¿¿¿SOMOS LO QUE... COMEMOS O LEEMOS???

Esta es una disyuntiva que se me ha planteado así sin más ni más esta mañana fría y gélida del verano Burgalés, no es que quiera meterme con su clima pero estos cambios tan bruscos de temperatura, un día treinta y tantos grados y otro catorce te dejan confundido y un poquito raro.

Cada día al ir a preparar el menú, intento que la comida sea equilibrada, un poquito de verdura, poca proteína, fruta... se intenta variar para no aburrir al personal y encima cuidar de su salud, y encima que les guste, y encima que se lo coman que eso es lo peorcito de todo.

Esta labor marujil donde las haya pero total y absolutamente necesaria para vivir me lleva de nuevo a pensar que igual que alimento mi cuerpo con dedicación, a veces con demasiada aplicación y entusiasmo debería hacer lo mismo con lo que leo, con lo que ello supone, ponte a buscar un libro que no sea demasiado aburrido, que esté bien escrito, que tenga una temática atractiva, que no sea muy crudo que me gusta todo bien pasadito osea que sea un buen libro.

El problema se plantea cuando debo buscar por un lado la comida, es una tarea que si se hace con rapidez conduce a que te lleves a casa manzanas golpeadas o con pieles de cartón (hace mucho que ya no se ven gusanitos), pescados que cantan odas a distancia o filetes que para partirlos necesitas la rotaflex.

Cuando busco un libro para leer me pasa un cuarto de lo mismo, es raro aunque me ha ocurrido el elegir al azar uno y que me haya gustado, prefiero el investigar, preguntar, leer las reseñas, conocer un poquito al autor (si me cae bien por lo que sea lo leo con mejor disposición) pero alguna vez he caído en la trampa de lo superfluo ¡con lo bonita que es esta portada, seguro que el interior debe ser parecido...! noooo, nooooo ¡cuidado! que las editoriales son muy pillas es la manzana de blancanieves, como la muerdas....