"el hongo la roya amenaza seriamente el modo de vida y la seguridad alimentaria de los que dependen de la industria del café, especialmente los pequeños agricultores”, reconoce la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (usaid).
Tomamos el café del viernes,
edulcorado normalmente con el horizonte de libertad de cuando esperan dos días
sin la obligación de los horarios laborales (aunque la Camarera tiene mucho que
decir ante eso), pero hoy sabe un tanto amargo. La roya del café ‒Hemileia vastratrix‒ continúa
destruyendo plantas en los cafetales de América. Tal vez un 30% de la cosecha.
Afectando sobre todo a nueve países, en los que muchas familias dependen de
este producto. Detectada ya en el siglo XIX, en Sri-Lanka, pasa en el XX a
Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Jamaica,
Nicaragua, Venezuela. Los tratamientos fitosanitarios han tenido controladas
las plagas, pero en los últimos años el problema se desboca: por la inmunidad
que adquiere el hongo, por el cambio climático (al subir el calor en zonas
altas), por la vejez de los cafetales, por dificultades para plantar variedades
más resistentes…
Puede ser que unas quinientas mil
personas emigren hacia el Norte rico, además de las que se vean sumidas en la
necesidad. El hongo debilita a la planta, impide que madure el fruto y lo hace
caer. Se propaga a través del viento.
¡Menudas metáforas para esta
soleada mañana de viernes!
con lo que me gusta disfrutar de un buen café....
ResponderEliminarYa lo creo, Karin, esperemos que se arregle el asunto.
ResponderEliminarYa lo creo, Karin, esperemos que se arregle el asunto.
ResponderEliminarTodo son dificultades para esta nuestra humanidad. Creíamos dominar a la naturaleza, y resulta que, al final, solo la empujamos en nuestra contra.
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