martes, 13 de diciembre de 2016

El padre de Blancanieves (Belén Gopegui y otras fantasías)

No hace mucho tiempo, en una ciudad mediana del Levante, se me acerca una mujer de aspecto agradable, con algo de misterioso descuido, y me pregunta de manos a boca «¿Has visto a mi esposo?,  hombre, ¿dónde puede estar ahora?». En medio de la sorpresa de la situación, de modo formal, le contesto «Señora, creo que se equivoca. Ni la conozco a usted ni conozco a su esposo». Con gesto enigmático, inclinándose ligeramente hacia mí, dice «Claro que lo conoces. Mi esposo es el zar de Rusia y está aquí de incógnito, esperando su momento. Y también sabrás de la familia imperial. Ella es la que me odia y persigue por ser yo tan hermosa, y quieren…».
En esa misma localidad, hace ya bastantes años ‒las dos únicas veces que he estado allí‒, conocí por breves momentos a una chica hermosa. Era novia de uno de los que trabajábamos en los hoteles en época veraniega. Por cualesquiera fatuidad de juventud, hice de Cyrano en alguna ocasión, pues este chico quería impresionarla con las pretendidas lecturas de las que se pavoneaba ante ella. Su incuria llegaba a que me pasaba las cartas de Isabela ‒que así se llamaba, y no voy a decir dónde vivía‒ para que le diera ideas al contestarla y no se ocupaba de que se las devolviera. Conservo cinco. En una de ellas escribe: «¿Tú sueñas? Yo sueño despierta… ¡Si fuera verdad todo lo que sueño!... Pero, como si fuera; me compenetro tanto con mis sueños que los creo verdad y vivo feliz…». Todavía no sé lo que hacía esta cenicienta con aquel adoquín.
El caso es que me proponía elaborar la entrada sobre el libro El padre de Blancanieves, de Belén Gopegui (algo premonitorio en algunos aspectos al estar escrito cuando aún no había llegado la crisis), en el que nos plantea la posición que vivimos ante la marcha de la sociedad y si es posible y viable tomar alguna postura de compromiso.
Algo ha hecho que uniera a la mujer del zar a Isabela y a Belén. Tal vez aquellos versos de Eça de Queirós: «Sobre a nudez forte da Verdade / o manto diaphano de Fantasía».

Salud.

3 comentarios:

  1. Curiosa entrada. En la vida pasan cosas curiosas.

    Genial la expresión "de manos a boca".

    Saludos.

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  2. Ya lo creo, Anónimo.

    La expresión ya está en desuso, pero me gusta.

    Saludos.

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  3. Qué barbaridad. Ni siquiera reclamó las cartas. Parece que lo que quería era ganar el trofeo, no conocer a la persona.

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