Tomaba el café mañanero el
pasado sábado divagando por entre los artículos contra la censura y el
incorrecto uso del lenguaje de Larra (1809-1837), allá en Calle del Rector
Tovar de Salamanca, delante de uno de los grandes ventanales de que dispone la
cafetería de nuestro Fígaro cavilando si ‒en su honor‒ tomaría también unos
churros lo que descarté al no haber pedido chocolate, cuando me llamó la
atención una pintada que había en el edificio de enfrente (que comparte calle
con el colegio Francisco de Vitoria), en la que simplemente se leía ¿madurar?, escrito a tiza o yesón.
Se disiparon mis deseos de
acompañar el brebaje y me fijé detenidamente en el mensaje (pues así me pareció
aquello), adornado con una serie de elementos: un corazón, una nube, una flor,
un sol. Y debajo Lucy y. Mucha
atención. Alguien hablaba públicamente a otra persona y deseaba dejar
constancia ante el resto de ello. Podría haber vuelto la vista unos años atrás
y “deducir” que… Pero preferí contemplarlo ‒suele obtenerse más de la
contemplación que de la búsqueda o la persecución‒ como a este nuevo día. Tal
vez sea de alguien que termine en la política o en la revolución. Tal vez sea
la primera voz propia de una larga existencia reflexiva activa. ¿Qué te parece?
Esta otra sí que la entendí. La
(madura) pareja que caminaba delante de mí traducía con mucha seguridad: «Aquí
fue el señor mmmm Antonio Nebrisense muy importante que velaba para las
barbaridades; bueno, más o menos».
En Calle Libreros, algo más adelante que este Vitor dedicado a Nebrija, batallador contra la ignorancia, se encuentra un tercer mensaje en lo que es un local que no acaba de cuajar como bar:
Riqueza de las paredes.
Me encanta el arte de la calle, los grafitis, las pintadas a gritos. Expresan mucho, es el corazón de la ciudad que late. Un beso
ResponderEliminarYa lo creo que dan vida a la ciudad, Mere.
EliminarUn beso.
Las paredes hablan con más libertad que los ciudadanos, estas son muy originales.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Julia, no deja de ser un entretenimiento activo el recorrer una ciudad y fijarse en ellas.
EliminarUn abrazo
Me encantan esos títulos inscritos en las paredes en Salamanca (como por ejemplo ese, dedicado al guerrero contra la ignorancia). Me gustan su color y su tipo de letra.
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