En tu país no hay luz / desde que tú viniste aquí
«Ha
salido el 52», me dice la Camarera. De vez en cuando jugamos a ver
quién acierta la procedencia de la gente desconocida que entra en la
cafetería. Llevaba perdidas cinco, así que me tocaba “pagar”.
Sacamos un número del 1 al 100. Es el año del que hay que elegir un
libro para comentar (Puede ser del siglo que prefiera a quien le
toca). Como no tengo mucho tiempo libre esta temporada, elijo uno
breve, de unas cien páginas, del pasado siglo: Helena
o el mar de verano.
Es
una obra que me cautiva y, al tiempo, me sume en la contradicción.
Julián Ayesta (1919-1996) pertenece a una conocida y pudiente
familia asturiana, y colabora con el franquismo desde sus inicios,
siendo embajador de España ya en los años cuarenta. No obstante,
releyendo este delicioso texto en los tiempos presentes, pudiera
pasar por ser una crítica encubierta al oscurantismo de las
situaciones que propiciaba la dictadura, especialmente en ambientes
religiosos.
Sorprende
que sea la única obra novelada del autor, más dedicado al teatro,
pues muestra una facilidad grande al describir escenas y paisajes,
siendo capaz de pintar espaciosos lienzos con breves trazos. Es el
paso de la adolescencia, en tierras de Asturias. Con constantes
referencias a la tradición, a las canciones (Si
viviera el tu padre, que yera tan buenu, / collarinos de plata
llevares al cuellu... / agora no, mio neñu, agora no; / agora no,
mio neñu, agora no)
y a los textos clásicos, especialmente a Virgilio (Fortunate
senex! Hic inter flumina nota / et fontes sacros frigus captabis
opacum...).
Y a Helena...
Aumenta
su atractivo (para mí, al menos) el fuera Ínsula la primera
editorial que lo publicara, allá en 1952, teniendo después 61
reediciones (incluidas las traducciones), varias de la mano de Jaume
Vallcorba, así la de Sirmio, de 1987 (Paene
insularum, Sirmio, insularumque / ocelle,
según reza Cátulo).
Hola Ignacio, disculpa mi ignorancia, pero nunca había oído el nombre de este autor, me pasaré por la biblioteca, a ver si encuentro esta novela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante la propuesta aunque entiendo las contradicciones, el título me parece muy sugerente igual que tu reseña, así que me lo apunto para leer este verano.
ResponderEliminarSaludos
Se lee de maravilla, Conxita. Seguro que lo disfrutas.
EliminarSaludos.
No lo conozco. Me lo apunto, por lo que cuentas debe ser una magnífica obra.
ResponderEliminarBesos
Yo creo que es magnífica, Celia, aunque ya sabes que los gustos literarios son muy distintos.
EliminarBesos.
Conozco el libro y me resulta muy atractivo.
ResponderEliminarSaludos.
Asi que coincidimos, Anónimo.
EliminarSaludos.
¡Hola, Conchi! Seguro que lo encuentras (creo).
ResponderEliminarUn abrazo.
No he acabado de entender el asunto de la camarera y la procedencia de los clientes con lo del libro... debo estar aplatanada por el calor y mis entenderas se han mermado.
ResponderEliminarNo he leído a este autor, no suelo leer teatro y si es su única novela será ese el motivo, de todas formas me doy por enterada.
Abrazos (con frescor haya dónde esté).
En fin, Laura, frescor hay por aquí. Así que puedes darte una vuelta. Y leer el libro en el viaje.
ResponderEliminarAbrazos.