Jessie Hickman es una mujer
nacida en Australia a finales del siglo diecinueve. No pasa a la Historia por ser
alguien que aporte un invento o una idea, sino que es conocida por haberse
ganado la vida apropiándose de caballos u otros elementos necesarios para la
vida que se cruzan en su camino, lo que le aboca ineludiblemente ‒con lentitud‒
a toparse con las normas que rigen la sociedad para quien infringe el sagrado
derecho de la propiedad privada.
Sobre esta azarosa vida, otra
mujer australiana, Courtney Collins, ha entretejido un relato, devenido en
novela ‒Un mal día para nacer, según
han traducido The Burial‒, que
expande la crudeza de la trayectoria cuatrera por sus páginas, a través de
palabras depuradas. Según le va al guión como anillo al dedo, capítulos cortos,
diálogos de apenas una línea, espacios en blanco con construcciones aúreas,
apariciones cortas en escena, naturaleza de río, bosque y montañas, intercambio
de tiempos. Tal vez sobran algunas obviedades de novelista primeriza, pero no
puede negársele a la obra el atractivo que le confiere esa voz recién nacida ‒intemporal‒
que nos narra el entorno hostil y libre en el que vaga la amazona bandolera y
el resto de personajes.
No hay muchos libros que reúnan
tantos comentarios en tan escaso tiempo en este mundo de bitácoras. Ahí tenemos
a Devoradora de libros, y a Cómplice de tus lecturas, y a Adivina quién lee o a Especulacions d’un Neardenthal.
Tal vez no sea para tanto, pero agradecemos lo
eléctrico.
Cuando el río suena, agua lleva. Será que tiene gancho la narración.
ResponderEliminarSaludos.
Tienes bastante razón. La verdad que es una historia que engancha.
EliminarSaludos
apunto este libro en mi lista de libros pendientes, cada vez se hace mas extensa....
ResponderEliminarEspero que no se cruzara en su camino el único caballo de alguna familia humilde.
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