lo que fue y de lo que es.
ResponderEliminarAbrazos.