Hablábamos el lunes pasado
en el club de lectura de la variedad de voces narrativas que suelen tener los
textos literarios modernos en una misma obra, según hemos comprobado este
trimestre en los libros leídos. Así ocurre en Las hijas de Hanna de Marianne Fredriksson, en cuya historia la
autora narra el devenir de una saga familiar ‒léase también el de Suecia‒ a
través de tres mujeres, en distintos registros. Igualmente Elvira Navarro en La ciudad feliz se acerca a la vida de
la inmigración china y a la de la adolescencia desde la visión de un niño
venido del país asiático y una niña de barrio medio que contacta con un
indigente (con los detalles de bisoñez que muestra en la desmedida utilización
del su). Y en la misma línea se sitúa
El padre de Blancanieves de Belén
Gopegui, que concede un diario al personaje que más se mueve ‒Manuela‒ y
empareja al resto en diversas secuencias.
Estábamos, también, con
poemas de Stephen Dunn extractados de En
otro momento (obra ganadora del Pulitzer en 2001), así Frotar: «Una vez vi a una pintora untar pintura negra / en un mal
cielo azul, / después restregarlo hasta que esa mentira suya // desapareció. He
visto hombres encerar coches / con tanto empeño que despedían luz. / Cuando era
niño llevaba una piedra siempre en mi bolsillo, // pulgar e índice en
complicidad / con el agua y el viento, acariciándolo día y noche […] Pero pocas
cosas humanas pueden soportar / el ser frotadas demasiado ‒sé esto // y no
puedo parar‒. Si la belleza acude / será sobresaltada, escondiendo cicatrices,
/ hecha de lo que apenas puede perdurar». Introducido con la frase de Jim Opinsky
«Cualquier cosa que frotes lo suficiente / se vuelve bella».
Entonces abrió Casilda su
bolsa y dijo «os he traído un regalo». Y ahí nos obsequió -abrió nuestra sorpresa, frotó nuestras manos vacías- con la figura alada
de claro cerebro dulce corazón golera dorada y delicado frufrú. Agasajo contra la
rutina y el desaliento.
Gracias.
[Composición de Luis Jiménez Ridruejo]
Bonito cuadro Ignacio e interesantes propuestas.
ResponderEliminarTengo el libro de Las hijas de Hanna preparado para leerlo desde hace un par de semanas y aún no he encontrado el momento. Las otras propuestas que haces las desconocía, pero me las apunto.
Besos y espero que estés teniendo unas buenas fiestas.
Gracias, Conxita, igualmente mis deseos.
EliminarCasi seguro que te gustará Hanna (cuando encuentres el hueco apropiado).
Besos y Feliz Año.
Siempre es una alegría recibir un regalo inesperado. ¡Cuanto más ahí!
ResponderEliminarSaludos.
Pues, sí, Anónimo. No queda de más el que alguien se acuerde del resto de la gente.
EliminarSaludos y Feliz Año.
Vaya lienzo; y encima de regalo. Felicidades.
ResponderEliminarYa, ebge, aunque, claro, no es para comerse el bombón.
Eliminarjaja nunca hubiera pensando q frotando las cosas se volvieran bellas, pero tras leer este precioso poema hasta puede ser verdad, lo q sí es cierto es que el brillo se consigue por frotación y sí, casi todo lo que brilla tiene un componente enorme de belleza ... en todo caso me he acercado a deserte todos lo mejor para este nuevo 2017 a punto de comenzar y sobre todo agradecer todas las letras q tan amablemente mesa regalado en le 2016 q vamos a tener que dejar de frotar haya o no haya sido bello ; )
ResponderEliminarUn beso graaande IGNACIO y muy feliz 2017 !!!
... nos vemos / leemos en él ; )
Gracias, María. Yo también agradezco en lo profundo tus letras regaladas. Y entro en el año con la esperanza de continuar disfrutando de ellas.
EliminarBesos (blancos) enormes.
Ignacio
Solo he leído de las novelas que comentas, Las hijas de Hanna de Marianne Fredriksson (de hecho he leído cuatro de sus novelas y todas me gustaron).
ResponderEliminarLos regalos siempre son bienvenidos, así que a disfrutarlo.
Mis mejores deseos para el 2017 (igual esos deseos también son blancos jajaja).