La otra tarde, tomando un
café, alguien le preguntó a una amiga viajera viajera de las que estaban allí a
qué país, de tantos que ha visitado, volvería. «Sin duda, a Japón», contesto.
«¡Anda! ‒dije‒, curiosamente estoy leyendo un libro de esa tierra. Se trata de Máscaras femeninas, de la escritora Fumiko
Enchi (1905-1986); tal vez te gustaría leerlo, aunque no sé si te has
encontrado en los ambientes que has vivido situaciones y personajes de la
novela, pues se presume un mundo profundo entre sus líneas».
El título ‒Onna-men‒ alude a la división en tres
capítulos, intitulado cada uno con el nombre de una máscara de madera del
teatro Noh: Ryoo no onna, la mujer
espíritu o fantasma, demacrada con el paso del tiempo por sus apasionados
apegos; Masugami, la joven
desquiciada, representada por el cabello enmarañado, símbolo de la mente
trastornada; Fukai, mujer de edad
mediana, melancólica, desgarrada por la separación del ser querido. En la trama
aparecen (algo que me sorprende) los espíritus y sus posesiones de personas.
Parece que los hombres son títeres de las firmes voluntades femeninas, aunque
estas tienen que sufrir humillaciones debido a la jerarquía social y ello marca
su conducta. Narración asombrosa e inquietante. Seducción, infidelidad,
lirismo, sutileza…
Estaba comenzando este
último párrafo, cuando se me ha aparecido el coro de mujeres del opus 117 de
Beethoven, de la ópera Rey Stephen. Me agrada tanto escucharlo que creo que
encaja aquí de maravilla (con su regalo final):
Salud.
No deja de impresionar que haya actores que dediquen la vida a estas máscaras.
ResponderEliminarHermosa música.
Saludos.
La verdad que los mundos sugeridos por ese teatro japonés son muy amplios.
EliminarGracias.
Saludos.
Bonita música la que acompañas a tu reseña, es perfecta y sí encaja muy bien.
ResponderEliminarA mi no me acaba de convencer la literatura oriental pero tus palabras describiendo el libro son muy interesantes, me lo apunto por si me decido a darles más oportunidades.
Un beso
Gracias, Conxita.
EliminarLo de "encajar", ya sabes que en cualquier momento (por fortuna) cambian nuestra preferencias.
Besos.
Nunca se me hubiera ocurrido unir a Beethoven con la cultura oriental pero tienes razón... jaja
ResponderEliminarMe paree muy entrenaste lo que cuentas de esta novela, las mujeres somos poliédricas ... bueno, los hombres en general pero seguramente por tener más presente el lado emocional de todo se nos dispara la vida en donde a vosotros todo es como más contenido.. tiene muy buena pinta la novela, me atrae muchísimo la cultura oriental, su elegancia, su minimalista... su extremo respeto .. y es curioso porque mi naturaleza extrovertida e incluso en ocasiones excesiva circula en linea opuesta.. será por eso que los polos opuestos se atraen ; )
Muchos besos Ignacio y feliz finde tras este largo acueducto !!
Vale, María. Es de una claridad meridiana lo que escribes, si pasamos por alto lo de "entrenaste" por "¿interesante?" y alguna elipsis. Nada de importancia.
EliminarPero, sí, tiene elegancia, minimalismo, respeto extremo... y polos opuestos.
Besos, también, a ti, chica (a pesar de que no he tenido ese largo acueducto).
jaja siento lo malísimamente mal escrito ue te he dejado el comentario.. me están llamando y he escrito a carrera tendida .. no sé si entenderás algo... perdón!
ResponderEliminar; )
Hola Ignacio, creo que Beethoven encaja en toda cultura y lugar. He leído poco sobre literatura oriental, pero nunca es tarde para hacerlo de nuevo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ya lo creo, Conchi. A mí es una canción que me subyuga.
EliminarAbrazos.
Tres versiones de la mujer que no parece dejarnos en muy buen lugar, ¿o no es así? Me ha inspirado mucha curiosidad esta novela pese a que la forma de narrar de los escritores/as asiáticas me cuesta. Por eso me sorprende esa unión atípica que has realizado, muy original.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!!
La verdad que son caracterizaciones hechas por una mujer, Fumiko, y ciertamente representan personalidades extremas femeninas.
EliminarLa literatura.
Abrazos.
Con esa alegre melodía llena de fresco encanto, la primera parte de la coral parece un canto navideño. Siempre tan desbordante Beethoven.
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