Al escuchar el nombre de
Béjar (Salamanca) me viene a los ojos la ladera del Castañar en otoño ‒detrás,
la nieve‒. Pasear sus calles y disfrutar de la aparición de esos colores ‒tan
cercanos, tan límpidos‒ al asomarse a las callejas transversales resulta
embriagador. Quienes se han criado en la influencia de los castaños ya no
pueden olvidarlo. Leo Vivencias y
experiencias de un bejarano, de Cipriano Blázquez, y Recuerdos de una vida, de Ruperto Fraile, y sus páginas reafirman
esta impresión.
Con fama de liberal en el
siglo XIX al derrotar a las tropas isabelinas en septiembre de 1868, el Ayuntamiento
teje una red de escuelas que bien pueden pasar por modelo en aquellos tiempos.
Sin embargo, no faltan dichos como aquel de que Béjar, 40 tabernas y 1
librería. Hoy puede visitarse la biblioteca del Casino Obrero, convertido en
ateneo, con inicios en 1882, desde la que se trataba de culturizar al numeroso
elemento obrero de la ciudad, pues no en vano era uno de los centros textiles
con mayor producción en España (que inicia su declive en favor de Sabadell,
Tarrasa o Alcoy, más atentas a las leyes del capitalismo: concentración de
capital, comunicaciones, influencias políticas).
Igualmente en un marco
especial como es el antiguo convento de San Francisco se halla la biblioteca y
archivo municipal, más otras dependencias culturales, en la que consultar los
libros arriba señalados o documentos de época, así el censo padrón de
habitantes en 1910 (en la que se cuenta con cuatro librerías, que también
pueden dispensar zapatos o velas de cera de abeja, las cuales hay en número de
5 en el escudo de la villa).
En la noche, para distraer
el día, leo El hijo de Rembrandt, de
Robin. Béjar duerme ‒el tren recorriendo sus entrañas‒ en los susurros de sus fuentes,
parados el traqueteo de sus máquinas y el repique de sus campanas. En sueños,
desde el teatro, planeo sobre la ladera mullida de luz.
¡¡Allí escribí mi poemario, piel, allí quiero retirarme!!
ResponderEliminarUn Yuste apropiado, sin duda.
EliminarSaludos.
Describes unas imágenes de Béjar que invitan a visitar esa ladera del Castañar. El dicho de 40 tabernas y 1 librería se daba por muchos pueblos, hoy todo ha cambiado, sigue habiendo muchos bares o tabernas pero disfrutamos de librerías y hermosas bibliotecas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya lo creo, Conchi, las librerías y bibliotecas alegran nuestras calles.
EliminarEn cuanto a la descripción de Béjar, seguro que te quedaría una entrada chulísima. Ya sabes, un viajecico...
Abrazos.
Había escuchado a una gente amiga que estuvo en Béjar y quedó sorprendida.
ResponderEliminarHabrá que tenerlo en cuenta.
Saludos.
Creo que no defrauda.
ResponderEliminarSaludos.
Precioso recorrido por Béjar el que has hecho. La visité hace tiempo y me gustó, aunque me dio la impresión de ciudad en decadencia.
ResponderEliminarLibrerías y bibliotecas son la vida de las ciudades, buena seña que aun existan.
Abrazos!!
¡¡aandá! BERJAR .. la tierra de una amiguísima mía del blog, esta mañana precisamnete la contesté allí, conozco ese castaña del que hablas ..preciosa la sierra bejarana ... como precioso tu paseo por esta tierra ... gracias!!
ResponderEliminarun besito
.. subo que vi esto de reojo y bajé del piso de arriba; )
Hola Burgostecarios! Bellísima la descripción. Fue como recorrer estos preciosos lugares que describen, y bellísimas también las imágenes que acompañan. Por favor, sigan escribiendo entradas así. También soy bibliotecaria. Un gran saludo desde Buenos Aires, Argentina.
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