En un rincón del mirador de casa
hay un rosal. No tengo buena mano con él. Me digo que es porque lo compré en el
supermercado y no sabe muy bien de estaciones. Tal vez lo aguachino en la
creencia de que le viene bien el riego frecuente, pero lo cierto es que cuando
la tierra está húmeda, se van secando las hojas hasta quedar completamente
apocado. Entonces lo olvido a la espera de que algún día tenga tiempo de vaciar
el tiesto en una bolsa y echarlo a un contenedor. Cuando han pasado días y
días, incluidos los de espléndido sol, que le dan directamente, en algunas de sus
ramas brotan esas pequeñas hojas que me alegran el día al contemplarlas.
Hace tiempo decíamos ‒se decía‒
que la editorial Akal estaba financiada por un partido (para dedicarse a los
libros universitarios). Editaba libros que, en tiempos algo complicados, podían
contraponerse a los de Rialp o cosas así. En esto que, visitando librerías, se
pueden encontrar unos breves textos (de unas sesenta páginas) que hablan de
educación, muerte digna, crisis ecológica, memoria histórica, fronteras,
educación y otros asuntos de cada día. Tienen su línea, claro, la de la
editorial y la de una fundación, pero vienen a recordar obviedades que solemos
dejar en el rincón.
Por hoy, dado que esta es una
bitácora bibliotecaria, apuntamos la existencia de Qué hacemos para construir un discurso disidente y transformador con
aquello que hoy sirve para enmascarar la realidad y transmitir ideología: la
literatura. No es que pueda hacerse mucho. La ignorancia sí que transmite.
La cultura está en el rincón.
Pues de Akal tengo algunos libros pero de título menos enjundioso que el que hoy nos traes. Un discurso transformador, saber darle la vuelta a la tortilla... buen aprendizaje.
ResponderEliminarSaludos,
Iguamente, Carmen, nunca está de más el parendizaje.
EliminarSaludos.
Queda por saber qué es lo que hay que transformar.
ResponderEliminarSaludos.
Fíjate, Anónimo, lo que acabas de proponer. Lo dejaremos para la siguiente.
EliminarSaludos.
Qué ilusión ver esas pequeñas hojitas en la mustia maceta. Y, qué mérito, con muy poco esfuerzo han surgido.
ResponderEliminarLa verdad es que con tanto cuidado, a veces, atosigamos, sobreprotegemos, hay que dejarles cierta independencia, aunque tengan raíces.
ResponderEliminarBesos rosas.